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Maravillas del País Vasco que hay que ver al menos una vez en la vida

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Con el País Vasco sucede algo especial, y es que muchas personas, al visitarlo, van en busca de la esencia distintiva que impregna esta tierra, más allá de monumentos o de lugares concretos. Dando por descontado que esa esencia genuina es uno de los mayores atractivos de Euskadi, detectable en su verdor, en el carácter de sus pueblos y en la propia gente, no está de más repasar cuáles son aquellas joyas que nadie debe perderse si visita este territorio fabuloso. Recorremos a continuación algunas de las mejores maravillas del País Vasco.

Verdes santuarios naturales en el País Vasco

Parque Natural de Gorbeia

Parque Natural de Gorbeia
Parque Natural de Gorbeia. | Shutterstock

A caballo entre las provincias de Vizcaya y Álava, Gorbeia es el mayor parque natural vasco y una delicia para quienes aman la montaña y la naturaleza en general. Si buscas el verdor frondoso característico del norte, aquí tienes un montón de rutas para practicar senderismo e incontables estampas donde el bosque es el protagonista. A la sombra del monte Gorbeia, de 1480 metros de alto, hay rincones irresistibles como la Cascada de Gujuli, la Cueva de Superlegor o el biotopo protegido de Itxina, una formación kárstica en las alturas con hayedos y numerosas especies animales.

Lagunas de Laguardia

Laguna de Carralogroño
Laguna de Carralogroño. | Shutterstock

Laguardia, como toda la Rioja Alavesa, es célebre por sus magníficos vinos, pero también cuenta con una naturaleza salvaje magnífica. El Biotopo Protegido de las Lagunas de Laguardia comprende tres humedales naturales y una balsa artificial. Son las lagunas saladas más septentrionales de Europa, y todas ellas acogen a una enorme riqueza de aves que pueblan este entorno idílico, sobre todo en primavera y otoño. Entre ellas, podemos ver la garza real, el aguilucho lagunero y el somormujo lavanco, pero también otros animales como galápagos, visones y nutrias. Humedales como este son de los últimos testimonios de un paisaje antiguo, previo a la actividad humana, y recorrer sus senderos es sumergirse en la calma de la naturaleza intacta.

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Geoparque de la Costa Vasca

Geoparque de la Costa Vasca
Geoparque de la Costa Vasca. | Shutterstock

En los 89 kilómetros cuadrados de este Geoparque Mundial de la UNESCO encontraremos algunos de los paisajes más impresionantes de toda la Península Ibérica. Repartido entre los municipios de Deba, Zumaia y Mutriku, el concepto de geoparque incide en el patrimonio geológico, que en esta zona es espectacular. Los acantilados de la costa forman el impactante Flysch de Zumaia, unas capas de roca que parecen talladas por algún gigante. Hacia el interior, se halla una zona kárstica llena de cavidades como la Cueva de Ekain, que es Patrimonio de la Humanidad desde 2008 por sus espléndidas pinturas rupestres. Este museo prehistórico cuenta con una réplica llamada Ekanberri a 600 metros de la original, para mostrar las destacadas obras del Paleolítico al público sin dañar las originales.

Patrimonio para todos los gustos

El Puente de Vizcaya

Puente de Vizcaya
Puente de Vizcaya. | Shutterstock

En el momento de declararlo Patrimonio de la Humanidad, la UNESCO señaló que este puente es «una de las realizaciones más notables de la Revolución Industrial en materia de arquitectura metálica». Aparte de ser todo un logro de la ingeniería, el puente transbordador en Getxo es el más antiguo del mundo de los construidos en metal, pues data de 1893. El propósito de aquella obra de gran envergadura fue conectar las orillas de la Ría de Bilbao, permitiendo el paso de embarcaciones, por lo que se optó por un puente colgante, que necesitó de 728 toneladas de hierro y 88 de cables de acero. Gracias al puente, este punto del estuario ganó no solo un avance fundamental en términos de comodidad para la población, sino también un bello icono que suma el encanto industrial del hierro con la elegancia de sus formas esbeltas.

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San Juan de Gaztelugatxe

San Juan de Gaztelugatxe
San Juan de Gaztelugatxe. | Shutterstock

¿Es posible un lugar que posea valor paisajístico, natural y cultural? Es posible, y un buen ejemplo de ello es San Juan de Gaztelugatxe, uno de los sitios más admirados del País Vasco. Su encanto irresistible viene de la suma de un paraje sin igual, el del islote rodeado de rocas que descienden al mar, la antiquísima ermita que corona el conjunto y el estrecho camino que convierte la visita en una experiencia intensa, difícil de olvidar. Lo que primero es un puente, el que conecta el islote con tierra firme, pronto da paso a una escalinata de 241 peldaños que serpentean hasta la cima. Una vez arriba, en la ermita, puedes pedir un deseo, porque asegura la tradición que, si tocas la campana tres veces, este se cumplirá. Lo que no puedes perderte de ninguna manera son las vistas desde esa altura: el entorno es simplemente increíble.

La Cueva de Santimamiñe

Cueva de Santimamiñe
Cueva de Santimamiñe. | Wikimedia

La Cueva de Santimamiñe nos propone un viaje en el tiempo de 15 000 años: la posibilidad de asomarnos a la vida de nuestros antepasados del Paleolítico. El yacimiento arqueológico, uno de los más destacados del País Vasco, conserva pinturas realizadas por aquellas personas tan similares y al mismo tiempo tan distintas a nosotros, en las que representaron bisontes, osos, caballos y, en definitiva, todo un mundo que ya no existe. La cueva guarda, además, estalactitas y estalagmitas, y el entorno es nada menos que una reserva de la biosfera: la de Urdaibai. La ermita de San Mamés hace de centro de interpretación de este lugar mágico y, muy cerca de allí, encontraremos otro de esos lugares únicos del País Vasco: el Bosque de Oma, la obra más conocida de Agustín Ibarrola.

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