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La Casa de los Gatos de Valencia y el origen de la expresión ‘cuatro gatos’

La Casa de los Gatos de Valencia

Basta con alzar un poco la vista para descubrir en Valencia rincones realmente fascinantes. Son monumentos que nos hablan de lo divino y de lo humano: la catedral, iglesias tan sorprendentes como la de San Nicolás de Bari, mercados o antiguas construcciones defensivas como las Torres de Serrano. Pero solo hay un lugar en el que es necesario agacharse para admirarlo en detalle y al que, además, los humanos no tienen permitido el paso: la Casa de los Gatos.

Este alojamiento gatuno se encuentra en el histórico Barrio del Carmen, en la Calle Museo. Teniendo en cuenta sus dimensiones casi liliputienses, podría parecer que es fácil pasarlo de largo, mucho más si tenemos en cuenta que en esa misma vía se encuentran edificios magníficos como el antiguo Convento del Carmen o el Palacio de Forcalló.

Pero lo cierto es que la Gatera del Barrio del Carmen no pasa desapercibida. Al fin al cabo, no es habitual encontrase con una gatera en forma de casa en miniatura adosada a un muro. Y la pista definitiva la dan esos curiosos y turistas que buscan la mejor foto para para llevarse un recuerdo diferente de la capital de la Comunidad Valenciana o, simplemente, para subirla a sus redes sociales.

Una gatera con aires nobiliarios

La Casa de los Gatos
La Casa de los Gatos. | Shutterstock

La Gatera del Barrio del Carmen adorna la tapia que rodea un pequeño solar. Y, aunque sus habitantes no sean conscientes de ello, cada vez que la cruzan lo hacen por un lugar único. Representa la fachada de una casa con todo lujo de detalles: planta baja y dos pisos, el primero con un balcón; tejado a dos alturas con chimenea; una fuente adosada en un lateral y hasta ese viejo letrero que aún adorna muchas casas antiguas y que señala que están aseguradas de incendios.

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El acceso a la Casa de los Gatos es un arco de medio punto con tres escalones y puertas permanentemente abiertas, para que los mininos no tengan dificultades a la hora de atravesarlas. Decorado con sillares, ese acceso tiene incluso escudo heráldico en su parte superior, imitando el de antiguas casonas medievales. A un lado de esa fachada se colocó una pequeña jardinera a modo de patio. Todo ello da forma a un conjunto de lo más peculiar, a una gatera de alta alcurnia.

La Gatera del Barrio del Carmen
La Gatera del Barrio del Carmen. | Shutterstock

A pesar de los actos vandálicos que ha sufrido, la Gatera del Barrio del Carmen lleva ya 20 años decorando la pared de un espacio que es refugio gatuno desde mucho antes. Todo surgió de la imaginación y de la mano de un artista artesano, Alfonso Yuste Navarro. Desde su casa veía cómo los gatos entraban y salían por un hueco en el muro y no dudó en diseñar para ellos un acceso mucho más digno.

Hace algunos años, alguien reparó en este rincón y subió una foto a Internet. Así fue como la Casa de los Gatos de Valencia acabó ganando un pedacito de fama. Puede que a sus inquilinos no les guste demasiado tener tanto trajín, pero lo cierto es que la Gatera se ha convertido en un atractivo turístico más de la ciudad de Valencia y en parada casi obligada dentro de cualquier ruta turística por el barrio medieval del Carmen.

La leyenda que originó la expresión ‘cuatro gatos’

Azulejo e inscripción de la Casa de los Gatos
Azulejo e inscripción de la Casa de los Gatos. | Wikimedia

Hay que acercarse para verlo bien, pero antes de marchar a la siguiente parada del recorrido es imprescindible hacerlo. En uno de los laterales de la Gatera se ve un azulejo en el que se representa a cuatro gatos. Afinando un poco la vista se lee una inscripción debajo que reza lo siguiente: «En memoria de los cuatro gatos que quedaron en el Barrio del Carmen el año 1094. Nunca se les escuchó un maullido más alto que otro».

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Esa inscripción recuerda la leyenda de los gatos del Barrio del Carmen. Cuenta que, allá por el siglo IX, los gatos eran apreciados por los árabes, pero los cristianos los consideraban seres malditos, portadores de malos augurios y peor suerte. Corría el año 1094 cuando el Cid Campeador conquistó Valencia, y no tardó en ordenar que se acabara con todos los gatos de la ciudad. Pero no lo consiguió, ya que en el Barrio del Carmen cuatro gatos se libraron del exterminio.

Evidentemente, no se sabe si fueron cuatro o fueron más, ni siquiera cuánta parte de verdad esconde la leyenda. Pero hay que conocerla para entender este singular homenaje a los felinos y para descubrir el origen de esa popular expresión que tanto empleamos cuando queremos indicar que son pocas las personas reunidas en un lugar o que realizan una determinada acción.