Para entender bien lo que ver en Marchena lo ideal es repasar su historia. Esta se remonta a Martia, fundada en el año 169 a. de C. por los romanos. En época imperial funcionó como una explotación agrícola. Más tarde, los musulmanes la llamarían Marssn’anh o «de los olivos», por razones obvias.
Llegado el tiempo de los almohades se edificó un alcázar y una alcazaba con murallas de 2.400 metros de extensión. Durante 1241, en los prolegómenos del asedio a la ciudad de Sevilla, fue tomada por Fernando III de Castilla. El monarca la entregó como señorío al famoso caballero Guzmán el Bueno. Alcanzado 1309 el dominio pasaría a la familia Ponce de León. El Señorío se quedaría siglos en sus manos, como parte del marquesado de Cádiz y la Casa de Arcos.
El terremoto de 1356 causó importantes derrumbamientos, creándose un solar en el que se edificó la primitiva capilla señorial de los Ponce de León. Esta derivaría luego en la Iglesia de Santa María de la Mota. Durante 1368 Mohammed V causó graves desperfectos en sus murallas. A raíz de ello se edificaron las torres semicirculares de sus muros. El nombre de Marchena proviene del reinado de los Reyes Católicos. Cuando estos visitaron la villa en marzo de 1485 fueron agasajados con torneos, festejos y cacerías por el marqués de Cádiz. En agradecimiento por los servicios prestados, en 1493 le concederían el título de duque de Arcos.
Cuando el XI duque de Arcos falleció sin descendencia, Marchena pasó a manos de la Casa de Osuna. El Palacio Ducal sería empleado por las tropas francesas entre 1810 y 1812, resultando destruido. Tiempo después, sería completamente desmantelado. Sin embargo, su bella portada tardo gótica fue instalada en la entrada de los jardines de los Reales Alcázares de Sevilla.
La tierra de Marchena estuvo acaparada por los descendientes de la familia Ponce de León, así como sus amigos y empleados. Solo quedó una pequeña parte para el resto de los pobladores. En el verano de 1878, el Ayuntamiento dirigido por los caciques locales asignó de forma irregular el arriendo del importante impuesto de bienes de consumo de primera necesidad a un particular. La población reaccionó con el incendio de enseres, cosechas y agresiones. Para mantener el orden debió de intervenir el Ejército. El contrato de arrendamiento se rescindió y se volvió al anterior, menos dañino para los trabajadores.
A finales del siglo XIX, el entorno de Marchena fue escenario de muchas de las correrías de El Pernales. El famoso bandolero de Estepa repartía parte de sus botines con los jornaleros. En 1966 es declarada Conjunto Histórico Artístico.
A continuación, lo mejor que ver en Marchena.
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