Los hermanos Sengal
El conjunto, construido entre 1880 y 1895, es la obra de un tándem excepcional formado por los hermanos Ezequiel (1828-1909) y Fortunato Selgas (1839-1921), nacidos en una acomodada familia de Cudillero.
El mayor, Ezequiel, se trasladó a Madrid, donde gracias a los negocios y la banca consiguió amasar una enorme fortuna en poco tiempo. Esto le permitió a su hermano pequeño, Fortunato, recibir una exquisita educación humanista y que se dedicara a las Bellas Artes. De hecho, Fortunato es el verdadero autor del proyecto arquitectónico de La Quinta, de diseño historicista (aunque otro arquitecto amigo firmó por él para darle validez legal). También ideó el primer trazado del jardín, en total consonancia con el estilo ecléctico de los edificios.
Gracias a sus frecuentes viajes al extranjero, sobre todo a París, los hermanos Selgas estaban al tanto de las últimas corrientes tanto en arquitectura como en paisajismo. Ezequiel empezó, ya en 1860, a comprar obras de arte para la magnífica colección. Hoy en día las piezas de esta colección se exhiben en el palacio de La Quinta de Cudillero, residencia veraniega de la familia hasta la muerte de la última descendiente en 1992. En esta fecha el conjunto pasó a ser propiedad de la Fundación Selgas-Fagalde, que lo conserva exactamente como era.
Este admirable estado de conservación de La Quinta de Cudillero caracteriza también a sus jardines, cuyo aspecto es fiel a su trazado original. La Fundación no ha introducido ningún elemento nuevo y limita su labor a conservar, y si fuera necesario, reponer plantas de la misma especie y variedad. Podríamos decir que el jardín de La Quinta es una verdadera pieza de museo, un tesoro vivo del pasado.
Otros artistas
Junto a Fortunato Selgas, intervinieron en su trazado dos proyectistas franceses, primero el maestro Grandpont y, más tarde, Jean Pierre Rigoreau. Como era habitual en la época, el jardín de La Quinta es la suma de varios jardines, cada uno con identidad propia, que siguen las tradiciones francesas, italianas e inglesas. Transmiten las impresiones que los hermanos acumularon durante sus numerosos viajes al extranjero.