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Ruta por los frentes de la Guerra Civil de Madrid

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A veces, cuando un estudiante se sienta en el césped de alguna de las facultades de Ciudad Universitaria de Madrid, se está sentando, sin saberlo, en el lugar donde cayó un obús, donde murió una persona o donde hubo un tiroteo. Lo mismo ocurre en muchas otras zonas no ya de la ciudad de Madrid, sino de la comunidad entera. De hecho, no es raro encontrarse, en algunos puntos de esta, con antiguas trincheras o búnkeres. Incluso, de vez en cuando, con el resto de algún proyectil que lleva toda una vida sin explotar.

Son los retales visibles que aún quedan de la batalla de Madrid o la defensa de Madrid. Con estos nombres es como se conoce al conjunto de episodios bélicos que se dieron en la capital durante el transcurso de la Guerra Civil Española. Estos restos siempre han estado ahí, pero en los últimos años ha habido un aumento de la oferta y la demanda de las rutas por dichas zonas. Una forma de encontrarse con un pasado no tan lejano que nos advierte sobre lo que nunca debería de repetirse.

La defensa de Madrid, el asedio más largo de la guerra

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Civiles buscando entre los escombros de Madrid tras la toma de los rebeldes de la ciudad. | Shutterstock

Pero antes de pasar a recorrer las rutas por los frentes de la Guerra Civil de Madrid, hagamos un pequeño resumen de cómo se desarrolló la contienda en sus límites. La Guerra Civil estalló entre el 17 y el 18 de julio de 1936. El golpe de estado tuvo éxito en algunas ciudades, no así en otras, en las que los militares (al menos una parte de los mismos) se mostraron fieles al gobierno de la Segunda República. Madrid pertenece a este segundo grupo. Aunque sí hubo que hacer frente a guarniciones como las de la Montaña y Campamento.

Desde aquel momento, la capital, de importancia económica, estratégica y política, se convirtió en un objetivo prioritario para los sublevados, que intentaron tomarla enviando guarniciones procedentes de diferentes frentes. Sin embargo, al fracasar todos los intentos de ataque, Franco decidió centrar su atención en otros frentes. Como el del norte, aceptando que la toma de Madrid no sería fácil y que la Guerra Civil no iba a ser corta. Madrid resistió, aunque los republicanos tampoco consiguieron realizar ninguna contraofensiva exitosa.  Mientras tanto, la capital sufrió el hambre y los bombardeos.

La defensa de Madrid acabó con el golpe de estado que el republicano Segismundo Casado dio al gobierno de Negrín. Las tropas franquistas entraron en la ciudad el 28 de marzo de 1939, culminando con el asedio más largo que se desarrolló en la contienda.

Un recorrido por los frentes más importantes de la Guerra Civil en Madrid

Los enfrentamientos en la sierra

Refugio Cabeza Lijar Guadarrama
Refugio Cabeza de Líjar en la sierra de Guadarrama. | Shutterstock

Tras el estallido de la Guerra Civil, como se ha dicho, Madrid se convirtió en un objetivo prioritario para los sublevados. A ella se dirigieron las tropas del general Emilio Mola, artífice del golpe de Estado, desde el norte, y de Francisco Franco, desde el sur. “De camino a Madrid el ejército del Norte debe atravesar las elevaciones del Sistema Central”, indican desde el Ayuntamiento de Guadarrama en su artículo Guadarrama: Tras las huellas de la guerra. “Los puertos serranos de la sierra de Guadarrama y Somosierra se convierten en puntos estratégicos y decisivos para la suerte de la capital”, añaden.

En este punto de la geografía madrileña se desarrolló entonces una lucha encarnizada entre ambos bandos. Sin embargo, el frente terminó por estancarse a mediados de septiembre y hasta el final de la guerra. De aquellos enfrentamientos, entre los que cabe destacar la batalla del Agua, han quedado numerosos vestigios en pie. Ediciones Desnivel, editorial especializada en actividades de montaña, ha elaborado una guía dividida en dos volúmenes con nada menos que 58 rutas que recorren los escenarios de la contienda repartidos entre las sierras del Rincón, Guadarrama y Malagón.

Algunos de los itinerarios que se pueden encontrar son el de Puerto de Guadarrama-La Sevillana-Alto del León, la ruta del Frente del Agua o Guadarrama-Los Tomillares. En ellas, el viajero se encontrará con construcciones bélicas como nidos de ametralladoras u observatorios blindados.

La batalla de Ciudad Universitaria

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Cerro Garabitas en la actualidad. | Wikimedia

Otra de las grandes operaciones militares que se desarrolló durante la batalla de Madrid fue la batalla de Ciudad Universitaria. Los golpistas, liderados por el General Varela, consiguieron, a principios de noviembre,  tomar el punto más alto de la Casa de Campo, el cerro Garabitas, así como traspasar el río Manzanares (no sin encontrar resistencia). Después, se instalaron en la Escuela de Arquitectura. Mientras, los contingentes del bando republicano establecieron un cordón defensivo en torno a las facultades de Farmacia, Medicina y Odontología. De esta forma consiguieron detener el avance de los rebeldes.

Ciudad Universitaria se convirtió en el escenario de una cruenta batalla salpicada de trincheras al estilo de la Primera Guerra Mundial. De aquellos enfrentamientos, aún queda rastro en los agujeros que los proyectiles dejaron en algunos de los edificios del campus, aunque muchos han sido reformados o reconstruidos. Pese al combate, ninguno de los dos bandos pudo modificar sus posiciones. El bando republicano no consiguió recuperar las posiciones perdidas. Por su parte, al sublevado le fue imposible avanzar más.

Sin embargo, este último, atrincherado en las alturas del cerro Garabitas, se dedicó a bombardear desde su privilegiada situación al centro de Madrid durante el resto de la guerra. Especialmente a la calle de Gran Vía, a la que se llegó a conocer como “la avenida de los obuses”. A la par, los bombardeos aéreos, que habían comenzado ya en agosto, se recrudecieron.

“Destruiré Madrid antes que dejárselo a los marxistas”, declaró el general Franco. Por su parte, el general Alfredo Kindelán escribió: “Franco ordenó un ensayo de actuación desmoralizadora de la población [de Madrid] mediante bombardeos aéreos”. Lo que pretendía el ejército franquista era que la capital, desesperada por la pérdida de su población civil y edificios, depusiera las armas. Pese a que las autoridades republicanas afirmaban que los bombardeos ya habían dejado, a principios de abril de 1937, más de 900 víctimas mortales, casi 3000 heridos y casi 1000 edificios destruidos, esto nunca ocurrió.

La batalla de Ciudad Universitaria terminó con la Reunión de Leganés. En ella, Franco decidió renunciar a Madrid como primer objetivo militar. Esto significó aceptar que estaban frente a una guerra larga y frente a una batalla de desgaste.

La batalla del Jarama

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Llanura del Jarama, escenario de una de las grandes batallas de la defensa de Madrid. | Shutterstock

Tras fracasar el intento de envolver Madrid por el noroeste, los golpistas lo intentan por el sureste. Tenían la intención de cortar la comunicación con Valencia, principal fuente de suministros de la capital. Esta ofensiva se conoce con el nombre de batalla del Jarama, acaecida entre los días 5 y 25 de febrero de 1937.

De aquel enfrentamiento han quedado sendas huellas que hoy perduran en los municipios de Morata de Tajuña, Arganda del Rey y Rivas, entre otros lugares de la zona. La colina del Suicidio o el alto del Pingarrón son dos de los lugares más representativos. Junto a otros, como las galerías subterráneas que aún se conservan en la colina fortificada del paraje de Valparaíso o el monumento a las Brigadas Internacionales junto a la vía verde de Arganda del Rey. Por supuesto, no faltan las trincheras.

El fracaso de este enfrentamiento y, sobre todo, el de la consiguiente batalla de Guadalajara, hicieron que, definitivamente, Franco pasara a centrarse en la ofensiva del Norte. Así, pasó de una posición ofensiva a una defensiva en lo que respecta a la capital.

La batalla de Brunete

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Bunker de Brunete. | Shutterstock

La batalla de Brunete, al contrario que en el resto de los casos descritos, no fue una ofensiva de los sublevados, sino del bando republicano. Con ella, pretendían un objetivo doble. Por un lado, querían embolsar las fuerzas del bando nacional, de forma que dieran aire al asedio sobre la ciudad. Por otra, pretendían ser una distracción de la ofensiva Norte.

Uno de los vestigios que ha quedado de aquella batalla, que dejó casi 40 000 bajas entre ambos bandos, es el búnker de Valdemorillo, desde donde el ejército republicano comenzó su avance a Brunete. En el propio pueblo, edificios como la iglesia de la plaza Mayor conservan las cicatrices que las balas dejaron en ellos. La batalla de Brunete terminó a finales de julio sin que el ejército republicano consiguiera su objetivo y se convirtió en la última gran ofensiva de la batalla de Madrid.

Otros restos de la Guerra Civil de Madrid

Posición Jaca
Posición Jaca. | Shutterstock

A pesar de que los frentes descritos fueron los más importantes de la Guerra Civil en Madrid, los vestigios que se reparten por toda la comunidad son muchos más. En el centro de la capital quedan construcciones subterráneas como el refugio antiaéreo del Retiro o el búnker de El Capricho, conocido como Posición Jaca, el cual sirvió como refugio del Ejército Republicano Centro. Se trata, además, de uno de los búnkeres mejor conservados de Europa.

En las afueras cabe mencionar el Blockhaus-13, una fortificación de hormigón situada a un par de kilómetros de la localidad de Colmenar de Arroyo. Declarada Bien de Interés Cultural, se trata de una de las mejores expresiones de la arquitectura militar que quedan en pie en lo que respecta a la Guerra Civil de Madrid.

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