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Mogarraz, belleza y recuerdo colectivo en la Sierra de Francia

Mogarraz, Mogarraz, belleza y recuerdo colectivo en la Sierra de Francia

Mogarraz se localiza en plena Sierra de Francia, llamada así porque fue repoblada por los galos allá por el siglo XI. Supieron ver, antes que nadie, lo próspero de esta tierra: al cobijo de las montañas, entre grandes bosques, bañada por riachuelos. Esta comarca de Salamanca es uno de esos paisajes castellanos que hay que descubrir tranquilo, con tiento, atento. Dentro de la ruta que puede trazarse en torno a sus verdes formas, Mogarraz ocupa un lugar especial. Conocido como el pueblo de las caras, su belleza y su historia lo convierten en una parada obligatoria en el camino de cualquier persona que valore esto del viajar.

Un paseo por el pueblo de las caras

Ermita y cruceiro de Mogarraz
Ermita y cruceiro de Mogarraz. | Shutterstock

Mogarraz fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en el año 1998. De su aspecto hay que destacar aquello que caracteriza a todos los pueblos de la Sierra de Francia. Sus calles empedradas son el refugio de numerosos edificios que siguen los patrones de la arquitectura serrana. Las fachadas de estas casas destacan por estar construidas con una base de granito en su planta inferior, mientras que la superior se recubre de grandes tramoneras. La mayoría, hoy en día, están decoradas con vistosas flores de colores que intensifican los colores de las construcciones.

Entre los monumentos de este pueblo salmantino pueden destacarse dos. Por un lado, la pequeña ermita del Humilladero, que data del siglo XIII. A este rincón de Mogarraz, como a todos los demás, se llegará a través de un paseo tranquilo que no requiere de mapas. Una vez allí, además de detenerse en los detalles del templo, debe descubrirse el cruceiro que se localiza en la parte trasera de este. La llamada Cruz de los Judíos, cuyo capitel está decorado con calaveras, se levantó en el siglo XVII.

También debe visitarse la Iglesia Nuestra Señora de las Nieves, de estilo renacentista. Mogarraz, como todo núcleo de población, necesitaba de una iglesia, así que en el siglo XVII se levantó este lugar donde reposa la Virgen de las Nieves, la patrona del pueblo. Destaca también la Torre del Campanario, que se construyó a comienzos del siglo XVIII con funciones defensivas. Mogarraz, a pesar de ser un pueblo de pequeñas dimensiones, tiene sorpresas para el visitante.

La historia de los retratos de Mogarraz

Retratos de Mogarraz
Retratos de Mogarraz. | Shutterstock

Sin duda la mayor de esas sorpresas es la exposición permanente que desde hace casi quince años adorna las calles. Llamada Retrata2/388, tiene su primer origen en 1967. En ese mismo año, a toda la población de Mogarraz le tocó hacerse o renovarse el DNI, por lo que cada persona tenía que presentar una fotografía que ratificase su identidad. Pero en aldeas como esta era difícil llevar a cabo, a finales de los años sesenta, semejante misión. Salamanca, entre carreteras comarcales y sin muchos medios para desplazarse, quedaba lejos. Suerte que se encontraba por allí un ilustre vecino que había regresado de las Islas Canarias con una cámara fotográfica en mano. Colocó a todos los habitantes delante de una sábana blanca y comenzó a disparar (fotos, se entiende). De este trámite burocrático surgió una inmensa colección de fotografías que son, de manera conjunta, el retrato de un momento, de una época.

A comienzos de siglo, estas fotografías reaparecieron. Parece que la primera idea fue digitalizarlas, pero por allí andaba, de nuevo, otro vecino ilustre. En esta ocasión, Florencio Maíllo, artista y natural de Mogarraz. Había vivido con cinco años ese evento fotográfico y el hallazgo del resultado de aquel día de comunidad lo golpeó como solo golpean los recuerdos de la infancia. Así que tuvo una idea: tomar esas fotografías y convertirlas en retratos pictóricos, regalárselas a sus protagonistas o descendientes y decorar con los cuadros, durante un tiempo, el pueblo.

“En su resolución confluyen, hermanándose, dos aspectos que estuvieron presentes en mi infancia, por un lado, los escenarios, calles y viviendas de los protagonistas, y por otro, la presencia de hombres y mujeres que en ese periodo convivían en la localidad”, cuenta el propio Maíllo en la página web creada a propósito de la exposición. “En aquella fecha apenas contaba con cinco años, de ahí que los retratados configuren una parte fundamental de mi primera iconografía humana”, explica.

Calles de Mogarraz repletas de retratos
Calles de Mogarraz repletas de retratos. | Shutterstock

Aquel proceso obligatorio fue reconvertido en arte. En esta exposición, que pretendía ser eventual y terminó siendo permanente, no hay solo retratos. Es, como indica Maíllo, “un verdadero memorial que refuerza una identidad rural sometida a un fuerte expolio y a una des-identificación y finalmente a un olvido e indiferencia por su suerte en la historia general del país”. Es también una puesta en valor de esos pueblos que vivieron según su propio ritmo y que, como Mogarraz, han ido solventando las dificultades que el tiempo y el espacio les ha puesto delante.

El artista incide, en su propuesta de exposición, en el termino “memoria colectiva” y en eso han terminado convirtiéndose las calles de Mogarraz. En una manera de recordar a quienes estuvieron entonces, muchos de los cuales todavía se asoman a los balcones sobre los que cuelgan los retratos que, de una manera u otra, les pertenecen. Un paseo por Mogarraz adquiere doble significado cuando se tiene la oportunidad de ser testigo de un momento como este.