Aquello que ver en Palafrugell está ligado a su historia. Este solar ya estaba ocupado en el lejano Neolítico, como lo demuestra el dolmen de Can Mina. Los íberos escogieron un promontorio para fundar un asentamiento en el siglo VI a.C. en el enclave conocido como San Sebastián.
En el período romano, desde el siglo II a.C., Llafranc sustituiría a San Sebastián como asentamiento preferido. Así, prospera hasta el siglo IV con sus producciones cerámica y vinícola. Del periodo quedan vestigios de villas, una prensa de vino y una bodega con lo que adentrarnos en la historia de Palafrugell.
A partir de la llegada de los visigodos en el siglo V, cobraría importancia Palafrugell, palabra de origen germánico compuesto con la raíz palau (casa fuerte) que la señala como lugar fortificado. El término aparece por vez primera en el año 988. En 1194 el rey Alfonso I de Aragón cede el señorío a la orden militar de los caballeros del Santo Sepulcro. Su priorato de Santa Ana, sito en Barcelona, nombró los administradores de estas tierras hasta comienzos del siglo XIX.
Como el resto de la costa catalana sufrió los ataques piratas a partir del siglo XV. Palafrugell y Vila Seca serían amuralladas y se edificarían a lo largo de los años hasta una quincena de torres de vigilancia costera para comunicar la presencia de invasores. Entre ellas estuvo la Torre de San Sebastián (1441) en Llafranc.
De esta manera, se evitaron los graves saqueos e incendios de otras localidades próximas. Pero la inseguridad retrasó el desarrollo demográfico y económico, pues la amenaza de un desembarco disuadió el establecimiento de poblaciones permanentes y puertos en la costa. Tenían chozas con barcas de pesca.
En 1638 el ejército del rey alojó a más de trescientos soldados en la localidad, algo a lo que estaba exenta por privilegio real de 1271. El gasto y las incomodidades desembocarían en el motín del 20 de julio, con una represión desproporcionada, que incluyó el incendio y el saqueo.
La Guerra dels Segadors devastó la población. Desastre agravado por la epidemia de peste de 1652, que causó 230 muertos. A partir de 1705, la sublevación contra el rey Felipe V provocó nueve años de guerra en la historia de Palafrugell, con una nueva invasión francesa en apoyo de la nueva dinastía. Superado el conflicto se abrió un período de expansión. Tal hecho sucedió gracias al negocio del corcho y la posibilidad de exportar a América. En la localidad llega a existir hasta una treintena de manufacturas a mediados del siglo XIX.
La invasión napoleónica y las guerras carlistas retrasaron el desarrollo de la población, pero esta siguió siendo un referente por su ingente producción de corcho. En 1900 se funda aquí la mayor empresa de España. Tras el declive de la explotación del alcornoque, el municipio fue un pionero centro de veraneantes. Entre estos se encontró el joven literato barcelonés Josep Pla, que magistralmente relató la vida de las gentes y los veraneantes de la comarca.
Ahora corresponde leer el apartado Que ver en Palafrugell.