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La Palma fascinante: sus pueblos más bonitos

Pueblos más bonitos de La Palma

La Palma es una de las islas más populares de Las Canarias y ya tiene encanto por sí sola, por la naturaleza que guarda. Sus playas paradisíacas y sus rincones naturales se llevan toda la atención entre los visitantes, pero lo cierto es que esconde pequeñas poblaciones repletas de encanto. Son tantas las joyas que escoger que se convierte en todo un reto. Cada uno de los pueblos más bonitos de La Palma tiene una peculiaridad que los hace diferentes, ya sea por su pasado pesquero, por estar ubicado junto a una playa preciosa o por tener una arquitectura de película. Estos son los pueblos que se tienen que visitar al recorrer la isla.

El Remo

El Remo
El Remo. | Reinhard Kraasch, Wikimedia

El Remo es conocido por mantener en perfecto estado su encanto de pueblo pesquero aislado. Pasear por sus calles sin asfaltar, contemplar las coloridas fachadas de las casas de pescadores y disfrutar de un chapuzón en su playa y piscinas naturales son algunas de las cosas por hacer. En invierno destaca por su ambiente tranquilo, solitario. Tanto es así que cuando hay fuertes lluvias suele quedar incomunicado.

Tijarafe

Tijarafe
Tijarafe. | Shutterstock

Tirajafe no puede faltar en la lista de los pueblos más bonitos de la zona. Destaca por estar enclavado en un entorno natural espectacular, ya que está respaldado por montañas y cuenta con excelentes vistas al mar. Esto hace que sea un destino perfecto para disfrutar de la naturaleza de la isla. También cuenta con algunos monumentos de gran interés, como la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria del siglo XVI, la ermita del Buen Jesús o sus interesantes museos etnográficos.

El Tablado

El Tablado
El Tablado. | Rolfcosar, Wikimedia

Uno de los pueblos más auténticos de La Palma, ha conservado tan bien su esencia que hasta parece que el tiempo se ha detenido en él. Casas de arquitectura tradicional canaria ubicadas entre dos de los barrancos más grandes de La Palma, todas ellas rodeadas de huertas para consumo propio. Es habitual ver excursionistas, puesto que por aquí pasa la popular GR 130, una ruta de senderismo que da la vuelta completa a la isla.

Tazacorte

Tazacorte
Tazacorte. | Shutterstock

El pueblo de Tazacorte está repleto de colores, desde el verde intenso de sus plantaciones de plátano, el negro rojizo de las montañas que hay junto a él hasta las coloridas fachadas de las casas coloniales. El pueblo está dividido en dos partes. La parte alta, donde destaca el casco antiguo, con casas solariegas del siglo XVI. Algunas de ellas albergan museos de lo más interesantes para conocer la historia, como el Museo del Plátano o el Museo del Mojo y de licor de café. Y la zona del puerto y las playas, ideal para un chapuzón o hacer una excursión en barco para el avistamiento de cetáceos en La Palma.

Los Llanos de Aridane

Los Llanos de Aridane
Los Llanos de Aridane. | Shutterstock

Sin duda, Los Llanos de Aridane no puede faltar en la lista, puesto que es una de las poblaciones más peculiares de la isla. Tiene un casco viejo precioso repleto de casas tradicionales canarias y casas solariegas que se conservan como antaño, antiguos acueductos y el mirador Barranco Las Angustias con unas panorámicas asombrosas. Pasear por sus callejuelas es ideal para descubrir la arquitectura típica canaria, pequeñas casitas con planta baja y pintorescas fachadas. Las curiosidades del pueblo no terminan aquí, los edificios modernos están repletos de arte urbano. Es fantástico hacer una ruta por los murales de Llanos de Aridane. Destaca también la actividad de espeleología en la cueva de Las Palomas, la turística playa de Puerto Naos y la encantadora cala natural de Charco Verde.

El Paso

El Paso
El Paso. | Frank Vincentz, Wikimedia

Conocido como la Ciudad de los Almendros, debido a la gran cantidad que alberga, es un lugar perfecto para alojarse ya que está ubicado en el centro de la isla. Pasear por sus preciosas calles y disfrutar sin rumbo de sus rincones es el mejor plan para visitarlo. El estar rodeado de montañas y volcanes hace que sea una maravilla. Visita obligada es el Museo de la Seda Las Hilanderas, uno de los más llamativos de la isla, la sencilla ruta por los petroglifos El Verde y su Centro de Interpretación, y el peculiar mercadillo de productores y agricultores locales que se celebra cerca del casco antiguo.

San Andrés y Sauces

San Andrés y Sauces
San Andrés y Sauces. | Shutterstock

En la villa de San Andrés se encuentran las famosas piscinas naturales de El Charco Azul y una de las iglesias más antiguas de la isla, la iglesia de San Andrés Apóstol. En la zona de la playa es posible hacer una corta ruta de senderismo por su paseo marítimo. Para los amantes de la historia de los pueblos aborígenes, es obligatoria la visita al Parque Arqueológico El Tendal.

Santo Domingo de Garafía

Santo Domingo de Garafia
Santo Domingo de Garafia. | Pepe Sánchez, Wikimedia

El pueblo Santo Domingo de Garafía es una de las villas más encantadoras para desconectar y alejarse de las aglomeraciones de la isla, especialmente en verano. Aquí se encuentra la única iglesia de dos naves en La Palma, originaria del siglo XVI, y el mirador El Chorro, con unas vistas asombrosas. Es conocido por su exquisito queso. De hecho, está considerado el lugar de producción del mejor queso de la isla.

Porís de Candelaria

Las casitas blancas de Porís de Candelaria, entre las rocas de la cueva
Porís de Candelaria. | Shutterstock

El pueblo de Porís de Candelaria es una joya enclavada en el interior de una roca, con sus diminutas casas en esta cueva. Un escenario de cuento que combina el lado más salvaje y natural de la isla con la mano del hombre. Esta cavidad de 50 metros de altura alberga casas blancas con un siglo de antigüedad, construidas para resguardarse del calor de la isla en verano. Es posible disfrutar de un buen chapuzón en esta idílica postal y hacer snorkel para examinar su rico fondo marino.

Fuencaliente

Fuencaliente
Fuencaliente. | Shutterstock

Rodeado de viñedos que aportan una tonalidad verde única al paisaje de tierra negra se encuentra Fuencaliente. Es una zona marcada por las erupciones. Aquí se encuentra uno de los volcanes más bonitos de La Palma, el volcán de San Antonio. Es un pueblo frecuentado por los excursionistas, puesto que es una zona de descanso o de paso al hacer la ruta de los volcanes de La Palma. Es famosa también la playa de Echentive, que brotó tras la erupción del Teneguía y que tiene la peculiaridad de contar con pequeñas charchas de agua cristalina. Una visita imprescindible es las Salinas de Fuencaliente que desde 1967 mantiene su labor de extracción de sal marina. Está declarado Espacio Nacional de Interés Científico y es uno de los lugares más visitados de la isla.

Barlovento

Barlovento
Barlovento. | Shutterstock

El encanto de Barlovento no es tanto su arquitectura sino el paraje en el que está enclavado. Y es que alberga paisajes tan espectaculares como los conos volcánicos de La Laguna, enclavado en la reserva natural de Guelguén y junto a los Caminos Reales. Destaca sobre todo las piscinas de La Fajana, uno de los principales atractivos turísticos de la zona. Es un destino perfecto para degustar la gastronomía más tradicional de la isla, con recetas con productos de la zona, tanto del mar como del campo.