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Parecidos razonables o cómo viajar por el mundo sin salir de España

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España es un país de contrastes, de paisajes maravillosos, de pueblos medievales y de ciudades llenas de sorpresas. Un país donde cada rincón encierra una historia, una leyenda, un sonido o un aroma. A veces buscamos destinos exóticos o joyas muy lejanas sin pensar que mucho más cerca, sin salir del territorio nacional, tenemos lugares muy similares. Esta es una pequeña lista de esos parecidos razonables que invitan a quedarse y a descubrir un país tan fascinante como es España.

Paisajes del mundo con parecidos razonables en España

Brihuega (Guadalajara) y Provenza (Francia)

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Campos de lavanda de Provenza, en la foto de arriba, y Brihuega, en la foto de abajo. | Shutterstock

Julio es el mes de la floración de la lavanda. Hileras infinitas de flores surcan los campos hasta donde se pierde la vista y tiñen el paisaje de un intenso color morado. Es una de esas postales tan bellas como efímeras que permanecen en la memoria. Y no hay que viajar a la Provenza para disfrutar de ella. Los alrededores de la localidad alcarreña de Brihuega bien podrían confundirse perfectamente con la región francesa. Pero aquí, además, la floración se vive como una auténtica fiesta.

Salto del Nervión (Álava) y cascada de Haifoss (Islandia)

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Cascada de Haifoss, en la foto de arriba, y Salto del Nervión, en la foto de abajo. | Shutterstock

Uno de los grandes atractivos de Islandia son sus magníficas cascadas, la de Haifoss, en concreto, es la segunda más alta del país, con una altura de 120 metros en los que el agua se precipita a un profundo cañón. Pero no hay que viajar miles de kilómetros para ver un espectáculo tan magnífico como ese. Entre Álava y Burgos, el río Nervión se precipita aún desde más altura, desde 220 metros, en el salto de agua más alto de España y segundo de Europa.

Playas de Menorca y Formentera y La Digue (Seychelles)

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Playa Grand Andse (Seychelles), en la foto de arriba, y playa de Mitjaneta (Menorca), en la foto de abajo. | Shutterstock

Podríamos ver infinidad de fotos de playas españolas y pensar que son imágenes tomadas en el Caribe o en las Seychelles. Pero esas playas idílicas de arenas blancas y aguas turquesas no son un patrimonio exclusivo de esos lugares. Menorca y Formentera están salpicadas de arenales maravillosos donde olvidarse de todo. El parecido de algunos de ellos con esas otras playas situadas a miles de kilómetros es, en algunos casos, más que notorio. Con una ventaja: están infinitamente más cerca.

Monte Cabezón (Cantabria) y Sequoia National Park (California, Estados Unidos)

secuoyas
Sequoia National Park, en la foto de arriba, y Monte Cabezón, en la foto de abajo. | Shutterstock

En Cabezón de la Sal hay un monte singular: lo forman más de 800 secuoyas y son tan altas que los rayos solares apenas alcanzan el suelo. Es el resultado de la intervención del hombre, que aquí tuvo este resultado tan sorprendente. ¿Qué ocurrió? Las secuoyas se plantaron a mediados de siglo pasado dentro de unos planes de explotación maderera que nunca se llevaron a cabo. Hoy este bosque está considerado como monumento nacional. Evidentemente, es mucho más modesto que el parque nacional norteamericano, pero las similitudes son evidentes.

Barranco de las Vacas (Gran Canaria) y Cañón del Antílope (Arizona, Estados Unidos)

Cañón Antílope
Cañón del Antílope, en la foto de arriba, y barranco de las Vacas, en la foto de abajo. | Shutterstock

El cañón del Antílope, en Estados Unidos, es uno de esos lugares que parecen imposibles, casi de otro planeta. En él la erosión ha creado un paisaje onírico de formas sinuosas y colores sorprendentes. Y tiene una pequeña copia en la isla de Gran Canaria. Salvando las distancias y las dimensiones, el parecido del barranco de las Vacas es más que aceptable. Una especie de hermano pequeño que hasta no hace mucho era uno de los lugares más singulares, pero también menos conocidos de la isla.

La Médulas (León) y el valle Rojo (Capadocia, Turquía)

La Médulas
Valle Rojo, en la foto de arriba, y Las Médulas, en la foto de abajo. | Shutterstock

Este es otro de esos ejemplos de cómo dos lugares separados por miles de kilómetros pueden tener parecidos razonables. Y los tienen a pesar de la distancia y de que la mano que los ha esculpido es muy diferente. En el caso del valle Rojo, es la erosión la que durante millones de años ha moldeado el terreno para dar forma a un paisaje en el que la roca rojiza es la protagonista. En cambio, en Las Médulas fue el hombre el que talló el paisaje. ¿La razón? En tiempos de la Antigua Roma estos terrenos albergaban las minas a cielo abierto más grandes del Imperio.

Monumentos, edificios y otros lugares con parecidos razonables

San Juan de Gaztelugatxe (Vizcaya) y Agios Ioannis (isla de Skopelos, Grecia)

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Agios Ioannis, en la foto de arriba, y San Juan de Gaztelugatxe, en la foto de abajo. | Shutterstock

Ambos son lugares muy cinematográficos. San Juan de Gaztelugatxe por aparecer en la archiconocida serie Juego de Tronos y Agios Ioannis por protagonizar una de las escenas finales de la película Mamma Mía. Más parecidos: ambas ermitas se asoman al mar desde un promontorio rocoso unido a tierra por una pequeña franja de terreno. Además, para llegar a cualquiera de ellas es necesario ascender por unas escaleras tan empinadas como encantador es su final.

Iglesia de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir (Valencia) y Capilla Sixtina (Ciudad del Vaticano)

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Capilla Sixtina, en la foto de arriba, y Iglesia de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir, en la foto de abajo. | Shutterstock

La Capilla Sixtina es única e incomparable, nada hay que pueda imitar a los frescos que la mano del grandioso Miguel Ángel pintó en el ábside y la bóveda. Es cierto. Pero en Valencia hay un lugar que, al menos, recuerda al Vaticano. Las bóvedas de la iglesia de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir están magníficamente decoradas con frescos que narran la vida de los dos santos. Su diseño corrió a cargo del pintor de cámara de Carlos II, Antonio Palomino. Pero fue su discípulo, Dionís Vidal, quien lo ejecutó entre 1697 y 1700.

Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial (Madrid) y Biblioteca Nacional de Praga (República Checa)

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Biblioteca Nacional de Praga, en la foto de arriba, y Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial, en la foto de abajo. | Shutterstock

Las bibliotecas históricas son mucho más que lugares donde se acumula el saber. En ocasiones, son auténticas obras de arte. Es una característica que comparten la Biblioteca Laurentina del Monasterio de El Escorial y el Klementinum de Praga. Una es renacentista y la otra barroca, pero las trabajadas estanterías que albergan sus colecciones, los frescos de los techos y los antiquísimos globos terráqueos que decoran las salas les otorgan un parecido más que razonable.

Palacio de La Granja de San Ildefonso (Segovia) y Palacio de Belvedere (Viena, Austria)

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Palacio de Schönbrunn, en la foto de arriba, y Palacio de La Granja de San Ildefonso, en la foto de abajo. | Shutterstock 

Salvando las dimensiones, bastante mayores en el caso del palacio austríaco, hay grandes similitudes que acercan nuestro Palacio de La Granja al de Belvedere de Viena. Por un lado, porque ambos fueron concebidos como lugar de descanso y recreo. Por otro, porque sus magníficos jardines recuerdan en cierto modo a otro gran palacio europeo, el de Versalles. Pero hay algo que distingue al palacio segoviano: esas fuentes que cuando están en funcionamiento dan vida a un espectáculo mágico.

Mogarraz (Salamanca) y Rouen (Francia)

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Rouen, en la foto de arriba, y Mogarraz, en la foto de abajo. | Shutterstock

La arquitectura de entramados de madera es típica en muchos lugares de Europa, como en Normandía, Bretaña o Alsacia en Francia o como en buena parte de Alemania. Y es cierto que en ambos países hay localidades increíbles en las que admirar este tipo de arquitectura. Pero no hay que irse tan lejos para ello. En el corazón de la sierra de Francia hay localidades maravillosas como Mogarraz donde este tipo de construcción aún se conserva. Y lo mismo ocurre en otros puntos de Castilla y León y de Extremadura.

Más lugares en España con parecidos razonables

Las lista de rincones de España que recuerdan a otros muy lejanos es mucho más amplia: el desierto de Tabernas en Almería y el de Utah en Estados Unidos, los órganos de La Gomera y la Calzada de los Gigantes en Irlanda, los Picos de Europa y los Dolomitas en Italia o la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia con la Casa de la Ópera de Sídney, entre otros. No hay, por tanto, que viajar miles de kilómetros para descubrir lugares fascinantes, a veces los tenemos mucho más cerca de lo que imaginamos.