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La belleza salvaje de la ‘Cerdeña española’

La 'Cerdeña española'

Quienes viajan a Cerdeña lo hacen en busca de playas de ensueño, paisajes arrebatadores y siglos de historia mediterránea. Sin embargo, hay un lugar en nuestro litoral que no tiene nada que envidiar a la isla italiana. De ahí que se lo conozca como la ‘Cerdeña española’. Vamos a conocerlo un poco mejor.

Los incontables encantos de la ‘Cerdeña española’

Ese lugar que rivaliza con toda una isla es un pequeño pueblo en la costa de Castellón. Alcossebre es un destino idílico cada vez más valorado, y razones no le faltan. Enclavado en una zona privilegiada de la costa, Alcossebre pertenece al municipio de Alcalà de Xivert, que engloba parte de la Serra d’Irta y se prolonga hasta el Maestrat.

Kilómetros de arena y olas

Playa Romana
Playa Romana. | Shutterstock

Los más de 10 kilómetros de costa que posee el municipio dan mucho de sí, y en ellos encontramos desde grandes playas hasta calas escondidas. Entre las más populares están Las Fuentes, que posee manantiales de agua dulce en su fondo, la Playa Romana, que es parte de un valioso sistema dunar, o la extensa Playa Carregador, que incluye el club de vela. La más salvaje, sin embargo, es la Playa Serradal, una extensión de cantos rodados que cuenta, además, con el pequeño delta de un río y una zona para mascotas.

Entre las calas, hay maravillas de litoral virgen como Cala Blanca o las dos que se encuadran en el Parque Natural de la Sierra de Irta, Cala Mundina y Cala Ribamar, de acceso algo difícil, pero magníficas para disfrutar de una pequeña playa natural entre rocas y olas.

Naturaleza a la orilla del mar

Faro de Irta en Alcossebre
Faro de Irta en Alcossebre. | Shutterstock

La Sierra de Irta, que hemos visto que ocupa parte del territorio, es el último rincón sin edificar en todo el levante español, por lo que presenta un gran valor ecológico. Los pinos se mezclan con palmitos, romero e hinojo, y la roca calcárea es la gran fuerza modeladora de este paisaje. De Alcossebre a Peñíscola, la roca asciende en respetables acantilados y desciende en bellas calas, formando una zona sin parangón en toda la Comunidad Valenciana.

El otro espacio natural que no se puede dejar pasar si se visita Alcossebre es el Parque Natural de las Islas Columbretes, el pequeño archipiélago volcánico que es también reserva marina. Las Columbretes son un paraíso para aves y también, en sus fondos, para cualquier submarinista, por la riqueza de vida y color que despliegan.

Las formas de disfrutar a fondo de estas zonas agrestes son muchas, desde las numerosas rutas senderistas hasta los deportes náuticos, pasando por el cicloturismo. A pie, los recorridos que se adentran en el monte mezclan el olor a sal y a plantas aromáticas con la posibilidad de ver varios vestigios de la rica historia de la zona.

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La ‘Cerdeña española’: un patrimonio cultural muy presente

Panorámica de Alcossebre, la ‘Cerdeña española’
Panorámica de Alcossebre, la ‘Cerdeña española’. | Shutterstock

Estando en una comarca tan rica en historia como el Bajo Maestrazgo, es obligado que la ‘Cerdeña española’ cuente también con abundantes tesoros históricos y culturales. En este sentido, el tándem que forma Alcossebre con Alcalà de Xivert proporciona sorprendentes muestras de la diversidad de pueblos que han pasado por este rincón excepcional.

En la zona han aparecido restos tan antiguos como un escarabeo egipcio o cerámica fenicia y griega, además de muchas piezas ibéricas y romanas. Pero, si se trata de monumentos, el más sobresaliente es el Castillo de Xivert. Encaramado en lo que fue paso entre Valencia y Barcelona, la fortaleza fue un importante bastión árabe que luego pasó a manos de los templarios.

Los monumentos más notables se concentran en Alcalà, como su iglesia, que cuenta con uno de los mayores campanarios de la región, o la Capilla de la Virgen de los Desamparados, ambas del siglo XVIII. Sin embargo, el litoral también cuenta con antiguas torres de vigilancia (necesarias ante las frecuentes incursiones piratas) y algunas de las bellas ermitas que salpican el término municipal.

Fiestas y manjares para todo el año

La 'Cerdeña española'
La ‘Cerdeña española’. | Shutterstock

Otro aliciente que no se puede ignorar son las numerosas fiestas que dan color y sabor popular durante buena parte del año tanto en Alcossebre como en Alcalà de Xivert. Alcossebre celebra sus fiestas patronales en septiembre, pero durante todo el año hay algo que hacer en el municipio, desde la celebración de Sant Antoni Abad en enero hasta Santa Lucía y Navidad a final de año.

Las más típicas son las festividades de primavera, como la Fiesta dels Fadrins o la de la Mare de Déu dels Desamparats, que muestran el colorido de los trajes regionales, pero el santoral nos regala varias más en otros meses. Uno de los productos más apreciados en el pueblo es la «tomata de penjar», que protagoniza una fiesta propia en octubre.

Más allá de los sabrosos tomates de colgar, la parte gastronómica se completa con otros productos destacados como la alcachofa, la almendra o el aceite. Por lo demás, en Alcossebre se encuentran pescados y mariscos fresquísimos que permiten viajar a través de los sabores del Mediterráneo.

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