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La muralla más larga de Europa

La muralla más larga de Europa

Entre las lindes de España descansan monumentos milenarios que narran los capítulos más intrigantes de nuestra historia. Sus piedras han resistido la mella del tiempo, el fuego y las batallas más encarnizadas, y permanecen en silencio, aparentemente inalterables, en una demostración de fuerza y resiliencia. Hoy exploramos los entresijos de la muralla más larga de Europa, una obra defensiva de gran valor que se alza en un lugar estratégico de España. Las personas más expertas no tardarán en identificarla, aunque es posible que se sorprendan con algunos aspectos de su pasado. Invitamos al resto a embarcarse en este viaje en el tiempo y descubrir poco a poco la muralla de la que estamos hablando.

Un paseo por la muralla más larga de Europa

El origen de la muralla y la alcazaba

La muralla más larga de Europa
La muralla más larga de Europa. | Wikimedia

La edificación cuenta con una extensión de 6541 metros, lo que la convierte en la más larga de Europa. No obstante, la muralla ha sufrido una considerable transformación a lo largo de los siglos, tanto en tamaño como en estructura. Para conocer sus orígenes tenemos que remontarnos al año 875 d. C., cuando el señor muladí Ibn Marwan fundó una famosa ciudad junto a un río, en un montículo llamado Cerro de la Muela.

Tanto la muralla como la alcazaba levantada en ese periodo tenían un tamaño menor que el actual. De hecho, la superficie intramuros pronto se quedó pequeña para la población creciente de la ciudad, y en 929 ya había arrabales desplazados fuera de las murallas.

Un año después, Abd al-Rahman III conquistó la ciudad, y más tarde este lugar pasó por las manos de varias dinastías, dando pie a diferentes obras que modelaron sus edificaciones. Por ejemplo, el califa almohade Abu Yaacub Yúsuf mandó realizar una serie de reformas para defenderse contra ataques de tropas cristianas. Los almohades también llevaron a cabo ampliaciones de la alcazaba.

La fuerza de la naturaleza, una amenaza latente

Fortificaciones junto al río
Fortificaciones junto al río. | Shutterstock

Las inundaciones del Guadiana han embestido contra esta ciudad casi tanto como las batallas. Varias riadas han causado destrozos en sus edificios a lo largo de la historia, forzando reformas y reconstrucciones para enmendar los daños provocados por el agua. Por ejemplo, la riada de 1545 se llevó por delante tres arcos del Puente de Palmas, y se cree que también causó desperfectos en las murallas.

No obstante, no todos los ataques han venido de fuera. En el pasado, cuando las epidemias se extendían rápidamente por la población, las murallas cumplían un papel de contención de enfermedades. Esta ciudad se vio severamente afectada por la peste negra, especialmente en la segunda plaga pandémica. Las murallas fueron utilizadas para prevenir que esta se propagara, un uso que se tuvo que pagar en 1630 en forma de reparaciones.

Defensa en tiempos de guerra

La muralla más larga de Europa
La muralla más larga de Europa. | Wikimedia

La muralla más larga de Europa y la ciudad que esta resguarda han tenido durante mucho tiempo una naturaleza militar y fronteriza. Desde que Ibn Marwan la fundara en el año 875, presenció el esplendor de las taifas y los gobiernos marwánidas. Podría decirse que fue un testigo silencioso del ascenso y la caída de reyes y califas.

No fue hasta 1230 que Alfonso IX tomó posesión de la ciudad, dando así inicio a su etapa cristiana. Algunas de las obras que surgieron en esa época son la Torre Abarlongada y la torre de la catedral antigua.

Cuando estalló la Guerra de Restauración del siglo XVII, que enfrentaba al Reino de Portugal con la Monarquía Hispánica, esta ciudad fronteriza se vio en el punto de mira. En consecuencia, sus defensas tuvieron que ser reforzadas, y se añadieron diferentes fuertes para prevenir una invasión portuguesa. En esta época se construyó el Fuerte de San Cristóbal, la primera fortificación abaluartada del lugar. El fuerte se encuentra en una posición privilegiada, contemplando el río desde las alturas, y se puede visitar a día de hoy.

La independencia de Portugal consolidó esta urbe como ciudad fronteriza.  A finales del XVII se erigió la nueva muralla, que discurría entre el Baluarte de la Trinidad y la alcazaba. De esta forma, la antigua muralla medieval quedó inutilizada.

A principios del siglo XIX, la Guerra de la Independencia Española azotó la ciudad y la obligó, una vez más, a reforzar sus defensas. De hecho, en enero de 1811 sus torres observaron la llegada de las tropas francesas. Ese año trajo consigo desgarradores asedios y ataques que tuvieron que paliar mediante obras y proyectos de ingeniería, tanto intramuros como extramuros. Finalmente, la ciudad pacense se vio forzada a rendirse ante el ejército francés. Los destrozos del conflicto fueron posteriormente reparados por los franceses.

Cuadro del asedio de 1812, Richard Caton Woodville Jr.
Cuadro del asedio de 1812, Richard Caton Woodville Jr. | Wikimedia

No obstante, las fuerzas aliadas respondieron con persistentes asedios. En el tercer sitio, los aliados consiguieron abrir brechas en varios frentes y entraron en la ciudad. El 7 de abril de 1812, el ejército francés tuvo que capitular.

Una lucha contra la demolición

Semibaluarte de San Antonio
Semibaluarte de San Antonio. | Wikimedia

A finales del siglo XIX, las fortificaciones de esta ciudad se enfrentaron a una nueva amenaza. Empezó en 1880, cuando se registró la primera petición para derribar la muralla. Este nuevo conflicto puso en marcha un tira y afloja entre quienes luchaban por preservar las construcciones históricas y los que apostaban por deshacerse de ellas para adaptarse a las nuevas necesidades de la ciudad.

La construcción de espacios civiles y carreteras era uno de los mayores incentivos del bando que decía actuar en nombre del progreso. El primer derribo de ese tipo se llevó a cabo en 1868, cuando abatieron la cortina del Fuerte de la Cabeza del Puente para conectar la calzada del puente con la Avenida Corolina Coronado.

La discordia continuó en el siglo XX. En 1931, tanto la muralla como la alcazaba fueron declaradas Monumento Nacional. La Comisión de Monumentos y la Real Academia de la Historia se oponían a los posibles derribamientos de la alcazaba, pero no pudieron evitarlos.

Esas obras se vieron paralizadas por la llegada de la Guerra Civil, en la que la ciudad también sufrió algunos daños. La muralla más larga de Europa fue declarada en 1985 Bien de Interés Cultural. La destrucción seguía en curso, pero se fue limitando con el tiempo. Las fortificaciones comenzaron a verse como un patrimonio valioso, y los derribos se sustituyeron progresivamente por proyectos de restauración y mantenimiento. Muchos de sus espacios, como los restos del palacio de Ibn Marwan o la Catedral de Santa María del Castillo, se pueden visitar actualmente. Por su parte, los antiguos fosos se transformaron en verdes parques.

¿Sabes ya cuál es la muralla más larga de Europa?

La Torre de Espantaperros, conectada a la Muralla Abaluartada de Badajoz
La Torre de Espantaperros, conectada a la Muralla Abaluartada de Badajoz. | Shutterstock

Hemos recorrido, peldaño a peldaño, la historia de un monumento único. Hablamos, sin duda, de la Muralla Abaluartada de Badajoz. Con sus ocho baluartes, hermosas puertas y acitaras majestuosas, esta construcción se ha ganado el título de la muralla más larga de Europa. La Alcazaba de Badajoz también se considera la más grande de Europa, e invita a dejarse trasladar al trepidante pasado de la ciudad extremeña. Ambas fortificaciones se han dejado iluminar por miles de lunas, han fijado en sus piedras incontables historias y cristalizan en sus bellas siluetas un relato de batallas y desafíos.