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La asombrosa ‘Calzada de los Gigantes’ española

Los Órganos de La Gomera

En su pequeño territorio, La Gomera esconde una variedad de paisajes asombrosa. Ahí están los milenarios bosques de laurisilva, esos imponentes roques que destacan en el horizonte o profundos barrancos que parecen insalvables y en los que aún se escucha ese lenguaje único que es el silbo. Pero hay que adentrarse en el mar para poder admirar una de las postales más sobrecogedoras de la isla.

Un capricho geológico junto al mar

La ‘Calzada de los Gigantes’ española
La ‘Calzada de los Gigantes’ española. | Shutterstock

Enormes pilares basálticos de forma hexagonal emergen del mar y dan forma a una postal extraña, incluso inquietante. Es un fenómeno geológico poco común que tiene un parecido razonable con la Calzada de los Gigantes de Irlanda del Norte. Pero más allá de compartir origen volcánico, Los Órganos presentan características propias que los hacen únicos.

Su nombre ya hace intuir qué van a encontrar los ojos de aquellos que navegan por el noroeste esta isla canaria. Se trata de un conjunto magnífico de columnas pétreas que se elevan en perfecta formación hacia el cielo, igual que hacen los tubos los esos órganos que se ven y escuchan en iglesias y catedrales. Pero sus dimensiones son mucho mayores, casi descomunales, porque esos pilares se alinean a lo largo de una pared de 200 metros de ancho y se alzan por encima de los 80 metros sobre las aguas del Atlántico.

Son esas aguas las que se transforman en las manos que hacen sonar Los Órganos. En días de mar calmada las olas apenas acarician la superficie de los tubos e interpretan melodías suaves, casi hipnóticas. Pero cuando soplan los vientos alisios, el océano embravece y rompe con fuerza contra ellos, creando composiciones musicales furiosas, incluso atronadoras.

Una imagen y una música que solo se pueden disfrutar desde el mar, puesto que Los Órganos de La Gomera son un lugar tan bello y misterioso como inaccesible. Desde tierra es posible acercarse a ellos; sin embargo, lo único que se aprecia es el inmenso roque que da cobijo a uno de los rincones más singulares de las Islas Canarias.

Así se formaron Los Órganos de La Gomera

Los Órganos de La Gomera
Los Órganos de La Gomera. | Shutterstock

La naturaleza es capaz de moldear obras espectaculares, pero incluso aquellas que parecen inacabadas pueden ser magníficas. Es, de algún modo, lo que ocurrió en Los Órganos. Las columnas que lo forman son en realidad magma de una erupción volcánica. Un magma especialmente denso que no pudo alcanzar la superficie y que, al enfriarse, se contrajo hasta resquebrajarse en esos singulares tubos de forma hexagonal y un metro de grosor.

Aquel material que estaba destinado a salir a la superficie finalmente lo hizo. Pero de otra manera. Durante miles de años, la erosión provocada por el viento, la lluvia y el mar fue liberando esas columnas de su encierro. Las dejó a la vista, en algunos casos las partió o las moldeó y creó esa obra maestra que es el Monumento Natural de Los Órganos de La Gomera.

Los Órganos y su gran biodiversidad

Los Órganos de La Gomera
Los Órganos de La Gomera. | Shutterstock

Esa imagen oscura y fría de Los Órganos puede hacer pensar que este es un lugar sin vida. Nada más lejos de la realidad, porque tanto la superficie terrestre que ocupa el monumento natural como sus aguas esconden una enorme biodiversidad. De hecho, esta es Zona de Especial Protección de Aves y también reserva marina. Aquí habitan especies como el charrán común, la gaviota patiamarilla o el águila pescadora. Y, si hablamos de especies acuáticas, infinidad de invertebrados y de peces como la vieja, emblemático en las Canarias.

Pero, en ese pequeño viaje por mar imprescindible para poder admirar Los Órganos en todo su esplendor, es posible disfrutar también de la visión de delfines y ballenas en libertad. De hecho, en la franja marina entre las costas de La Gomera y Tenerife se encuentra el único Sitio Patrimonio de Ballenas de Europa, un corredor marino donde es frecuente observar rorcuales, calderones o cachalotes.

Cómo llegar a Los Órganos

Valle Gran Rey
Valle Gran Rey. | Shutterstock

Los Órganos se esconden entre imponentes acantilados que mueren en el mar en el punto más septentrional de La Gomera, en el municipio de Vallehermoso. Sin embargo, las embarcaciones suelen partir de Valle Gran Rey o la Playa de Santiago. De esta manera es posible sumergirse de lleno en la belleza más salvaje de la isla, la de su costa occidental.

En el camino no solo se pueden observar escarpados acantilados, también caseríos que se establecieron desafiando una orografía caprichosa y que destacan como un faro en unos paisajes de auténtico infarto. Ahí está Taguluche, cuyas casas blancas se asoman al mar desde el fondo de un barranco. Más al norte se divisa Tazo, rodeado de un magnífico palmeral de donde se extrae el guarapo, base para la elaboración de la miel de palma que le ha dado fama. Y cerca de Los Órganos, ya en territorio de Vallehermoso, se puede ver uno de los caseríos más remotos de la isla: Arguamul.

Qué ver en Vallehermoso, un lugar con mucha historia

Vallehermoso
Vallehermoso. | Shutterstock

Aunque Los Órganos sean el gran tesoro de Vallehermoso, en tierra es posible disfrutar de rincones auténticamente excepcionales. De hecho, no solo es el municipio más extenso de La Gomera, también ocupa su parte más antigua, un lugar de gran interés geológico con más de 20 millones de años. Y se puede recorrer a través de la infinidad de senderos que lo atraviesan. En su mayoría son de dificultad media o alta, por lo que es importante tener una cierta forma física y llevar un equipamiento adecuado.

Y para quienes busquen alternativas más relajadas, el municipio tiene una decena de playas. Unas son de acceso muy sencillo, otras no tanto. Pero todas comparten esa tranquilidad de los espacios aislados, unas aguas cristalinas y un oleaje por lo general fuerte. Ese oleaje hace que el baño no siempre sea recomendable en ellas, pero, en cualquier caso, merece la pena descubrirlas y, sobre todo, disfrutarlas, aunque sea desde la arena.