Para saber apreciar lo que ver en Calaceite cabe repasar su pasado. De este llama la atención su gran concentración de yacimientos arqueológicos. En el barranco del Calapatá de Cretas se localizaron las pinturas rupestres de Roca de los moros. También se encontraron elementos similares en Vallrovira. Mientras tanto, en Cañaret de Pallisetes hay un sepulcro colectivo del Neolítico.
A un kilómetro de Calaceite, en el extremo de la Sierra de San Cristóbal, hubo un poblado íbero entre el siglo V y III a. de C. Estaba fortificado con foso, torres y muralla. Hoy se conoce al lugar como Yacimiento de San Cristóbal. Los romanos lo destruyeron hacia el 200 a. de C. No lejos se halla el poblado ibérico del Tossal de Redó. Está compuesto por dos conjuntos de los siglos VII y VI a. de C.
Otro asentamiento ibérico fortificado que ver en Calaceite se denomina els Castellans y fue habitado entre los siglos IV y II a. de C. Además, se han localizado otros en Humbries y Les Ferreres. En la necrópolis de este último poblado se halló el célebre caballo de bronce denominado Thymiaterion, que actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional.
Tras las época romana y árabe, en el primer tercio del siglo XII, Alfonso II de Aragón reconquistó Calaceite por primera vez. Sería recuperada hasta en dos ocasiones por los musulmanes en las décadas siguientes. Esto da idea de la importancia estratégica de Calaceite sobre una amplia zona cerealista y olivarera.
Tras ser posesión de varios señores feudales, que no conseguían asegurar la localidad, a comienzos del siglo XIII se entregó al obispado de Tortosa. Sin embargo, de nuevo cambió de señor en 1271. Se enconmendó su defensa y repoblación a la Orden de Calatrava, que otorgó a sus pobladores una atractiva carta puebla. En 1420 fue devuelta al obispado de Tortosa. Este mantuvo Calaceite bajo su jurisdicción hasta 1823.
En 1640, durante la Sublevación de Cataluña, Calaceite se resistió al ataque franco-catalán, siendo devastada. En los años siguientes experimentó una poderosa recuperación, producto del comercio del aceite. Durante la Guerra de Sucesión, se posicionó con el bando de los Habsburgo. De esta forma volvió a ser destruida, en esta ocasión por las tropas borbónicas.
También durante el siglo XIX vivió una gran intensidad bélica. Por entonces los beligerantes eran los carlistas y tropas del gobierno central. Por tal motivo cambió de manos múltiples veces. Finalmente, en julio de 1936, numerosos vecinos trataron de oponerse a los milicianos anarquistas venidos de Barcelona. Se produjeron numerosos asesinatos, así como el incendio del ayuntamiento y la iglesia parroquial. La posterior colectivización de las tierras y un descenso de la producción agropecuario generaron una crisis hoy no superada.
Tras esto, lo mejor que ver en Calaceite.