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Los pueblos más bonitos de Aragón

Los pueblos más bonitos de Aragón

Recopilar en una pequeña lista los pueblos más bonitos de Aragón, una comunidad llena de historia, cultura y parajes espectaculares, no es tarea sencilla. Son muchos los rincones que se esconden en las tres provincias aragonesas, por lo que debe entenderse que, pese a no poder incluir todos los que se quisiera, en las siguientes líneas se pretende recoger aquellas poblaciones que destacan por su belleza y por ser parada obligatoria en una visita a estas increíbles tierras.

Aragón fascinante: sus pueblos más bonitos

Alquézar, Huesca

Alquézar
Alquézar. | Shutterstock

En un sensacional entorno natural, concretamente en las hoces del río Vero, se encuentra Alquézar, un pueblito de Huesca rodeado de impresionantes formaciones rocosas y acantilados que dejan como resultado unas vistas dignas de observar durante unos cuantos minutos.

La Colegiata de Santa María la Mayor es una construcción románica del siglo XI y el principal monumento que ver en Alquézar. No obstante, es el conjunto urbano formado por callejuelas y casas empedradas lo que lo ha llevado a convertirse en Conjunto Histórico-Artístico y en un lugar excepcional que visitar.

Benasque, Huesca

Benasque
Benasque. | Shutterstock

Benasque se localiza en el valle homónimo, en la comarca de la Ribagorza, y es uno de los pueblos más bonitos del Pirineo aragonés. No es de extrañar que su extraordinaria ubicación sea uno de sus puntos fuertes, ya que está rodeado por el Parque Natural Posets-Maladeta, lugar donde se localizan algunas de las montañas más altas de los Pirineos, como el pico Aneto, el más elevado de la cordillera.

Además de ser el sitio ideal para los amantes de la naturaleza y del turismo activo, tanto en verano como en invierno, es perfecto para aquellos que quieran descubrir un pueblo muy bien conservado en el que conocer su casco histórico y toparse con la Iglesia de Santa María la Mayor y la Torre de los Moros.

Sallent de Gállego, Huesca

Sallent de Gállego
Sallent de Gállego. | Shutterstock

Rodeado de la majestuosidad de las montañas de los Pirineos y muy cerca del Embalse de Lanuza se halla el encantador Sallent de Gállego. En pleno Valle del Tena, en Huesca, esta localidad pide que te sumerjas en el fantástico paraíso natural donde se encuentra.

Además de ser uno de los pueblos cercanos a la estación de esquí de Formigal, una de las más populares del país, también es conocido por albergar un precioso casco antiguo por el que pasear y disfrutar de su arquitectura de montaña. De ella cabe destacar la iglesia parroquial de San Salvador y la Torre de la Cárcel, una antigua fortificación medieval.

Aínsa, Huesca

Aínsa
Aínsa. | Shutterstock

Sin lugar a dudas, Aínsa no puede faltar como parada obligatoria en esta ruta. Se trata de un increíble pueblo medieval que, efectivamente, traslada a aquel que lo visita a la época de la Edad Media.

De hecho, incluso antes de llegar, la estampa de ensueño que forma con la sierra como telón de fondo hace que la localidad ya sorprenda desde lejos. Y es que se ubica a los pies del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara y cerca del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, un auténtico espectáculo, ya que este último es uno de los parques naturales más bonitos de España.

Al adentrarse por sus calles también hay espacio para más sorpresas, ya que cuenta con un casco histórico perfectamente conservado que ha sido declarado Conjunto Histórico-Artístico. La Plaza Mayor, el Castillo de Aínsa y la Iglesia de Santa María son algunas de las maravillas que lo conforman.

Sos del Rey Católico, Zaragoza

Sos del Rey Católico
Sos del Rey Católico. | Shutterstock

Esta peculiar población zaragozana se eleva sobre una formación rocosa en la comarca de las Cinco Villas. Sos del Rey Católico es un pueblo de pasado medieval en muy buen estado cuyas calles empedradas, plazas y edificios de piedra son testimonio de su rico pasado histórico. Destacan el castillo, la Iglesia de San Esteban, la Plaza de la Villa y la Judería.

No obstante, por lo que realmente ha pasado a la historia, y fruto de ello es su denominación actual, es porque fue la cuna del rey Fernando II de Aragón, también conocido como Fernando el Católico. En honor a este sonado acontecimiento y a su persona, el pueblo de Sos lo añadió a su nombre.

Tarazona, Zaragoza

Catedral de Nuestra Señora de la Huerta
Catedral de Nuestra Señora de la Huerta. | Shutt

Tarazona es especialmente conocido por su espléndido patrimonio histórico y artístico, pero también por sus costumbres y el espacio natural en el que está, muy cerca del Parque Natural del Moncayo. La Catedral de Nuestra Señora de la Huerta es un magnífico y vistoso templo, y uno de los mejores ejemplos de la arquitectura gótica mudéjar que guarda el lugar.

Pero no es su único punto de interés. El ayuntamiento, con su característica fachada plateresca, también destaca, así como la Plaza de Toros, una de las más antiguas de España.

Además, tiene la fortuna de conservar diversas tradiciones como su Comparsa, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, que se celebra en septiembre durante las fiestas de San Atilano, y su gran celebración de la Semana Santa, con procesiones y actos religiosos muy seguidos por los habitantes.

Uncastillo, Zaragoza

Uncastillo
Uncastillo. | Shutterstock

Muy cerca de Sos del Rey Católico se halla otro pueblo digno de mención: Uncastillo. Un lugar famoso por su casco antiguo en muy buen estado de conservación en el que aún a día de hoy se pueden contemplar monumentos de diferentes épocas, aunque realmente resaltan sus numerosos templos, como la Iglesia de San Martín de Tours, la de San Miguel y la de Santa María.

Las primeras referencias que se conocen del lugar datan de inicios del siglo X, cuando bajo orden de Sancho Garcés, se construyó en lo alto de una peña la fortaleza que le dio su llamativo nombre y la cual vigila imponente a la población.

Albarracín, Teruel

Albarracín
Albarracín. | Shutterstock

Si se continua la ruta en la maravillosa provincia de Teruel se llega a un destino que no deja indiferente a nadie: Albarracín. En un privilegiado enclave montañoso en la comarca de la sierra de mismo nombre, se descubre en lo alto de un promontorio de roca este precioso pueblo reconocible por sus calles empedradas, sus casas típicas con entramados de madera y su centro histórico muy bien conservado.

El castillo, la muralla y la Catedral del Salvador son una muestra clara del pasado medieval que tuvo la localidad y que merece la pena conocer, aunque sea para pasear y degustar algunos de los platos típicos de la cocina aragonesa que se pueden encontrar allí.

Valderrobres, Teruel

Puente de Valderrobres con el castillo de fondo
Puente de Valderrobres con el castillo de fondo. | Shutterstock

En un paraje de gran belleza se halla Valderrobres, un bello pueblo turolense dividido en dos por el río que lo atraviesa a su paso, el Matarraña, el cual ya nos anuncia el ambiente de naturaleza que se respira por allí.

En Valderrobres, el patrimonio histórico y artístico resalta, empezando por su castillo, una imponente fortaleza medieval, y por la Iglesia de Santa María la Mayor. Mientras se camina por sus callejas empedradas, también es muy curioso cruzarse con numerosas casas señoriales y palacetes de los siglos XVI y XVII, así como con su famoso puente de piedra, que debe cruzarse como plan imprescindible al visitar la población.

Calaceite, Teruel

Centro histórico de Calaceite
Centro histórico de Calaceite. | Shutterstock

Llegar a Calaceite es sinónimo de tranquilidad y riqueza histórica a partes iguales, y es por eso que no podía faltar en esta lista de los pueblos más bonitos de Aragón. Ubicado en la provincia de Teruel, muy cercano a la frontera con Cataluña, también es bañado por las aguas del río Matarraña y por el Algás.

Sus casas de piedra, sus plazas y sus callejones estrechos crean una atmósfera muy característica que invita a pasear como si el tiempo no pasase y nunca hubiese pasado. Si se visita, es importante no irse de allí sin contemplar la fachada renacentista del ayuntamiento, conocer la Calle Mayor, la Plaza de España y observar las características capillas construidas sobre los antiguos portales de la muralla.

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