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Las mejores escapadas cerca de Ciudad Real

Las mejores escapadas cerca de Ciudad Real

Ciudad Real es una de las capitales de provincia españolas quizá menos conocidas. Pero es capaz de sorprender a quienes la visitan por primera vez. Es una ciudad tranquila y acogedora que esconde lugares de llenos de encanto, como la catedral, las iglesias de Santiago y San Pedro, la Puerta de Toledo o el edificio de la Diputación. Pero hay mucho más que hacer en Ciudad Real, toda una lista de planes y escapadas que incluyen espacios naturales de enorme valor, castillos, antiguas minas y hasta volcanes. Estas son solo algunas propuestas.

Planes en los alrededores de Ciudad Real que no hay que perderse

Una ruta entre volcanes

Interior del volcán de Cerro Gordo
Interior del volcán de Cerro Gordo. | Shutterstock

Aunque pueda parecer sorprendente, la provincia de Ciudad Real alberga una de las mayores concentraciones de volcanes de España. Se han contabilizado más de 350, sobre todo en la zona del Campo de Calatrava. No se van a encontrar grandes calderas ni coladas espectaculares, pero sí una magnífica lección de geología.

Uno de esos volcanes, el de Cerro Gordo, es el primer volcán de la península convertido en museo. En ese singular espacio museístico, además de sumergirse en los procesos volcánicos, también se puede conocer mucho más de aprovechamiento minero de los materiales que de ellos surgen. Todo de una forma muy didáctica, por lo que es uno de los mejores planes desde Ciudad Real para realizar con niños. Y está a solo 30 kilómetros.

Dos parques nacionales para amantes de la naturaleza

Tablas de Daimiel
Tablas de Daimiel. | Shutterstock

La provincia de Ciudad Real es la única de España con dos parques nacionales. El primero de ellos está a solo media hora de la capital, y es el de las Tablas de Daimiel. Se trata de uno de los humedales de mayor valor ecológico de Europa. Aquí habitan infinidad de especies animales, sobre todo aves acuáticas que lo han elegido para invernar. Un buen número de senderos de nula dificultad permiten disfrutar de la singular belleza de sus ecosistemas.

El otro gran espacio protegido que hay que ver en Ciudad Real es el Parque Nacional de Cabañeros, compartido con la provincia de Toledo. El viaje es algo más largo, casi hora y media. Sin embargo, la excursión merece la pena porque permite disfrutar de uno de los mejores ejemplos de bosque mediterráneo que se conservan. En el ‘Serengueti español’, como lo han bautizado, y en él es posible observar espectáculos únicos, como la berrea de los ciervos en otoño o el vuelo de buitres y cigüeñas negras.

Escapadas literarias desde Ciudad Real

Molinos de viento en Campo de Criptana
Molinos de viento en Campo de Criptana. | Shutterstock

Para los amantes de la literatura hay un buen repertorio de escapadas desde Ciudad Real. Aquellos que quieran seguir los pasos de Don Quijote pueden comenzar una ruta en Alcázar de San Juan. Esta localidad, con un interesante casco histórico, reclama ser lugar de nacimiento de Miguel de Cervantes, puesto que en ella se conserva una partida de bautismo con el nombre del escritor. A solo nueve kilómetros se encuentra Campo de Criptana, donde se alzan esos gigantes en forma de molinos contra los que luchó el ingenioso hidalgo y en veinte kilómetros más se habrá llegado a El Toboso, donde se puede visitar la Casa-Museo de Dulcinea.

Otra ruta lleva a Villanueva de los Infantes, uno de los pueblos más bonitos de Ciudad Real, de la que está a solo una hora de camino. Alberga una preciosa Plaza Mayor y alrededor de ella una magnífica muestra de arquitectura renacentista y barroca entre la que se descubren más de 250 escudos. Pero hablamos de literatura, así que hay que señalar que es aquí donde Cervantes situó el punto de partida de su gran obra. Sin olvidar que por sus calles paseó también su eterno rival, Lope de Vega, o que aquí murió otro grande del Siglo de Oro, Francisco de Quevedo, cuyos restos descansan en la Parroquia de San Andrés.

La playa de La Mancha: las Lagunas de Ruidera

Lagunas de Ruidera
Lagunas de Ruidera. | Shutterstock

Quince lagunas de aguas turquesa se suceden en el límite entre Ciudad Real y Albacete a lo largo de 25 kilómetros. Es un paisaje idílico donde cascadas, pequeñas playas y aguas tranquilas invitan a darse un chapuzón cuando el tiempo lo permite o a navegar por sus aguas a bordo de un kayak. Si las temperaturas no acompañan, en las Lagunas de Ruidera hay varias rutas de diferente longitud y dificultad para realizar a pie o en bici. La del Castillo de Peñarroya, la del Ossero, la de la Cueva de Montesinos o la de la Laguna Blanca son solo algunas de ellas.

De vuelta a Ciudad Real, que está a menos de hora y media en coche, merece la pena desviarse un poco del camino para hacer parada en Tomelloso. La localidad cuenta, entre otros tesoros, con un singular patrimonio en forma de centenares de cuevas que se horadaron a mediados del siglo XIX para elaborar en ellas vino y almacenarlo.

De castillo en castillo: un viaje a la Edad Media

Castillo de Calatrava la Nueva
Castillo de Calatrava la Nueva. | Shutterstock

Sin necesidad de hacer muchos kilómetros, desde Ciudad Real es posible visitar un buen número de castillos: el de Peñarroya en Argamasilla de Alba, el de Doña Berenguela en Bolaños de Calatrava, el de Montizón en Villamanrique o el de Pilas Bonas, en Manzanares. Pero algunas de esas fortificaciones tuvieron especial relevancia en la historia y merecen por ello mención especial.

El primero es el castillo de Calatrava la Vieja. Antigua ciudad árabe, en el siglo XII pasó a manos cristianas y fue en ella donde se fundó la todopoderosa Orden de Calatrava, la misma que más tarde levantaría el espectacular castillo de Calatrava la Nueva. Este ha llegado a nuestros días en un estado de conservación que nos permite imaginar cómo era la actividad en él en sus tiempos gloriosos. Tiempos en los que miraba de frente a otro castillo, el de Salvatierra, de origen musulmán. Ambos a poco más de cuarenta kilómetros de Ciudad Real.

Almagro: puro teatro

Almagro
Almagro. | Shutterstock

Las artes escénicas tienen a solo media hora de Ciudad Real un lugar con nombre propio que además se escribe en mayúsculas: Almagro. Esta localidad ha hecho de su corral de comedias del siglo XVII su seña de identidad. Es único en Europa y en su larga vida ha sido, y sigue siendo, escenario de magníficas representaciones teatrales. Disfrutar de Almagro es, por tanto, disfrutar del mejor teatro, sobre todo durante las fechas de celebración de su festival internacional.

Pero si esta es una de las localidades que hay que visitar en Ciudad Real no es solo por ello, también por su Plaza Mayor, con esas inconfundibles galerías cerradas pintadas de verde. Asimismo, su casco histórico está salpicado de construcciones magníficas, como la Iglesia de San Agustín, el Palacio Fúcares o un rosario de palacetes y casas solariegas típicas manchegas. Y para reponer fuerzas, nada como probar en alguno de los establecimientos de la localidad sus famosas berenjenas.

Adentrarse en las entrañas de la tierra en Almadén

Almadén
Almadén. | Shutterstock

Dos mil años de explotación minera en Almadén dejaron una profunda huella. Ya en tiempos de los romanos de sus entrañas se extraía mercurio y la actividad perduró hasta ya entrado el siglo XXI. De hecho, aquí se encuentra el mayor yacimiento del mundo de mercurio. Y aunque la actividad extractiva cesó, las minas no se abandonaron, sino que se transformaron en un lugar donde conocer una parte importante de esa historia que no siempre aparece en los libros de texto.

El Parque Minero de Almadén, que forma parte del Patrimonio de la Humanidad, propone un viaje fantástico a las profundidades de la tierra, a ese lugar del que se arrancaba un metal que se consideraba plata líquida. Una visita muy didáctica en la que se descubre cómo era y cómo evolucionó la actividad minera y también cómo esta marcó el carácter y la historia de toda una comarca.

Escapadas para paladares exquisitos

Viñedos en Valdepeñas
Viñedos en Valdepeñas. | Shutterstock

La deliciosa y potente gastronomía manchega se puede degustar en miles lugares a lo largo y ancho de toda la comunidad autónoma. Pero cerca de Ciudad Real hay una ruta que ningún aspirante a comidista debe perderse: la del queso manchego. El punto de partida sería Manzanares, a solo 60 kilómetros. Allí es donde se puede visitar un museo dedicado en exclusiva a este producto con denominación de origen.

De aromas y sabores habla otra ruta bien diferente, pero donde también manda la denominación de origen: la del vino de Valdepeñas. Hay numerosas bodegas que abren sus puertas para mostrar cómo se elabora y, por supuesto, degustarlo. Pero no hay que quedarse ahí porque, además de viñedos y bodegas, los municipios que forman la denominación de origen esconden rincones maravillosos, como los edificios modernistas de Valdepeñas, la plaza de toros cuadrada de Santa Cruz de Mudela o la espectacular Plaza Mayor de San Carlos del Valle, a la que se asoma una no menos impresionante iglesia a la que llaman el ‘pequeño Vaticano de La Mancha’.

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