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La trágica desaparición de la ‘Alhambra de Madrid’

La trágica desaparición de la ‘Alhambra de Madrid’

Por espléndido y cautivador que sea un edificio, nunca se tiene la certeza de que vaya a perdurar en el tiempo. En las ciudades han actuado desde siempre intereses que poco tienen que ver con la apreciación del arte. Tal fue el caso de la conocida como ‘Alhambra de Madrid’, un impresionante palacio de inspiración árabe en pleno centro de la capital: después de seducir durante menos de una centuria a miles de madrileños, hoy día no quedan de ella más que un puñado de fotos en blanco y negro.

La pujanza del Madrid burgués

La ‘Alhambra de Madrid’
La ‘Alhambra de Madrid’. | Wikimedia

El edificio en cuestión fue la residencia de un destacado miembro de la alta burguesía, el catalán Josep Xifré Downing. El Palacio de Xifré expresa muy bien su época, una mezcla de sueños orientales y capitalismo rampante.

El nuevo polo de atracción de los ricos

El actual Paseo del Prado apenas era reconocible a mediados del siglo XIX, pero ya estaba despertando el interés de las figuras más adineradas de la época. Las grandes fortunas del momento se fijaban en esa zona que había quedado libre tras la demolición del ruinoso palacio del Buen Retiro.

Josep Xifré fue uno de ellos, y después de viajar por toda Europa y vivir a caballo entre París, Barcelona y Madrid, decidió hacerse casa en la capital. Para ello, le compró en 1857 nueve solares al duque de Medinaceli en el que ya empezaba a conocerse como ‘barrio de los banqueros’, y pronto arrancaba la construcción de una de las residencias más hermosas de España.

La saga de los Xifré

La familia Xifré es una de las más destacadas de la burguesía decimonónica. El fundador, Josep Xifré i Casas, fue uno de aquellos “indianos” que volvieron enriquecidos de América, entre otras cosas gracias al tráfico de esclavos.

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Su hijo Josep Xifré Downing, el responsable del palacete madrileño, mantuvo los negocios iniciados por el padre y ejerció como abogado y mecenas. Nacido en La Habana, la fortuna familiar lo había acercado a la corte, razón por la que decidió instalarse en Madrid. El único descendiente, Josep Xifré Hamel, estuvo más preocupado por la teosofía que por los negocios, por lo que se le considera el último miembro del clan.

Descubriendo la ‘Alhambra de Madrid’

Interior del Palacio de Xifré
Interior del Palacio de Xifré. | Wikimedia

En aquella época, la influencia cultural del Romanticismo todavía es muy perceptible. El orientalismo es una de sus manifestaciones, y el arte hispanoárabe suponía un referente tan cercano como atrayente.

Génesis del Palacio de Xifré

Para su proyecto de poseer un palacete de estilo árabe, Xifré contó con el arquitecto Émile Boeswillwald, al que no dudó en mandar a la mismísima Alhambra a tomar buena nota de cada detalle. El diseño deslumbró a Xifré, y en 1862 la flamante residencia ya estaba en pie. A pesar de la minuciosidad en la réplica de un edificio árabe, se cuenta una anécdota según la cual, una vez acabado el palacio, el marqués de la Vega de Armijo felicitó a Xifré diciéndole: «le ha quedado precioso su palacio chino».

El resultado final fue un edificio que se puede calificar de neomudéjar, con una fidelidad al estilo histórico más que notable. Además de los imprescindibles arcos de herradura, la residencia contaba con todo tipo de detalles arabizantes, como las verjas, patios y columnas, todo inspirado en la Alhambra, con sus arabescos, su yesería y grandes lámparas árabes colgando de los fastuosos techos. También los muebles, las alfombras y los tapices habían llegado desde varios rincones del mundo para dar forma al sueño oriental de Xifré.

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El principio del fin

Josep Xifré solo pudo disfrutar de su palacio unos pocos años, porque murió en 1868. Su hijo, el teósofo Xifré Hamel, vendió la residencia en 1913. La sentencia de muerte estaba ya firmada.

Los avatares del palacio después de los Xifré

Tras el cambio de manos, el Palacio de Xifré tuvo varios y dispares usos. Fue propiedad del embajador mexicano y delegación de ese país. Volvió a ser residencia de un personaje notable, el duque del Infantado, después de un tiempo como simple almacén de muebles.

Palacio de Xifré
Palacio de Xifré. | Wikimedia

Durante la Guerra Civil, las circunstancias lo convirtieron en escuela, donde los pupitres convivían con la ornamentación nazarí. La condena definitiva llega en 1949, en que pasa a manos de una inmobiliaria. Poco tiempo después, la Alhambra madrileña cae bajo la piqueta, todo un sacrificio en nombre del desarrollismo.

Donde antes estuvo el flamante palacio, en el Paseo del Prado, hoy se encuentra la mole del Ministerio de Sanidad. El período franquista cambió las ensoñaciones exóticas por una arquitectura funcional radicalmente distinta. Ahora bien, se sabe que partes del edificio se vendieron y quedaron repartidas por media España. Todo un reto para quien desee investigar lo que fue la asombrosa ‘Alhambra de Madrid’.

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