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L’equivoco stravagante en el Arriaga bilbaino

Escasamente representada en España, el Teatro Arriaga de Bilbao nos obsequia con una de las óperas de juventud del maestro Gioacchino Rossini: L’equivoco stravagante. El Teatro reserva tres días de función (15, 17 y 19 de septiembre) para esta ópera y con cantantes de primera orden en el repertorio rossiniano entre los que figuran Manuela Custer, Bruno de Simone y el español David Menéndez.

Se conoce mucho de las óperas más maduras de Rossini, pero no se habla tanto de sus primeras óperas en las que el cisne de Pésaro estaba gestando su talento. Con tan sólo 19 años de edad, Rossini compone la que sería su tercera ópera L’equivoco stravagante, obra que supone su primera comedia en dos actos, para el Teatro del Corso en Bolonia. El estreno tuvo lugar el 26 de octubre de 1811 y, según cuenta Bill Parker, “si bien fue recibido favorablemente por el público, no lo fue tanto por los censores, que encontraron un doble significado demasiado procaz en el texto de Gaetano Gasbarri y algunos de los elementos de la trama algo lascivos: bromear sobre la castración puede ser un poco chocante, incluso para las audiencias de hoy en día.” [1] Después de tres representaciones, la ópera fue prohibida y nunca se volvió a hablar de ella en todo el siglo. Creyendo que la obra se perdería para siempre, Rossini usó la partitura en trabajos posteriores, de tal modo que los oyentes de TancrediLa scala di setaElisabetta, Regina d’Inghilterra y muchas más pueden escuchar fragmentos y trozos de L’equivoco stravagante.  No obstante, y sin quererle reprochar nada a Rossini, son contadas las ocasiones en las que tomó fragmentos prestados de sus otras óperas para recicarlas. Sin ir muy lejos la cavatina de Buralicchio empieza igual que la cavatina de Slook, el canadiense de La cambiale di matrimonio, ¡ópera que había compuesto el año anterior! O Rossini tenía en muy poca estima su trabajo o tenía mucha cara…

Por otro lado, L’equivoco sigue la tradición de la ópera napolitana: un joven de condición humilde (interpretado por un tenor ligero) está enamorado de una muchacha de familia rica que le corresponde (papel para soprano). Como es habitual en este tipo de argumentos no pueden faltar dos bajos bufos, que en este caso son el padre de la muchacha, que no aprueba el noviazgo, y un hombre de más alta categoría económica, con quien el padre pretende casar a la muchacha. Con este panorama, los enredos, los líos y malentendidos se van sucediendo hasta que finalmente los dos jóvenes acaban juntos.

Sigue Bill Parker sobre la ópera: “en la época actual, el libreto puede verse como una deliciosa parodia de los insípidos y convencionales textos de Metastasio, el libretista clásico del período anterior a Rossini, con algunos de sus famosos textos citados textualmente en nuevos contextos que los convierten inevitablemente en hilarantes. Gasbarri también satirizó la confusa costumbre de los nuevos ricos de emplear un lenguaje pomposo en sus discursos cotidianos. Y por supuesto, las traviesas implicaciones que abundan en la historia provocan risas en los espectadores en nuestra cultura, y  no horror. Todo esto es, sin duda, reseñable en una ópera compuesta por un adolescente hace 200 años, pero todavía es más reseñable el nivel de la complejidad de la composición y la sofisticación, que no es menos impresionante hoy en día de lo que fue en su momento.”

Existen al menos tres grabaciones discográficas de esta ópera. La primera de ellas se llevó a cabo en 1971 a partir de una representación en directo en Nápoles y cuenta en el reparto con Margherita Guglielmi, Giuseppe Baratti y dos grandes bufos: Sesto Bruscantini y Rolando Panerai. Las otras dos son más actuales, ambas de principios del siglo XXI. Una de ellas cuenta con Alberto Zedda en la dirección y con el barítono Marco Vinco en el papel de Buralicchio.[2]

[1] PARKER, Bill: L’equivoco stravagante, Allegro, 2007

[2]http://www.operaclass.com/catalogo/comparaOpera.asp?idOpera=109&idioma=&idCat=oc&idVersion1=1299&idVersion2=2773