San Panteleón de Losa es una pequeña población de la provincia de Burgos, concretamente de la comarca de Las Merindades. Podría parecer una aldea como cualquier otra si no fuera por una pequeña particularidad: su ubicación en lo alto de un gran crestón rocoso. Aunque si hay algo a destacar de este enclave es la ermita de San Pantaleón de Losa, un templo sobre el que rondan leyendas del calibre del Santo Grial.
Una introducción a la ermita: un pueblo de solo cinco habitantes
Lo primero que llama la atención de este pueblo del norte de Castilla y León cuando uno se va acercando es, como ya se ha dicho, el lugar en el que se encuentra. Se trata de una especie de roca gigante, que recibe el nombre de Peña Colorada. Por su forma, recuerda a una proa de barco, y en su cima se encuentra la ermita que lleva el mismo nombre del pueblo, estando el resto de edificaciones en su base. Por este motivo, las vistas son asombrosas, tanto desde arriba como desde abajo.
Otro de los datos sorprendentes acerca de esta aldea es que cuenta con tan solo cinco habitantes, lo que no impide que se cuenten por miles los viajeros que cada año llegan a ella. Debido a su bajo número de habitantes, San Pantaleón de Losa pertenece al Ayuntamiento de Valle de Losa, población que tiene casi 500 habitantes y una superficie mucho mayor.
La ermita de San Pantaleón de Losa, en pie desde el siglo X
Además de su ubicación y sus sorprendentes vistas, San Pantaleón de Losa tiene un monumento que destaca dentro de esta zona burgalesa. Se trata del templo que le da nombre al pueblo: la ermita de San Pantaleón de Losa, que es una de las ermitas más curiosas de España. Algo alejado del resto de las edificaciones de la localidad, este inmueble lleva en pie nada menos que desde el siglo X. Asimismo, fue bendecido en 1207 por el Obispo de Burgos.
La ermita de San Pantaleón de Losa tiene dos naves, una gótica y otra románica. Está construida en sillería y sus dimensiones son muy reducidas. Una de las partes más fascinantes de esta construcción es su portada, que tiene dos arcos de medio punto sostenidos por dos columnas. A la izquierda, se puede ver una figura poco habitual, que según interpretaciones podría ser o un Atlante, o Sansón, o Adán, o el propio San Pantaleón.
Además, en los capiteles de estas columnas se pueden encontrar todo tipo de motivos, como Jonás y la ballena, un reptil devorando a un hombre, tres personas sentadas o una tinaja con cabezas. Sobre esta portada hay una ventana ciega con seis arcos y capiteles decorados con motivos vegetales. También destaca el ábside, que tiene una sección recta y otra semicircular.
En cuanto a su interior, la ermita de San Pantaleón de Losa está dispuesta en una planta cuadrada y una gran cúpula con cuatro arcos apuntados. Para terminar, cabe destacar que la decoración de los capiteles del arco del triunfo son vegetales y de seres mitológicos. Sin embargo, según investigaciones del CSIC, se podría tratar de representaciones de los seis martirios que sufrió San Pantaleón, siendo torturado con plomo fundido, en la rueda, en el potro, con una espada, arrojado a las fieras y ahogado en el mar.
El escondite perfecto para el Santo Grial
Sin embargo, los atractivos de esta ermita no son solo materiales. También despierta gran curiosidad la leyenda que rodea al templo y que tiene que ver, nada menos, que con el Santo Grial. Durante la Edad Medieval existía el rumor de que la Orden de San Juan de Jerusalén tenía en su poder el cáliz de Cristo, cáliz que se hallaba escondido en un lugar llamado Montsalvat. Estas habladurías llevaron a muchos a pensar en Sierra Salvada, cordillera ubicada al norte de Burgos. Pronto, la aislada e inaccesible ermita de San Pantaleón de Losa, que pertenecía a dicha Orden y a dicha sierra, se postuló como la candidata ideal.
Otra historia, más creíble, es que tras los muros de esta ermita se ubicó durante siglos una reliquia del propio San Pantaleón de Losa. En concreto, se trataba de una ampolla de cristal con la sangre del mártir. Tal fue la importancia que esto adquirió en todo el ámbito nacional que muchos peregrinos que iban camino de Santiago de Compostela decidían desviar su ruta para visitar esta reliquia. Además, cada 27 de julio, la sangre del santo se licuaba durante unas horas. Actualmente, esta reliquia se encuentra en el Convento de la Encarnación de Madrid.
Asimismo, también cuenta la leyenda que cuando lograron decapitar a San Pantaleón después de sus seis martirios, de su cuello brotó leche en lugar de sangre. Finalmente, cuando esta leche cayó sobre un árbol que estaba totalmente seco, este reverdeció rápidamente.
La oportunidad de descubrir La Merindades
Como ya ha sido mencionado anteriormente, San Pantaleón de Losa se encuentra en la comarca de Las Merindades, una de las zonas más bonitas de toda la provincia de Burgos. Por tanto, es muy recomendable aprovechar unos días para descubrir sus pueblos y parajes naturales.
Por ejemplo, a tan solo una hora en coche se halla el Parque Natural Hoces del Alto Ebro y Rudrón, cuyo principal atractivo es el gran cañón que forma el recorrido del río y por el que se pueden hacer muchas rutas de senderismo. Dentro de Las Merindades también destaca el Salto del Nervión, una cascada de 270 metros de caída libre absolutamente espectacular.
También es imprescindible hacer una visita a Ojo Guareña, un complejo cárstico de cuevas subterráneas que se extiende a lo largo de más de 100 kilómetros. Para terminar, además de San Pantaleón de Losa, algunos de los pueblos más recomendables de Las Merindades son Medina de Pomar, Puentedey, Frías y Orbaneja del Castillo.
En definitiva, San Pantaleón de Losa es un lugar lleno de misterio, leyendas, arte, buenas vistas y mucha naturaleza, así que su visita es más que recomendable. En el caso de que se quiera hacer una ruta por el norte de España, esta es, sin duda, una de las paradas obligatorias.
