En pleno corazón de Barcelona, en el barrio de El Born se yergue una basílica que ha inspirado series y libros, la catedral del pueblo. Un lugar construido por los vecinos de la Ribera. La basílica de Santa María del Mar, a la que cada vez se conoce más como la catedral del mar debido al bestseller de Ildefonso Falcones, da la bienvenida al viajero con una imagen imponente. Grandes columnas se levantan a los laterales del pasillo central y cierran su formación en torno al altar mayor. El interior, sin embargo, resulta austero, sin ostentosas pinturas ni lujosas esculturas. Lo que resalta en la basílica son sus coloridas vidrieras. De entre todas ellas, hay una en la que las imágenes religiosas se tornan en algo muy distinto: el escudo del Barça.
¿Cómo? ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Qué hace un símbolo futbolístico en un sitio como este? Bueno, pues desgraciadamente no es ninguna de esas historias retorcidas y misteriosas de las que se hablan en los libros. Ni siquiera es algo gracioso. Lo que pasó simplemente fue que el equipo de fútbol financió la construcción de esa vidriera cuando se procedió a la reconstrucción de la basílica en los años 60.
La catedral del mar sufrió grandes daños en un incendio de 1936, acaecido en el contexto de la Guerra Civil española. La basílica estuvo entonces ardiendo durante 11 días. En ese tiempo las vidrieras resultaron gravemente dañadas. 30 años después, en pleno franquismo, se puso en marcha la restauración de Santa María del Mar. Varias entidades y gremios financiaron la rehabilitación, entre ellas el equipo azulgrana. En agradecimiento, el escudo culé ocupó una de las vidrieras.
Esta curiosa imagen pasa desapercibida a menudo por los visitantes, pero si se sabe que está no es difícil de ver. El escudo se encuentra, concretamente, en la parte baja de uno de los ventanales del lado izquierdo del altar mayor. Un ventanal que fue construido por Pere Cánovas Aparicio. Por otra parte, otras vidrieras poseen el escudo de otros patrocinadores. Curioso, ¿no?
