En la entrada de éste templo, en una hornacina, aguarda la Virgen Blanca, patrona de la ciudad. Su interior contiene una gran obra de arte que ver en Vitoria capital. Esta es el retablo mayor barroco, obra de Gregorio Fernández. Saliendo a la plaza del Machete de nuevo, toca disfrutar del renacentista Palacio de Villasuso. Tal lugar es identificable por la galería abierta que tiene bajo su techo. Dentro hay un magnífico tapiz flamenco que representa la huida de Eneas.
Más adelante, subiendo una escalinata, se llega a lo alto de la colina. A la derecha, existe un mirador donde con la gótica Iglesia de San Vicente Mártir (siglo XV). Entre lo más recomendable que ver en Vitoria se encuentran la panorámica obtenida al ascender su torre neobizantina de 54 metros de altura. El templo posee un retablo churrigueresco y varias capillas con imaginería de gran calidad.
Siguiendo la calle Fray Zacarías Martínez, se encuentra el renacentista Palacio del Marqués de Montehermoso. Aquí residió el rey José I Bonaparte. Sus amoríos con su anfitriona se recuerdan en la rima: “La marquesa de Montehermoso tiene un tintero, en el que moja su pluma José primero”. La íntima asociación de su propietaria al “rey intruso” motivó que fuera confiscado en 1816. Desde entonces, pasó a propiedad privada.
Pocos metros después, está el Palacio Escoriaza Esquivel (siglo XVI). Tal edificio cuenta con un bello patio porticado y una magnífica portada plateresca en la fachada principal. Pese a todo, el edificio más importante que hay que ver en Vitoria es la Catedral Vieja de Santa María, (ss. XIII y XV). De estilo gótico, su torre fue terminada en el siglo XVII. Tiene planta de de cruz latina con un amplio crucero y girola a la que se abren capillas absidiales poligonales. Además, su pórtico occidental (s. XIV) es una obra maestra de la escultura gótica. Dentro sobresale un Descendimiento de la Cruz, realizado por Van Dyck. El programa “Abierto por Obras” permite visitar el templo en rehabilitación. Por último, parte de la visita incluye las murallas medievales (s. XI).
Muy cerca, en la antigua entrada norte al recinto amurallado, se sitúa la Torre de los Hurtado de Anda (siglo XV). Choca que su parte superior sea notablemente más ancha que la inferior. Otro edificio singular que ver en Vitoria es el Portalón, una antigua casa de postas del siglo XV y, actualmente, un restaurante. Por su parte, el palacio Bendaña alberga el Museo Fournier, con una de las mejores colecciones mundiales de barajas. Tal entidad y el Museo de Arqueología se han fusionado en el BIBAT, con un vanguardista edificio (2009) de forma cúbica que unifica. Su aspecto externo recuerda un cofre recubierto con chapas de bronce.
Por otro lado, en la animada calle Cuchillería se asiente la Casa del Cordón. El edificio se llama así por el cordón de hábito franciscano que decora una de sus dos puertas. Fue construida en el siglo XV por el judío converso Juan Sánchez de Bilbao. Se cree que fue la más confortable de la localidad, pues en ella se hospedaron los reyes Felipe el Hermoso y Juana la Loca. Además, allí vivía 1522 el cardenal Adriano de Utrecht, regente de Castilla, cuando le llegó la noticia de que había sido elegido Papa.
Por último, el ensanche está situado al éste del casco viejo. En su extensión se encuentra Artium, el Museo Vasco de Arte Contemporáneo (2002). Exhibe una de las mejores colecciones de arte moderno y contemporáneo de España. Con esto concluye el recorrido por lo mejor que ver en Vitoria-Gasteiz. Para quien disponga de tiempo y coche, quedan las páginas con los lugares menos vitorianos más secretosde la ciudad, así como en alrededores.