En el siglo XVIII se levantó en el centro el neoclásico Pazo de Ibáñez, residencia del marqués de Sargadelos (impulsor de la ciudad en el siglo XX) y actual sede de la Casa Consistorial ribadense. Se compone de un soportal de tres arcos con balconada isabelina y cuatro balcones de frontones triangulares.
Ya en el siglo XX, se levantó el que es el edificio más representativo de Ribadeo. Hablamos de la Torre de los Moreno (1905). Se denomina así en honor de sus propietarios, Pedro y Juan Moreno Ulloa. Fueron dos hermanos emigrantes a América que lograron hacer fortuna. De arquitectura indiana de estilo ecléctico y decoración modernista, la torre fue construida con una estructura mixta de hormigón y hierro.
Llama particularmente la atención la coronación de la torre con una cúpula sostenida por cuatro cariátides y tejado de cerámica vidriada. Un símbolo de la nobleza del inmueble y de sus promotores. Está claramente relacionada con la Casa de les Punxes (1903-1905) de Josep Puig i Cadafalch.
En el campo del patrimonio militar, se puede mencionar el Castillo o Fuerte de San Damián(principios del XVII). Situado en la boca de la ría y destinado a defender el puerto, fue mandado erigir por el marqués de Cerralbo. Actualmente es un museo municipal con contenidos arqueológicos y salas de usos culturales. Además se conserva de su antigua fábrica únicamente su muro exterior con el baluarte, las troneras, el foso y los contrafuertes. Alrededor del edificio está habilitado un parque público desde el que se accede al reformado cargadero de carbón.
Hay que ver en Ribadeo, al borde de los acantilados de Ribadeo, donde el mar talló un arco de piedra. Conocido como Pena Furada (agujereada), la carretera sigue hasta la Isla Pancha, en la que se alza un faro, con unas vistas naturales incomparables.
Y estando en la costa ribadense, no se puede dejar de visitar la Playa de las Catedrales. Se ubica entre esta villa y el municipio de Foz. Se conoce por este nombre porque sus acantilados tienen mucho parecido con los contrafuertes de las catedrales góticas. Lo más característico de esta playa son los arcos de piedra. También destacan las cuevas que se forman en las rocas de los acantilados.
La monumentalidad del lugar parece emerger petrificada de la nada en medio de la arena. Los arcos pueden llegar a medir hasta 30 metros de altura y tener un grosor bastante imponente al ponerse al lado. La visita a esta playa, para disfrutarla plenamente, debe hacerse con la marea baja para poder acceder al arenal. De no ser así, estaría todo lleno de agua y no se apreciarían las esculturas esculpidas por la erosión del mar.
Esto es lo principal que ver en Ribadeo.