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Qué ver en el Park Güell, el monumento que nació de un fracaso

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El Park Güell, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es uno de esos monumentos españoles cuyo nombre todo el mundo conoce tanto fuera como dentro del país. Sin embargo, en un principio este lugar ni iba a ser un parque ni iba a ser público. Su historia le haría replantearse su funcionamiento y constituirse de una forma muy diferente a la proyectada. Esta es la historia y los lugares principales que ver en el Park Güell.

La historia del parque: de urbanización exclusiva a parque público

En un momento en el que el modernismo estaba de moda y que Barcelona experimentaba un enorme crecimiento industrial, el empresario Eusebi Güell i Bacigalupi le encargó al arquitecto Antonio Gaudí la proyección de una urbanización residencial en una finca  de unas 15 hectáreas conocida como la Montaña Pelada. Era el año 1900.

La intención de Güell era la de hacer un barrio muy exclusivo, al modo de las ciudades-jardín inglesas. De hecho, este es el motivo por el que el nombre oficial del parque está en inglés. El empresario, al haber vivido en su juventud en el Jardín de la Fontaine de la ciudad francesa de Nîmes, también aportó sus propios ideales estéticos, políticos y religiosos al proyecto.

Calvario
El Calvario del Park Güell fue concebido como una capilla. | Shutterstock

Así, son perceptibles en el conjunto conceptos procedentes del catalanismo político y de la religión católica. Como ejemplo del primero está la escalinata de acceso, donde se representan los Países Catalanes. Del segundo, podemos ver casos como el Calvario, un pequeño promontorio coronado por tres cruces que, en un principio, iba a ser una capilla y que es uno de los lugares que ver en el Park Güell.

Sin embargo, pese a su interés artístico, el proyecto fue un fracaso comercial. De las 60 parcelas que se pusieron a la venta para construir residencias, solo tres se llevaron a cabo, siendo dos de ellas de Gaudí y Güell. Los motivos de este revés fueron, principalmente, la lejanía del enclave, los elevados precios de oferta y la convulsa situación que reinaba en Barcelona tras la Semana Trágica. Pero, aunque este fiasco ya se podía entrever en 1906, las obras siguieron en marcha ocho años más, construyéndose más zonas comunes.

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La construcción de los monumentos más importantes que ver en el Park Güell

La cronología de las construcciones fue la siguiente. Entre 1900 y 1903, se construyeron la cerca del parque, los pabellones de entrada, el refugio para carruajes, la escalinata de acceso, los caminos y viaductos y el sistema de alcantarillado. Luego, entre 1904 y 1906, se levantó la casa de muestra, donde el arquitecto se trasladó a vivir ese mismo año. Hablamos de la actual Casa-Museo Gaudí. En 1905 el arquitecto Martín Trias i Domènech edificó la Casa Trias para un amigo de Güel, el abogado Josep Pardo i Casanovas.

Después, entre 1908 y 1909 se construyó la Sala Hipóstila, de la que hablaremos más adelante. Finalmente, entre 1907 y 1913, se erigió el teatro griego con el banco ondulado. Fue tras la muerte del conde Güell, que falleció precisamente en su casa del Park Güell, cuando sus herederos vendieron la finca al Ayuntamiento de Barcelona. Así fue como el parque pasó de un proyecto residencial de carácter exclusivo a convertirse en un espacio público y en uno de los monumentos imprescindibles que ver en Barcelona.

Qué ver en el Park Güell: una guía para recorrer todos sus rincones

Una bienvenida que anticipa las maravillas del resto del parque

park güell
Entrada al Park Güell, con la reja de entrada, la escalinata, la Sala Hipóstila y la Plaza de la Naturaleza a la vista. | Shutterstock

Aunque se construyeron varias entradas al Park Güell, la principal y por la que acceden los turistas es la que se encuentra en el sur del mismo, en la calle Olot. Una puerta de hierro forjado con figuras de hojas de palmito, procedentes de la Casa Vicens, dan la bienvenida al visitante.

A ambos lados de la reja se sitúan dos pabellones a modo de torres defensivas medievales. En uno de ellos vivió el guarda y, en el otro, se instaló la recepción del supuesto conjunto residencial. En la Casa del Guarda, en la actualidad, hay un punto de información donde se muestran planos, maquetas, fotografías y otros materiales.

Asimismo, la cubierta de ambos pabellones luce un espectacular revestimiento cerámico que anticipa la técnica del collage o trencadís que el turista encontrará una y otra vez en el interior del parque. Por otro lado, aquí puede observarse un trozo de la muralla que, en un principio, iba a cubrir todo el parque.

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La Escalinata del Dragón, una escalera sin dragón

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La salamandra que decora la escalinata es uno los monumentos más representativos que ver en el Park Güell. | Shutterstock

Ya desde la entrada, se puede apreciar la gran Escalinata del Dragón, así como la Sala Hipóstila y el Teatro Griego. La escalinata, flanqueada por dos muros, se divide en tres tramos. En el primero destacan las plantas colocadas a modo de grotesco y en el del medio sobresale el escudo de Cataluña. Sin embargo, es el tercer tramo donde se encuentra la figura más emblemática de la escalinata y del parque: la salamandra (o dragón) policromada. Sin duda, una de las atracciones principales que ver en el Park Güell.

A uno de los lados de esta enorme y monumental escalinata se sitúa, en el lado izquierdo de frente a la misma, el colegio Baldiri Reixac, donde antes se hallaba la antigua casa del conde Güell. Al otro, se ubican los Jardines de Austria, proyectados en los años 1960 por Lluís Riudor i Carol. En esta zona es donde se hallan las otras dos casas del conjunto: la del abogado Martí Trias i Domènech y la que fue vivienda de Gaudí, ahora destinada a ser la Casa Museo Gaudí.

Este último edificio contiene, en su interior, una colección de obras de Gaudí y de algunos de sus colaboradores, como el escultor Carles Maní. En el primer piso se muestra mobiliario diseñado por el arquitecto. En el segundo se ha recreado el despacho y dormitorio de Gaudí. Por último, en el jardín de la casa, destaca la pérgola de arcos parabólicos, diseñada también por el artista.

El centro del Park Güell: la Sala Hipóstila y la Plaza de la Naturaleza

Plaza de la naturaleza
Plaza de la Naturaleza, concebida como Teatro Griego. | Shutterstock

La zona central del parque Guell está formada por dos plazas, ubicadas una encima de la otra. La primera es la gran sala de columnas a la que conduce la escalinata, la conocida como Sala Hipóstila. Las 86 columnas que la componen, de rasgos dóricos, forman un curioso espacio, que, en principio, fue pensado como mercado. Estas columnas sostienen un techo formado por pequeñas cúpulas y decorado con paneles de mosaico en forma de trencadís, obra del colaborador de Gaudí Josep M. Jujol.

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La Sala Hipóstila sostiene parte de la segunda plaza principal del parque, la cual fue bautizada como Teatro Griego en el proyecto inicial, pero que en la actualidad recibe el nombre de Plaza de la Naturaleza. En un principio esta explanada iba a servir como un escenario de espectáculos al aire libre que contemplar desde las terrazas de las casas. E ahí el porqué del nombre.

En su parte exterior, la Plaza de la Naturaleza está delimitada por otra de las imágenes más representativas del parque: un banco cuyo respaldo ejerce de barandilla y que está decorado con cerámica de trencadís, obra, también, de Josep M. Jujol. Se trata, además, de un bonito mirador desde el que contemplar Barcelona.

Qué más ver en el Park Güell

Pórtico de la Lavandera
Pórtico de la Lavandera, uno de los lugares imprescindibles que ver en el Park Güell. | Shutterstock

Al entrar en el Park Güell, el paseante se adentra en un bosque de caminos sinuosos, galerías porticadas con columnas que parecen árboles y fuentes con formas de animales. La naturaleza está presente en todas partes.

Para recorrerlo, el visitante puede y debe aprovechar los viaductos que salvan el desnivel de la montaña. Gaudí proyectó, según indican desde el propio Park Güell, “tres viaductos de cinco metros de anchura que, serpenteando montaña arriba, conducían a los carruajes, desde la entrada principal en la calle Olot, hasta la parte alta de la urbanización, la colina de las Tres Cruces”. Todos estos viaductos, continúan, “están suspendidos sobre una estructura de columnas inclinadas y bóvedas hechas con piedras sin desbastar procedentes del mismo terreno”.

Otro de los imprescindibles que ver en el Park Güell es el Pórtico de la Lavandera, ubicado al este de la plaza del Teatro Griego. Este espacio, otrora jardín de la casa de Eusebi Güell, es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura orgánica gaudiana.

Datos prácticos para visitar el parque

La visita al Park Güell hay que planificarla con antelación, ya que se trata de un monumento con mucha afluencia de público. Su entrada general, que es preferible reservar por internet, es de 10 euros, dinero destinado a controlar la masificación del espacio y a mejorar las condiciones tanto del parque como sus alrededores.