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Un paseo por el valle de las mil palmeras

Barranco de Fataga, el valle de las mil palmeras

¿Recorrer un continente en un día? Sí, es posible cuando se visita Gran Canaria. Porque es una isla y cientos de paisajes. Un continente en miniatura que alberga playas de arenas doradas y playas de arena oscura. Dunas. Barrancos, valles, roques, calderas volcánicas, acantilados… Y el barranco de Fataga es uno de esos enclaves provocativos. Que fascina cuando sus senderos áridos desembocan en un oasis verde y sorprende con miradores, pueblos auténticos y hasta un yacimiento arqueológico.

El barranco de Fataga: una ruta por el valle de las mil palmeras

Barranco de Fataga
Barranco de Fataga. | Shutterstock

El barranco de Fataga se localiza en mitad de los desérticos parajes del sur de Gran Canaria. Aunque es una tierra de escasas lluvias, un palmeral protege el valle junto a naranjos, frutales y otras plantas locales. Por eso también se lo conoce como el valle de las mil palmeras.  Una curiosidad: de los diecinueve barrancos que surcan la isla desde el centro hasta la costa, el barranco de Fataga es la segunda cuenca más extensa con 140 km2 de superficie.

Fataga, una pequeña aldea de casas blancas

Fataga
Fataga. | Shutterstock

Fataga se localiza al pie del barranco, en ese valle de las mil palmeras, en el municipio de San Bartolomé de Tirajana. Es un rinconcito plácido y auténtico rodeado por las palmeras. Las casitas blancas se disponen al margen de estrechas calles empedradas y en las ventanas abundan las flores. A lo lejos, las montañas verdes, cubiertas de pino canario…

Fataga conserva su patrimonio con mimo. Preserva la arquitectura rural de Gran Canaria cuidando la tradición y la identidad local. Por eso un paseo por esta aldea, que se remonta al siglo XVI, maravilla. Un par de restaurantes, dos tiendas turísticas, el antiguo molino de agua, una galería de arte y un museo conforman su oferta turística.

Una curiosidad: Fataga también es un enclave con valor etnográfico. Fue uno de los últimos lugares donde los aborígenes de Gran Canaria resistieron el avance castellano durante la conquista de la isla entre 1478 y 1483. 

El mirador de la Degollada de las Yeguas y sus postales panorámicas

Mirador de la Degollada de las Yeguas
Mirador de la Degollada de las Yeguas. | Shutterstock

Desde este mirador se consigue contemplar el barranco de Fataga y divisar el oasis de palmeras. Es aquí donde cobra sentido lo del valle de las mil palmeras. Dos curiosidades. La primera: se lo considera uno de los miradores astronómicos más visitados de Gran Canaria por la calidad de su cielo y su especial ubicación. Entre otras características, presenta unas 300 noches anuales despejadas para la observación del cielo. Su altitud permite situarse por encima de la capa de humedad ofreciendo una atmósfera más estable y nítida. La segunda: a partir de los 300 metros sobre el nivel del mar todo el territorio forma parte de la Reserva Mundial de la Biosfera de Gran Canaria desde el año 2005.

Otros enclaves de interés

Valle de las mil palmeras
Valle de las mil palmeras. | Shutterstock

El molino de Los Cazorla es un molino de agua construido en el año 1880 siguiendo la arquitectura tradicional rural de la época. El marco natural que lo rodea realza su valor histórico y etnográfico. En 1995 se lo reconoció como Bien de Interés Cultural.

Por otro lado, la necrópolis de Arteara es el mayor cementerio aborigen de la isla, tanto por su extensión como por el número de enterramientos tumulares, que supera los 800. Declarado Monumento Histórico Artístico, el conjunto funerario se halla presidido por un túmulo central de mayor tamaño, que se atribuye a la tumba del rey. El Túmulo del Rey se levanta en un lugar estratégico para que el sol lo ilumine justo en el día del equinoccio. Por esto, Arteara ha sido también centro de estudios astronómicos, descubriéndose el extenso conocimiento astronómico que tenían los antiguos canarios.

Senderismo por el barranco de Fataga y excursiones en camello

Hay numerosas opciones de senderismo
Hay numerosas opciones de senderismo. | Shutterstock

El Barranco de Fataga se puede disfrutar a pie. Entre sus senderos, destacan la ruta circular de Tunte, que comienza y termina en el mismo pueblo. Este sendero se adentra en el Parque Natural de Pilancones, uno de los lugares más recónditos de la isla. La ruta Tunte-Fataga-Arteara consiste en un descenso por el barranco de Fataga disfrutando de los riscos, las palmeras y los pinos que inundan el paisaje. Por último,  la circular de la presa de Chira es una ruta sencilla que comienza en el pueblo de Cercados de Araña y rodea el embalse a través de un bosque de pinos canarios.

El barranco y su oasis de palmeras también se pueden recorrer en camello. Estas excursiones son una manera peculiar de pasear por el “valle de las mil palmeras”.

El barranco de Fataga sorprende y Gran Canaria fascina

Valle de las mil palmeras
Valle de las mil palmeras. | Shutterstock

La forma más cómoda y rápida de llegar es en coche. Esta opción permite disfrutar de los diferentes puntos de interés turístico. Además, la red de carreteras de la isla se encuentra en buen estado de conservación y cuenta con una adecuada señalización. Viajar en “guagua” es otra  alternativa. Más económica y también muy cómoda: el servicio de autobuses funciona con puntualidad y ofrece conexiones fluidas, tanto desde el norte como desde el sur de la isla.

Sí, la isla de Gran Canaria es un entorno natural con paisajes excepcionales. Es un continente en miniatura, gracias a los famosos vientos alisios y a su localización. El barranco de Fataga lo confirma.