Hay que olvidar cualquier rechazo sentido hacia las hormigas, esos seres tan trabajadores que en las épocas de buen tiempo cubren calles, tierras, piscinas, campos y, en realidad, todo tipo de superficies en general. Sí, pueden ser molestas, en ocasiones. Sí, aparecen donde menos uno lo espera y pueden provocar algún que otro susto. Pero la historia que aquí se rescata es una historia de amistad y lealtad. Estas hormigas merecen una oportunidad, sobre todo porque son legendarias. Hormigas fuera de lo común.
Formigal y la gran congregación de hormigas blancas
