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Santas cuevas de España, lugares de peregrinaje

Iglesia en el lado del acantilado de la Santa Cueva de Cov

A lo largo y ancho de la geografía española, se extiende un gran número de santas cuevas. Las peculiaridades que esconden algunas de ellas, no solo las han convertido en un lugar de peregrinaje para los más creyentes, sino también en importantes puntos de interés turístico. Las historias, milagros, apariciones, tallas y reliquias que aguardan tras sus piedras hacen de estas grutas unos emplazamientos que merece la pena visitar.

Santas Cuevas de la Abadía del Sacromonte

Las Santas Cuevas de la Abadía del Sacromonte en Granada nacen como consecuencia del descubrimiento de las reliquias de los mártires cristianos San Cecilio y sus seguidores, San Hisicio y San Patricio. En su origen, estas fueron hornos de cal utilizados por los romanos. A finales del siglo XVI, entre el 1595 y el1597 se realizaron las primeras excavaciones para posteriormente reforzar y valorar aquellas grutas donde se tenía constancia de que habían sido lugar de martirio. La lámina sepulcral encontrada en esta localización narra el martirio de San Cecilio, obispo de Ilíberis, discípulo de Santiago Apóstol.

Santas cuevas de la Abadía del sacromonte
Las de Sacromonte son unas de las Santas Cuevas de España. | Cedida por abadiasacromonte.org

A la entrada se ubica un altar a cuyos lados se veneran dos imágenes de cera traídas de Roma con las reliquias de los mártires San Víctor y San Leoncio. Bajando por las escaleras, se llega hasta las distintas capillas que componen las cuevas. Entre ellas están la de la Dolorosa, la de Piedra u otra más pequeña protegida por una reja. Mención aparte merece la de Santiago, donde según la leyenda apóstol dio aquí la primera misa en España.

Santuario de la Cueva Santa

El Santuario de la Cueva Santa de Altura, en Castellón, es parte de uno de los más emblemáticos símbolos tradicionales, culturales, históricos y religiosos del Arciprestazgo de Segorbe. Esta gruta alberga una advocación mariana de la Virgen de la Cueva Santa, patrona de la Diócesis de Segorbe-Castellón. Se le atribuyen numerosos milagros, entre los que se encuentra la creación del manantial del Berro de la Villa de Altura.

Vista del Santuario de la Cueva Santa de  Altura
La Cueva Santa tiene veinte 20 metros de profundidad. | Shutterstock

Anteriormente, esta caverna era conocida con el nombre de Cueva del latonero. Tiene unos 20 metros de profundidad y era utilizada por los pastores como refugio. En el siglo XII, se construyó en sus profundidades una capilla de la Virgen. Esta se edificó con gruesos muros de sillería y mampostería. En su interior se conserva un retablo, formado por pedestales y columnas salomónicas de jaspe.

La talla de la Virgen de la Cueva Santa, un bajorrelieve de yeso, posee su propia leyenda. Se cuenta que uno de los pastores que se refugiaban en la sima debió dejar en ella una imagen de la Virgen, atribuida a Fray Bonifacio Ferrer. Una centuria después, esta se apareció a otro pastor que pasaba la noche en la oquedad y le mostró dónde se encontraba la obra de arte.

Santa Cueva de Montserrat

La Santa Cueva de Montserrat o “La Santa Cova” es un importante lugar de peregrinación religiosa, situado en el Monasterio de Montserrat  de Barcelona. Esta gruta es el lugar donde se encontró la imagen de la Virgen en el 880, origen de su culto y consagración como patrona de Catalunya. Se accede a ella a través del Camino de la Santa Cueva, que está excavado en la montaña y fue construido entre los años 1691 y 1704.

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La Moreneta o Virgen de Montserrat
La Moreneta o Virgen de Montserrat es la protagonista del santuario. | Shutterstock

La historia cuenta que un sábado del año 880, cerca de la hora del crepúsculo, algunos pastores vieron caer del cielo la llamada “gran luz”. Una semana después de este suceso, los jóvenes pastores regresaron a la montaña con sus padres y la visión surgió por segunda vez. Esto continuó sucediendo durante los cuatro sábados siguientes. Así que el rumor se extendió y el obispo de Manresa organizó un viaje para visitar el gran monte el sexto día de la semana. El religioso y las personas que estaban con él pudieron ver la imagen de la Virgen María en una cueva. Consideraron que esto era un acto de intervención divina e interpretaron que la imagen tenía que ser venerada en Montserrat y no podía moverse.

La edificación de la capilla se produjo entre los años 1696 y 1705, gracias al mecenazgo de la marquesa de Tamarit. El emplazamiento vertical de la capilla en la pendiente de la montaña le da una sensación de estar suspendida. La capilla tiene planta de cruz latina, y en su altar hay una reproducción de la imagen de la Moreneta, ya que la auténtica se encuentra en la Basílica del monasterio.

Santa Cueva de Covadonga

La Santa Cueva de Covadonga se trata de una gruta del monte Auseva, que da nombre a la parroquia homónima, ubicado en el concejo de Cangas de Onís. La leyenda narra que mientras perseguía a un malhechor, don Pelayo dio con un ermitaño que adoraba a la Virgen María en esta cueva. El solitario hombre pidió al héroe godo que perdonase al delincuente que había acogido en la gruta, ya que estaba bajo la protección de la Altísima. No obstante, los historiadores creen que la opción más factible es que el caudillo y los combatientes cristianos dejarán allí la imagen de la Virgen mientras se refugiaban de los musulmanes.

Vista lateral  de la Santa Cueva de Covadonga
Capilla ubicada en la Santa Cueva de Covadonga. | Shutterstock

La primera construcción se llevó a cabo en tiempos de Alfonso I el Católico quien, para conmemorar la victoria de don Pelayo en Covadonga mandó elevar una capilla dedicada a la Virgen María. Además, se alzaron otras dos para San Juan Bautista y San Andrés. La cueva estaba recubierta de madera pero en el siglo XVIII, un incendio destruyó la talla original de la Virgen. Por tanto la actual talla es del siglo XVI y fue donada al santuario por la catedral de Oviedo en 1778.

Santa Cueva de Liébana

La Cueva Santa de Liébana se levantó poco antes del año 900 en la ladera del monte de la Viorna, en la comarca de la Liébana de Cantabria. Forma parte de las ermitas que rodean el monasterio de Santo Toribio de Liébana. Según la tradición, el monje benedictino Toribio de Palencia lo habría construido en el siglo VI como lugar de retiro. Una leyenda muy arraigada en la zona refiere que el santo no sabiendo dónde erigir su hogar subió a lo más alto de la Viorna y arrojó su báculo al abismo diciendo: “Donde caiga mi cayada allí será mi morada”.

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La Santa Cueva de Toribio de Liébana se sitúa en la ladera del monte
La Santa Cueva de Toribio de Liébana se sitúa en la ladera del monte. | Wikimedia

Esta gruta consta de dos plantas. La inferior, excavada en la roca, sería la celda y la superior una pequeña capilla. La entrada a la primera se realiza por medio de una tosca puerta de arco de medio punto, mientras que a la planta superior se accede por medio de una rampa. Esta última habría sido construida en el año 1601 por el monje Prudencio de Sandoval

Cueva del Santo Hermano Pedro

La Cueva del Santo Hermano Pedro se localiza junto al aeropuerto de Tenerife Sur, cerca de El Médano. Esta gruta está consagrada al primer santo canario, San Pedro de San José Betancur. Pese a que pertenece al aeródromo, tiene un convenio con el Obispado isleño y permite su uso por parte de los fieles. Desde finales de los noventa, esta cavidad y su entorno tiene la calificación de Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Sitio Histórico.

Interior y exvotos de la Cueva del Santo Hermano Pedro en Tenerife
La Santa Cueva del Santo Hermano Pedro en Tenerife. | Wikimedia

La cueva está considerada como uno de los puntos de peregrinaje más importantes del archipiélago canario. En esta caverna es dónde el Santo se paraba a descansar con su rebaño en invierno para recuperar de nuevo fuerzas y andar el camino hasta su pequeño pueblo en los altos de Vilaflor. Además, era utilizada como lugar de oración e incluso como escondite para resguardarse de los asaltos piratas que sufría la isla.

En la actualidad, su interior guarda una imagen de madera del Hermano Pedro y una sección que está totalmente rodeada de exvotos de los fieles. Asimismo, posee una reliquia del Santo, concretamente la parte de una costilla. En el exterior al aire libre hay un altar tallado en piedra en donde se llevan a cabo las misas.

Cueva de los Muñecos

La Cueva de los Muñecos, en Santa Elena, Jaén, se enmarca en pleno Parque Natural de Despeñaperros. Hace siglos, los pastores y ganaderos de la zona se aprovisionaban en ella de exvotos de bronce de origen ibero que fundían para fabricar herramientas, de ahí su nombre.

En esta cueva se sitúa el Santuario del Collado de los Jardines, del que se han recuperado unos dos mil quinientos exvotos de bronce y barro. En la antigüedad, los pobladores iberos arrojaban estos muñecos por una grieta de la gruta para solicitar los favores de la madre Tierra. En el siglo XX, empezaron a comprarlos los anticuarios y traficantes de antigüedades y eso desencadenó una plaga de rebuscadores. Actualmente, la mayoría de estas piezas se encuentran en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

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Ermita de San Úrbez

La ermita rupestre de San Úrbez se encuentra en el linde del parque nacional de Ordesa y Monte Perdido, cerca del pueblo llamado Fanlo que a su vez es uno de los más atractivos de Aragón. Los lugareños creen que la cueva al final de la capilla es el lugar donde el pastor Úrbez dormía, mientras desarrollaba la labor eremita que le llevaría a la santidad. Bien robadas o cedidas por los habitantes de Alcalá de Henares, el santo se hizo con las reliquias de Justo y Pastor con el objetivo de protegerlas.

La Ermita de San Úrbez en el Parque Natural de Ordesa y Monte Perdido
La ermita de San Úbez está en el interior de la montaña y posee una de las santas cuevas de España. | Shutterstock

El espíritu anacoreta del santo se traslada a la perfección en este templo. La ermita se halla enteramente en un abrigo de roca al que se accede solo gracias a una escalera y una puerta con un tosco arco de medio punto. Parece ser que comenzó a edificarse en torno al siglo XI o XII, aunque la tradición popular enmarca la muerte de San Úrbez en el año 802. La mayor parte de la construcción es el muro frontal, ya que el resto se amolda a la roca. El primer segmento no tiene techo lo que aporta gran luminosidad y una especie de nave alargada agrupa los asientos para los feligreses.

Cueva de Santo Domingo de Guzmán

La Cueva Penitencial de Santo Domingo de Guzmán se sitúa en Segovia, fuera de la ciudad y próxima al río Eresma. Durante mucho tiempo, esta gruta fue un lugar de peregrinaje para los cristianos. Pese al duro golpe que supuso la desamortización del siglo XIX, los dominicos lograron continuar con la titularidad y el cuidado de la misma.

Santo Domingo de Guzmán se hospedó en esta cueva hasta 1218, entregado a la predicación durante el día y a la oración y penitencia durante la noche. Su estancia en Segovia, coincidió con una época de sequía que tenía desanimados a los agricultores. Ante esta situación, elevó una oración a Dios implorando la lluvia. Algo que, al suceder rápidamente, hizo que los segovianos le consideraran su santo y protector. En agradecimiento a este, se construyó en este emplazamiento el primer convento de la Orden de los Frailes Predicadores.

La cueva consta de una capilla interior de planta rectangular, cubierta por una bóveda de medio cañón de madera dorada y policromada .El altar, del mismo estilo, dispone de una hornacina que representa una gruta en la que aparece Santo Domingo de Guzmán frente a Cristo crucificado. Próxima a esta, en el muro de la derecha, se abre otra hornacina que acoge también la figura del santo vestido con el hábito de fraile dominico.