¿Podría ser esta la silueta del palacio de Disney? ¿Es acaso el castillo que da cobijo a uno de los muchos cuentos de la infancia? Son cuestiones que plantean las imágenes del Palacio Real de los reyes de Navarra, en Olite, uno de esos lugares que encierran mil secretos y parecen sacados de una novela de ficción. Sin embargo, este palacio existe y puede visitarse. A tan solo media hora en coche de Pamplona, este lujoso palacete medieval es uno de los grandes atractivos turísticos del norte de España y, sin duda alguna, merece una visita.
Un palacio que sirvió de inspiración a Bécquer
El Palacio Real de Olite es uno de los monumentos medievales más importantes de España y el más visitado de Navarra. Aunque popularmente es conocido como un castillo, lo cierto es que es un palacio, ya que fue construido con fines cortesanos y no militares. Tal es la fantasía que evoca esta construcción que sus muros sirvieron de inspiración hasta al mismísimo Gustavo Adolfo Bécquer.
En cuanto a estilos arquitectónicos, Olite milita en el gótico francés, aunque guarda algunos detalles de estilo mudéjar, como los restos de yeserías y estucados. Este palacio, de enormes dimensiones, se divide en tres partes. En primer lugar, se encuentra el palacio Viejo, que en la actualidad es un parador. Por otro lado, están las ruinas de la capilla de San Jorge. Por último, se encuentra el palacio Nuevo, también conocido como castillo de Olite. Es la parte más amplia y la que se puede visitar por dentro.
Era especialmente en esta tercera parte donde no se escatimaba en gastos. Había todo tipo de lujos. Entre ellos, varios jardines verticales de hasta 20 metros de altura y un zoológico que fue un regalo del rey de Aragón Pedro IV el Ceremonioso. También tuvo un frontón y un juego de raquetas de pelota vasca, los cuales aparecen mencionados en un documento del siglo XV.
Esplendor y decadencia del Palacio Real de Olite
Para entender la historia del Palacio Real de Olite, es importante poner en contexto el lugar en el que se encuentra. Actualmente Olite es un pueblo medieval de unos 3000 habitantes con un casco antiguo en el que resuenan ecos de otros tiempos. Así, Olite cuenta con murallas romanas, palacios renacentistas y barrocos y numerosas calles medievales, testigos de los acontecimientos históricos de la localidad.
Si el visitante quisiera internarse aún más en el ambiente medieval del municipio no tendría más que asistir a sus Fiestas Medievales. Durante esos días, los vecinos de Olite se transforman en mercaderes, artesanos, titiriteros, trovadores y clérigos por unas horas. El turista podrá viajar al pasado.
Volviendo a la historia del no castillo, concretamente a la del palacio Nuevo, éste fue construido en el siglo XV por orden del rey de Navarra Carlos III el Noble y doña Leonor de Trastámara. A partir de ese momento se convirtió en sede de la Corte del Reino de Navarra. Durante aquellos años fue un punto geográfico de gran importancia.
Sin embargo, en 1512 la Corona de Castilla y Aragón invadió el Reino de Navarra y el palacio de Olite pasó a utilizarse únicamente como residencia vacacional de algunos virreyes. Como consecuencia, se deterioró durante los tres siglos siguientes. Finalmente, tocó fondo cuando el militar español Francisco Espoz y Mina lo incendió durante la Guerra de la Independencia con el fin de evitar que Napoleón pudiera fortificarlo.
Afortunadamente, en los años 40 del siglo pasado se reconstruyó y restauró, permitiendo que hoy esté abierto al público. En 1925 fue declarado Monumento Nacional. Además, en la actualidad alberga el Festival de Teatro Clásico de Olite.
El Palacio Real de Olite, uno de los más lujosos de todo Europa
En su exterior, el aparente desorden del palacio, que tiene su explicación en las continuas reformas y ampliaciones realizadas, es lo que le da la apariencia fantástica. Asimismo, la construcción se encuentra rodeado por altas murallas con sus correspondientes fosos. Al palacio se entra por un arco de medio punto que conduce al patio de los Naranjos, que en su momento era un jardín repleto de árboles frutales. Como curiosidad, aunque eran muchos los jardineros, los reyes de Navarra también solían participar en el cuidado de estos árboles.
El palacio, uno de los más lujosos de toda Europa en aquella época, está formado por numerosas estancias, patios, jardines y galerías. Sin embargo, solo son visitables tres salas de la planta baja, las estancias reales, el jardín de la reina y las seis torres. Desde estas últimas se pueden obtener unas magníficas vistas de todo el entramado palaciego e imaginar cómo hubiera sido vivir en aquella época en un palacio como ese. En cuanto a las estancias, las más destacables son la sala de las Excavaciones, la de los Arcos, la de la Reina, la del Rey y la Cámara de los Yesos.
En cuanto a sus patios, destacan dos de ellos. Del patio de la Morera se cuenta que la planta de esta misma especie que aún sigue ahí, fue plantada por el mismo rey Carlos III. También es curiosa la historia del patio de la Pajarera, que recibe este nombre por acoger a los pájaros del palacio.
En cuanto a la capilla de San Jorge, lo que ha llegado hasta nuestros días son tan solo ruinas, que se pueden ver desde la torre de las Tres Coronas. Esta capilla privada de los reyes se construyó en el siglo XIV por orden de Leonor de Castilla, pero la mala calidad de los materiales propició que se deteriorara mucho más rápido que el resto del palacio. En resumen, el palacio de Olite es un lugar para disfrutarlo con calma, respirar el aire fresco desde lo alto de sus torres y fantasear sobre cómo fue la vida de los reyes de Navarra en sus estancias interiores.
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