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Maravillas de Canarias que hay que ver al menos una vez en la vida

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Si hay un lugar donde es difícil elegir rincones imprescindibles, son las Islas Canarias. El archipiélago es tan rico, tan impresionante, que la lista de lugares que no te puedes perder podría ser infinita. Aunque compartan el origen volcánico, las islas tienen una variedad de climas que ha dado lugar a una riqueza paisajística y biológica inigualable. Por otro lado, hay que sumar la influencia que la población humana ha ejercido durante siglos, creando un modo de vida único y lleno de sabor propio. Estas son algunas de las mejores maravillas de Canarias.

El paraíso natural de Santa Cruz de Tenerife

La provincia de Santa Cruz de Tenerife comprende las islas occidentales del archipiélago, de las que Tenerife es, con diferencia, la más poblada. Aquí encontramos el coloso del Teide, pero también otros entornos naturales capaces de asombrarnos.

El Parque Nacional del Teide

Teide, Tenerife
Teide, Tenerife. | Shutterstock

El Teide, en Tenerife, es conocido por ser el pico más alto de España, con sus más de 3700 metros. Este volcán, el tercero más grande del mundo desde su base en el lecho marino, está rodeado por un espectacular parque nacional que es de los más visitados de España y de Europa. Dice la leyenda que el Teide (Echeyde para los guanches) era la morada de Guayota, el Maligno, pero hoy es el hábitat de 58 especies vegetales que solo existen ahí, y de una fauna también muy variada. El Parque Nacional del Teide ofrece buenos accesos y cantidad de senderos para recorrer su fisonomía marciana, salpicada de emblemas geológicos como el Roque Cinchado o La Tarta del Teide.

El Parque Nacional de Garajonay

Bosques del Parque Nacional de Garajonay
Bosques del Parque Nacional de Garajonay. | Shutterstock

La isla de La Gomera esconde en su interior el impresionante tesoro natural de Garajonay, declarado parque nacional y Patrimonio de la Humanidad. El corazón verde de esta isla es un frondoso bosque de laurisilva, el laurel que cubría originalmente buena parte de la Macaronesia. Pasear por este parque es sumergirse en una atmósfera mágica, umbría y sugerente, donde se esconden especies únicas como la paloma turqué. Igual que el del Teide, el Parque Nacional de Garajonay ofrece muchas facilidades para la visita, incluyendo el área recreativa de Laguna Grande, el centro de visitantes o el servicio de guías.

El Monumento Natural de Las Playas

Monumento Natural de Las Playas
Monumento Natural de Las Playas. | Shutterstock

El Hierro, las más pequeña y alejada de las islas, tiene por símbolo al majestuoso lagarto gigante, que solo habita en ella. Célebre hace ya muchos años por las aguas de utilidad medicinal del Pozo de la Salud, los paisajes de la isla no desmerecen en absoluto respecto al resto. Una de sus principales joyas es el Monumento Natural de Las Playas, un paraje protegido que surgió de un corrimiento de tierras en el sureste herreño. Se trata de un escarpe semicircular, parecido a un anfiteatro que hubiera construido la propia naturaleza, antaño frecuentado por rebaños que aprovechaban sus pastos verdes. Desde abajo, en la bahía, la visión del Roque de Bonanza nos impresiona con sus más de doscientos metros.

El Parque Nacional de la Caldera de Taburiente

Parque Nacional de la Caldera de Taburiente
Parque Nacional de la Caldera de Taburiente. | Shutterstock

La Palma, como El Hierro, está declarada en su totalidad Reserva de la Biosfera. En ella, el carácter volcánico se puede apreciar en su esplendor, incluyendo algún episodio dramático reciente, pero la naturaleza tiene su lado más bello en el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, la maravilla natural más emblemática de la isla. Esta “caldera” es una depresión en el centro de la isla, rodeada por un cerco de rocas que asciende hasta los 2426 metros del Roque de los Muchachos. Desde las alturas es fácil disfrutar de un mar de nubes a tus pies, además de las siluetas de otras islas en la lejanía, pero el parque cuenta con otros espectáculos inolvidables como el Salto de la Desfondada, una cascada de 150 metros.

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Las maravillas canarias de Las Palmas

La otra provincia canaria comprende las islas de Gran Canaria, Fuerteventura, Lanzarote y La Graciosa, y reúne muchos kilómetros de playas de ensueño y tesoros naturales. Veamos qué es lo más destacado de esta zona paradisíaca.

Las Dunas de Maspalomas

Dunas de Maspalomas
Dunas de Maspalomas. | Shutterstock

Aunque Gran Canaria, igual que las islas que hemos visto hasta ahora, también tiene un interior escarpado y verde, cuenta del mismo modo con una zona que parece sacada de Las mil y una noches. Las Dunas de Maspalomas nos transportan con facilidad a exóticos desiertos o incluso a otros mundos, con su extensión de ondas doradas de arena. Las dunas son una reserva natural especial, y es que no queda nada igual en la isla. Ver el mar al fondo de las dunas es una de las estampas imborrables de esta isla, pero aún puede serlo más si te topas con el lagarto gigante que suele encontrarse en el cercano palmeral de la Charca de Maspalomas.

La Isla de Lobos

Isla de Lobos
Isla de Lobos. | Shutterstock

Aunque se puede considerar una de las visitas imprescindibles de Fuerteventura, lo cierto es que la Isla de Lobos está separada de su hermana mayor por un breve trayecto en barco. Quien se acerque a este islote descubrirá un parque natural que hace las delicias de submarinistas y de aficionados al surf, pero también a quien solo quiera maravillarse con sus aguas turquesas y sus vistas.

El Parque Nacional de Timanfaya

Volcanes en el Parque Nacional Timanfaya
Volcanes en el Parque Nacional Timanfaya. | Shutterstock

Si hay un lugar en Canarias en que la naturaleza ha demostrado su tremendo poder, ese debe ser el Parque Nacional de Timanfaya, en Lanzarote. En el siglo XVIII, una erupción volcánica que parecía no tener fin devastó esta amplia zona del occidente de la isla. El resultado es un paraje que sobrecoge por su extrañeza y por la fuerza que todavía tiene. La actividad volcánica de la isla sigue despierta, y eso puede observarse en los tremendos vapores que surgen del subsuelo, y que sirven incluso para cocinar. Desde luego, visitar este parque es transportarse a otro planeta, que sin embargo nos recuerda la fuerza increíble del nuestro.

La Graciosa

La Graciosa
La Graciosa. | Shutterstock

La isla de La Graciosa es tan pequeña que puede considerarse una atracción imprescindible toda ella. Tomando un ferry desde Lanzarote podemos desembarcar en las calles de arena de su principal población, Caleta del Sebo, y ahí alquilar una bicicleta para recorrerla entera. Esta isla es la única habitada del archipiélago Chinijo, que es un espacio protegido y la mayor reserva marina de Europa. Ofrece también maravillosas playas vírgenes como la de la Cocina o la de los Franceses, además de panorámicas impagables.