La historia del lugar merece ser conocida antes de tratar lo que ver en Uncastillo. Los restos arqueológicos indican que estuvo poblada por la tribu de los suessetanos. Estos fueron derrotados por los romanos comandados por Terencio Varrón en el 139 a. C. Se establecerían a 15 kilómetros de allí, en Bañales, donde hay un importante yacimiento.
Los musulmanes construyeron el castillo de la Peña Ayllón. Fueron desalojados de allí en el 940 por Sancho Garcés de Pamplona. En el siglo XI, cuando Ramiro I creó el reino de Aragón, la plaza fuerte pasó a formar parte del mismo. Pese a ello, Uncastillo continuó dependiendo de la jurisdicción eclesiástica original, el obispo de Pamplona. Solo la abandonaría bien entrado el siglo XVIII.
Al tratarse de una plaza fuerte “de realengo” cada rey aragonés iba nombrando un “tenente” que la administraba en su nombre. En 1136, Arnaldo de Lascún decidió rebelarse contra Ramiro II. La reacción de los vecinos fue levantarse contra el teniente y devolver la plaza fuerte al rey. Este les correspondió con una exención de impuestos. Ya en 1259, Jaime I amplió las exenciones impositivas a los judíos que quisieran establecerse en la villa. A consecuencia de ello se desarrolló una impertante judería.
Más tarde, antes de comenzar la “Guerra de los Dos Pedros” en 1363, en su fortaleza se reunieron Pedro IV de Aragín, Carlos II de Navarra y Enrique de Trastámara, pretendiente al trono de Castilla. Allí sellaron la alianza para colocar a éste último en el trono castellano. Para garantizar el acuerdo alcanzado, el rey aragonés traspasó al navarro uno de sus vasallos, Bernat de Cabrera.
La importancia que daban los reyes a tener decididamente de su parte a la población se puso de manifiesto en 1420. Entonces Martín el Humano decidió otorgar la hidalguía a los habitantes de éste pueblo.
Alcanzado 1543 se puso en marcha un importante Estudio de Artes, heredero del anterior Studium de gramática del siglo XII. Dicha institución adquirió gran prestigio, haciéndole una fuerte competencia a la importante Universidad de Huesca. Esta reaccionó querellándose en varias ocasiones con la institución de Uncastillo por razones de jurisdicción formativa.
Los beneficios recibidos de los reyes hicieron a sus habitantes leales súbditos. Por ello, durante la Guerra de Sucesión, Uncastillo fue una de las poblaciones aragonesas que se mantuvo fiel a Felipe V. Sería asaltada por los austricistas en 1705. Tres años después el monarca la nombró “Villa Fidelísima”. De entonces provienen las tremendas destrucciones sufridas por su grandioso castillo.
Durante la Guerra de la Independencia volvió a ser escenario de combates. En este caso, entre los franceses que lo controlaban y los guerrilleros. Finalmente, durante la Primera Guerra Carlista se mantuvo leal al Gobierno legal. Sin embargo, sería conquistado por los carlistas, que demolieron casi toda la fortaleza.
Mucho después, en 1998, se creó la Fundación Uncastillo Centro del Románico. Se encarga de la difusión, protección y rehabilitación de edificios y conjuntos históricos de la localidad, nombrada Conjunto Histórico Artístico en 1966.
A continuación, los mejores lugares que ver en Uncastillo y sus alrededores.