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Los hombres retenidos por el mar y otras leyendas de la playa de las Catedrales

Leyendas de la playa de las Catedrales

Su nombre oficial es playa de Augas Santas, pero todo el mundo la conoce como la playa de las Catedrales o playa de As Catedrais, en gallego. Es real esa sensación de estar paseando entre los arbotantes de inmensas catedrales naturales consagradas a las aguas, que en este rincón de Lugo, entre Ribadeo y Foz, se deben al Cantábrico. Con la marea baja, el viajero puede pasear el largo arenal que alberga estos arcos. Pero debe buscar refugio cuando esta sube y la práctica totalidad de la playa desaparece. Entonces queda una postal diferente, aunque igualmente cautivadora.

No hay duda de que la playa de las Catedrales tiene magia. Algunos dirían que literalmente, pues son decenas las historias que se han contado en torno a este lugar. La mayoría se han transmitido de generación en generación como un mito asociado indisolublemente a estas rocas de belleza imposible.

Playa de las Catedrales
Playa de las Catedrales. | Shutterstock

La playa de las mil leyendas

La playa de las Catedrales es también la playa de las leyendas. Quizá la más popular sea la que habla de los hombres retenidos por el mar: esos pobres marineros que, seducidos por las sirenas, quedaron atrapados entre la espuma. Sus almas han permanecido siglos encerradas entre el agua y las rocas, en pasadizos que pueden llegar a verse si uno permanece demasiado tiempo con los pies anclados en la arena. O eso dicen.

Playa de las Catedrales
Playa de las Catedrales. | Shutterstock

Este lugar, según los cuentos populares, marca la división entre dos mundos: el de la tierra y el del mar. Un enorme arco que se adentra en las aguas sería la puerta entre estos. Si uno logra presenciar una puesta de sol en el momento exacto en que la marea está en su límite más bajo, entonces los antiguos dioses paganos harán posible el deseo que se pida en ese instante.

Cuando cae la noche surgen otras posibilidades. En aquellas más oscuras, han contado siempre los marineros, pueden verse unos puntos brillantes que marcan la ubicación de esa puerta hacia otro mundo. Serían los ojos de las sirenas, que según las creencias más antiguas y, a pesar de la maldad asociada, han iluminado siempre el camino de regreso a casa.

Playa de las Catedrales
Playa de las Catedrales. | Shutterstock

En cualquier momento, además, puede suceder que las aristas de esa puerta entre dos mundos queden iluminadas. Aquel que tenga la fortuna de contemplarlo podrá recuperar el pasado o predecir el futuro.

Lo dicho: hay magia en la playa de las Catedrales. Por esto, por su valor cultural y natural, no hay que dejar de cuidarla. En los últimos años el viajero ha acudido en masa a dejar que sus pies queden anclados en la arena, y, aunque es inevitable desear que la leyenda te envuelva en este lugar, no hay que permitir que la fantasía se lleve la necesidad de preservarlo.