fbpx

Ermita de Santa Justa, el templo besado por el Cantábrico

Ermita de Santa Justa, Cantabria

Escondida en un acantilado, a merced de las aguas del Cantábrico, camuflada entre las rocas contra las que chocan las olas que, sin embargo, no han logrado erosionar sus formas. La ermita de Santa Justa es uno de los rincones más curiosos de la bella Cantabria, situada a un paso de Santillana del Mar, aguantando las embestidas del mar. En pie desde hace más de cinco siglos, es un lugar perfecto para establecer el centro de esta nueva escapada propuesta como Rincón del Finde.

Historia de la ermita de Santa Justa

Ermita de Santa Justa
Ermita de Santa Justa. | Shutterstock

La historia de la ermita de Santa Justa comienza en el siglo III, en Sevilla, con Justa y Rufina. Fue en esta ciudad donde vivieron las dos hermanas que terminarían siendo patronas de la capital andaluza. Eran dos jóvenes muy queridas que se dedicaban a la alfarería en el barrio de Triana, pero por ser cristianas fueron perseguidas y torturadas hasta la muerte.

La primera en convertirse en mártir fue Justa, a quien Rufina siguió días después. Según quedó recogido, ese martirio se dio entre los días 17 y 19 de julio. Por ello, muchos siglos más tarde y muchos kilómetros más al norte, se celebra cada 19 una romería en la que el pueblo de Ubiarco traslada la imagen de la Virgen a quien está consagrada la capilla. Parece que de Rufina se olvidaron, pero santa Justa está presente.

Las claves del templo

Ermita de Santa Justa
Interior de la ermita de Santa Justa. | Shutterstock

Lo primero que hay que saber de esta ermita es que se encuentra literalmente encajada en los acantilados. Solo cuenta, de hecho, con dos paredes, pues se aprovecharon las formas de la roca a la hora de construir el conjunto. Este carácter semirrupestre tiene parte de culpa de lo espectacular que es la postal completa, en la que la ermita puede llegar a apreciarse por los tonos claros de lo construido, pero que parece en todo momento existir a partir de la piedra, cobijada siempre en esta.

El templo actual data del siglo XVI, pero antes ya existió una ermita que se levantó en torno al siglo XII, consagrándose a partir de unas reliquias de las santas. El interior apenas sí cuenta con elementos: es austero, oscuro y húmedo, con una única lámpara iluminando el reducido espacio. Da la sensación de haber permanecido así durante centurias, sin un mínimo cambio. Cuando, fuera de nuevo, se observan las rocas chocando contra el conjunto, uno no puede por menos que preguntarse cómo ha sido posible que haya sobrevivido a la acción del Cantábrico.

Pero así ha sido, llegando a ser en muchos momentos un importante foco de peregrinación en ese camino del norte que llevaba y sigue llevando a muchos peregrinos hasta Santiago de Compostela. El paraje de gran belleza en el que se encuentra, con la salvaje playa de Santa Justa al lado, completa el interés del viajero. Hay que asistir, de ser posible, a ese espectáculo del chocar de las olas.

Los alrededores de la ermita de Santa Justa

Santillana del Mar
Santillana del Mar. | Shutterstock

La zona está repleta de rincones con los que completar la escapada. Sin ir más lejos, sobre el acantilado en el que se resguarda la ermita se encuentran las ruinas de la torre de San Telmo, una antigua atalaya medieval del siglo XIV. Todos los senderos que recorren estas formas rocosas que saltan al mar merecen la pena, siempre que se aborden con la precaución que se requiere.

Santillana del Mar puede establecerse como centro desde el que partir hacia la ermita de Santa Justa, así como hacia todas las actividades que surjan. La villa de las tres mentiras tiene una verdad indiscutible para el viajero: es uno de los pueblos más bonitos de España. No es santo, ni llano, ni tiene mar, pero sus calles medievales, sus casonas y palacios y sus monumentos de gran antigüedad no necesitan de nada más. Destaca la colegiata de Santa Juliana, el más importante exponente de arte románico en Cantabria.

Para terminar de comprender que en Cantabria hay historia y belleza para rato, se puede realizar una excursión a las cuevas de Altamira. Aquí descansan las pinturas prehistóricas más famosas de la geografía española, incluso del mundo. No es en vano: tienen 14.000 años y son un ejemplo único de arte y cultura antiquísima.

Por lo inesperado de su existencia, por eso es nuestro Rincón del finde

Ermita de Santa Justa
Ermita de Santa Justa. | Shutterstock

La ermita de Santa Justa ha sido escogida como propuesta de escapada para este Rincón del Finde porque su existencia siempre sorprende. A pesar de encontrarse en una zona cántabra que siempre ha atraído a curiosos, estudiosos y viajeros, todavía no es especialmente conocida y por ello sigue provocando una reacción general: asombro. Sorprende su ubicación, su construcción y la postal que forma junto al acantilado, la playa homónima y las posibilidades existentes alrededor.