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El pueblo rodeado de cascadas y piscinas naturales en Valencia

El pueblo rodeado de cascadas y piscinas naturales en Valencia

Un pequeño curso de agua atraviesa el pueblo y lo parte en dos. Es un río modesto, uno de esos afluentes del Júcar cuyo nombre pocos conocen, pero que ha sido capaz de moldear un paraíso acuático de aguas cristalinas que invitan a sumergirse en ellas o, simplemente, a relajarse en sus orillas con la única compañía de los sonidos de la naturaleza. Ese río es el Sellent y el pueblo que baña se esconde en el corazón de la provincia de Valencia, en la comarca de La Canal de Navarrés.

El río como protagonista del paisaje

El paisaje de Bolbaite, dominado por las aguas del Sellent
El paisaje de Bolbaite, dominado por las aguas del Sellent. | Shutterstock

El río Sellent no solo domina los paisajes del pueblo de Bolbaite y de su entorno, sino que es parte de su esencia misma. Sus aguas trascurren tranquilas por una rambla que divide el casco urbano. Son dos mitades que miran hacia el cauce y que están unidas por otros tantos cordones umbilicales en forma de puentes que salvan el desnivel.

No hay que alejarse de ese entramado urbano para toparse de lleno con el primero de los caprichos del río, un remanso de aguas cristalinas de un atractivo color turquesa. Se trata de un pequeño lago encajonado sobre paredes rocosas y de ambiente bucólico, un lugar que es una de las zonas de baño con más encanto de Valencia.

Un sendero entre cascadas y pozas

Cascada en Bolbaite
Cascada en Bolbaite. | Shutterstock

Ese lago se puede cruzar en su parte más estrecha gracias a un puente de metal y madera. Ese es el punto de inicio de una pequeña ruta por el curso del río que lleva a descubrir rincones que invitan a olvidarse de todo. En ellos el agua se precipita entre la roca en forma de cascadas que se suceden unas a otras. Esos saltos van a morir a los que llaman gorgos, que no son otra cosa que pequeñas pozas, ideales para refrescarse cuando el calor aprieta.

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De esas piscinas naturales destaca una: el Gorgo de la Cadena, precedido por otro más pequeño, el del Caracol. Ese Gorgo de la Cadena está semioculto entre rocas y una vegetación donde las protagonistas son las flores de las adelfas. Es una poza de 100 metros que el Sellent ha excavado con paciencia y que esconde un tesoro para los amantes de la espeleología en forma de pequeña cueva sumergida.

Continuando la ruta, aunque ya en una localidad vecina, se llega a una de las cascadas más bonitas de la Comunidad Valenciana. El Salto de Chella es otra de las maravillas a las que da vida el río Sellent. Es una caída de agua de nada menos que 25 metros de altura, uno de esos rincones quizá inesperados, pero que deja un recuerdo imborrable.

Otros tesoros de Bolbaite

Vista panorámica de Bolbaite
Vista panorámica de Bolbaite. | Shutterstock

Son los paisajes de Bolbaite y esas piscinas naturales el mayor atractivo de esta localidad, que está a algo más de 70 kilómetros de Valencia. Pero, aunque el agua ejerza un influjo casi irresistible, hay que dejar tiempo para descubrir la belleza de su casco antiguo.

Su gran joya, la construcción más importante, se alza en lo alto de un promontorio, mirando al río. El Castillo-Palacio de los Cabanyelles se levantó sobre una fortaleza almohade. Fue un edificio magnífico, aunque solo se conserva parte de su estructura y de su muralla. Sin embargo, su figura sigue dando fe de la importancia que en una lejana época de la historia tuvieron los señores de Bolbaite.

Castillo de Bolbaite
Castillo de Bolbaite. | Dorieo y Salvams, Wikimedia

A los pies del castillo se desarrolla un pequeño casco urbano donde destaca la Iglesia de San Francisco de Padua, del siglo XVII, con un llamativo campanario. Y en un recorrido por sus callejuelas, el agua vuelve a cobrar protagonismo en forma de fuentes o de un antiguo lavadero, sin olvidar los restos de un viejo molino que arrasó una riada.

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Pero si hay una estampa singular en Bolbaite es la de los viejos secaderos de tabaco. Miran desde las alturas al castillo, que está justo enfrente, al otro lado de ese lago que es seña de identidad del pueblo. Esos secaderos, ya en desuso, forman un conjunto de varios edificios casi idénticos que se construyeron a mediados del pasado siglo.

Los alrededores de Bolbaite

Chella, Valencia
Chella, Valencia. | Shutterstock

Desde Bolbaite parte una red de caminos que llevan a miradores privilegiados, como el de la Ermita de Santa Bárbara, o a rincones tan singulares como las Cuevas del Turco del pueblo vecino de Chella, que eran un granero en época medieval. Tampoco están muy lejos los Chorradores, en la localidad de Navarrés, donde el agua cobra de nuevo protagonismo en forma de fuentes, pequeñas cascadas y pozas de aguas transparentes.

Y aun quedará por visitar alguno de los demás pueblos que forman La Canal de Navarrés. En Anna sorprende el Palacio de los Condes de Cervellón, bautizado como la ‘pequeña Alhambra valenciana’ por su arquitectura de inspiración árabe. En Enguera o Quesa hay que mencionar sus castillos, y en Millares destacan sus abrigos con pinturas rupestres.

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