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Hacer planes en Cádiz no es fácil. Y no porque falten atractivos, sino por todo lo contrario. Los encantos de esta provincia andaluza son innumerables. Su capital es la ciudad habitada más antigua de Europa; de hecho, ha sido testigo de tres mil años de historia y grandes acontecimientos. Tierra adentro nos espera una ruta inolvidable, la de los pueblos blancos. Y en los 260 kilómetros de la Costa de la Luz se esconden rincones para disfrutar del sol, del mar, de los deportes acuáticos y de unos atardeceres mágicos. Son estos rincones los que vamos a recorrer para descubrir algunas de las playas más bonitas de Cádiz.
Playas de Cádiz
Playa de los Lances en Tarifa
Con 20 kilómetros de costa, Tarifa tiene el privilegio de contar con algunas de las playas más espectaculares de la provincia de Cádiz. La de los Lances es, además, una de las más amplias gracias a sus más de siete kilómetros de longitud y 120 metros de ancho. Pero es especial por otros motivos: por un lado, porque se encuentra en una localización privilegiada dentro del Parque Natural del Estrecho, en el punto más próximo al continente africano, cuya silueta es perfectamente visible; por otro, porque es un pequeño paraíso para los amantes de los deportes acuáticos de tabla.
Playa de Bolonia en Tarifa
No solo está considerada como una de las mejores playas de Cádiz, sino de España. La de Bolonia es una playa virgen, rodeada de un entorno natural en el que la mano del hombre prácticamente no ha intervenido. Sus cuatro kilómetros de arena blanca, la imponente duna de más de 30 metros de altura que la protege, así como unas aguas limpias y azules, la convierten en un pequeño paraíso para disfrutar de cada segundo con y sin bañador.
Pero aún espera una sorpresa más en este rincón lleno de encanto: las ruinas de Baelo Claudia. Se trata de una antigua ciudad romana ligada al comercio. El motivo de su esplendor fue la elaboración del garum, una salsa entonces muy apreciada que se elaboraba a base de vísceras fermentadas de pescado.
Playa de Valdevaqueros en Tarifa
La de Valdevaqueros es auténtica y salvaje. Es una de las playas de Cádiz más espectaculares por su entorno casi virgen dominado por dunas interminables. Pero además, el indomable viento de levante sopla en ella con fuerza durante casi todo el año; por eso, es habitual ver en sus aguas a deportistas practicando kitesurf y windsurf. Mientras, los menos aventureros se quedan en la arena haciendo volar sus cometas o, simplemente, paseando por sus cuatro kilómetros de arena fina y dorada.
Playa de Los Alemanes en Tarifa
Su nombre tiene una curiosa explicación. Durante la Segunda Guerra Mundial, esta playa era lugar de vigilancia y aprovisionamiento de barcos alemanes que pasaban por el Estrecho. Tras el final de la contienda, a ella volvieron algunos nazis, que se asentaron aquí con sus familias buscando el anonimato.
Casi cien años después, esta playa sigue siendo un lugar tranquilo, poco masificado incluso en verano. Es un kilómetro y medio de arena fina entre los cabos de Gracia y de la Plata con unas aguas tan cristalinas como frescas. Por todo ello, es una de las playas de la provincia de Cádiz preferidas por quienes buscan un lugar para desconectar de todo. Un detalle: aunque administrativamente pertenezca a Tarifa, está a un paso de Zahara de los Atunes.
Playa del Faro de Trafalgar en Barbate
La figura del faro domina esta playa de algo más de dos kilómetros y prácticamente virgen. Pero hay que tener mucho cuidado en ella porque es tan fascinante como peligrosa. Aquí las aguas son bravas turbulentas y hay una pendiente muy pronunciada al entrar en el mar. En cualquier caso, es uno de los lugares que ver en Cádiz no solo por su belleza, también por todo lo que históricamente significa.
Frente a esta playa tuvo lugar en 1805 la famosa batalla naval de Trafalgar, en la que la que la flota franco-española sucumbió frente a la inglesa, capitaneada por el comandante Nelson. A los pies del faro, además, se pueden contemplar los restos de una vieja torre vigía de la época de Felipe II. Y un poco más allá, lo que espera son vestigios de la época romana.
También mirando al faro se puede disfrutar de otra playa espectacular, la de Zahora. Es de aguas más tranquilas, lo que permite disfrutarla en familia. Y tiene el añadido de unas puestas de sol espectaculares. Disfrutar de ellas, desde aquí o desde cualquier otro punto de la Costa de la Luz, es una de las actividades que sí o sí hay que hacer en Cádiz.
Playa de Zahara de los Atunes
Es una playa animada, con todos los servicios para pasar una jornada agradable. Pero es a la vez un lugar para disfrutar en todos los sentidos. Por un lado, sus aguas invitan a practicar el windsurf y el submarinismo. Por otro, sus cinco kilómetros de arena, que roza cien metros de anchura en algunos puntos, son perfectos para dar relajados paseos. Y sus chiringuitos hacen imposible resistirse a probar algunas de las delicias culinarias de la zona, desde el pescaíto frito al arroz con pescado. Y, si de pescados hablamos, lo que hay que degustar sí o sí es el atún de almadraba.
Calas de Roche en Conil de la Frontera
Acantilados de color rojizo protegen una sucesión de calas encantadoras al norte de Conil, entre el puerto y la urbanización de Roche. Son calas habitualmente tranquilas e íntimas por su complicado acceso y en ellas se practica el nudismo, especialmente en la del Pato. Cuando la marea baja es posible pasar de una a otra, pero cuando está alta prácticamente desaparecen. Merece la pena disfrutarlas desde la arena, a la que se accede bajando escaleras, y desde lo alto. Desde cualquier punto el panorama es mágico, sobre todo cuando el sol comienza a descender.
Playa El Palmar en Vejer de la Frontera
La única playa de Vejer de la Frontera es un pequeño paraíso al que se accede por unas pasarelas de madera para preservar el sistema dunar que aquí se conserva. Ya junto a la orilla del mar, lo que nos espera es un arenal de 8 kilómetros. Sus aguas trasparentes y poco profundas hacen que sea un escenario perfecto para una jornada playera en familia. El inconveniente es que es una playa ventosa. Pero lo que a unos puede incomodar a otros les hace disfrutar de lo lindo, ya que el viento levanta olas ideales para la práctica del surf.
Playa Alcaidesa en la Línea de la Concepción
Es una playa diferente a cualquier otra de Cádiz. ¿La razón? Su arena oscura, de un tono grisáceo. A esa peculiaridad hay que sumar unas vistas magníficas del Peñón de Gibraltar. Esta es una playa amplia, accesible y con todos los servicios para disfrutar de un día tranquilo. Además, dispone de una zona para la práctica del nudismo. ¿Algo más? Sí, ha obtenido un distintivo muy especial: el de la Bandera Ecoplaya, un reconocimiento que se otorga a playas que destacan por su calidad medioambiental.
Playa de la Media Legua en Sanlúcar de Barrameda
Darse un baño o tomar el sol con la vista del Parque Nacional de Doñana enfrente es un pequeño lujo. Pero esta playa es famosa, al igual que la vecina de Bajo de Guía, por algo más: las carreras de caballos que aquí tienen lugar durante el mes de agosto. Disfrutar de ellas es uno de los planes en Cádiz más emocionantes.
Esta singular competición ecuestre se celebra desde 1845. Las playas de Sanlúcar de Barrameda se transforman en un espectacular hipódromo en el que compiten grandes jinetes y se mueven apuestas. Un acontecimiento que cada año atrae a miles de visitantes,;de hecho, es Fiesta de Interés Turístico Internacional. Y una pequeña curiosidad: las fechas varían, dependen del calendario de mareas.
Playa de la Cortadura en Cádiz
Acabamos este recorrido en la capital, en la Tacita de Plata. Entre todo lo que hay que ver en Cádiz hay que incluir sus playas. Tal vez la más famosa sea la de la Caleta. Pero, si hay una especial, esa es la de la Cortadura. Es una playa virgen con un cordón de dunas a su espalda y una plataforma rocosa que se puede ver cuando baja la marea.
Dedicar unas horas a relajarse en esta playa es una buena forma de hacer un paréntesis en la visita a la ciudad o de recuperarse después de un día agotador. La playa está alejada del centro, pero es tranquila y tiene todo lo necesario para pasar un buen rato.
