Existen numerosos lugares que ver en Oña, empezando por el llamado Arco de la Estrella. Se trata de la única puerta de acceso que se conserva de la antigua muralla. En la pendiente hacia la Plaza del Ayuntamiento se conservan muchas viviendas con los blasones de los caballeros que allí residieron.
En uno de los lados de la Plaza se halla la Iglesia de San Juan. Esta posee restos importantes de época románica. También cuenta con un calvario gótico del siglo XIII, una portada gótica y una adusta torre con un mirador. En la torre se halla el Museo de la Resina, donde conocer todo lo que rodeaba la ya desaparecida industria de la resina, su forma de obtención, el medio natural, etcétera. La torre se completa en su planta superior con un mirador de la Villa.
El Monasterio de San Salvador es el principal lugar que ver en Oña. Fue en su origen una abadía fundada por el conde Sancho García en 1011 para dar retiro a su hija Trigidia. La abadía fue concebida inicialmente como convento mixto. Las dos comunidades de distintos sexos compartían instalaciones y dependían de sus respectivas autoridades masculina y femenina. En 1033, para remediar la relajada vida de sus residentes, el rey Sancho III el Mayor de Navarra entregó la abadía a los monjes cluniacenses. Quedó bajo la dirección de un casto abad que sería canonizado como San Íñigo. Con él el monasterio se convirtió en un foco de cultura y espiritualidad.
San Salvador disfrutó de unos privilegios que se incrementaron al convertirse en panteón real. En realidad son dos los panteones: el Real y el Condal. El Real acoge los cuerpos de monarcas de los reinos de Castilla y Pamplona. Por otra parte, en el Condal fueron enterrados los condes de Castilla. Cuenta con ocho ataúdes y nueve personajes de los siglos XI al XIII. Se trata de piezas únicas en toda Europa debido al material en el que están confeccionados, nogal y boj. El enterramiento del obispo Don Pedro López de Mendoza ha sido trasladado de la sacristía a una de las naves laterales de la iglesia.
La gran explanada de acceso a la parte más moderna del edificio se encuentra tras la fachada barroca del siglo XVIII. Para llegar a la Iglesia del Monasterio de San Salvador hay que rodear el edificio y ascender por una larga escalinata. El pórtico, de estructura románica del último cuarto del siglo XI, está decorado con distintas estatuas de reyes. La excelente puerta gótico-mudéjar tallada da paso al templo. La Iglesia, sin embargo, es gótica del siglo XIII, aunque conserva restos románicos de fases diferentes. La cabecera, construida en un gótico tardío, está cubierta por una espectacular bóveda estrellada con ocho puntas.
Consta de una sola nave con tres tramos y diversas capillas. En el muro de la derecha se conservan varias escenas de la Vida de Santa María Egipciaca, de estilo gótico lineal, y el Cristo de Santa Trigidia, de estilo románico francés. Se conservan restos del retablo mayor tallado en madera de nogal con incrustaciones de boj. Esta obra gótico mudéjar del siglo XV fue realizada por Fray Pedro de Valladolid. También se hallan escenas de la Pasión de Cristo, pintadas por Fray Alonso de Zamora (s. XV), así como el órgano barroco del año 1786, con más de 1.100 tubos.