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El único pueblo de España que está oficialmente maldito

Trasmoz

Trasmoz, nombre que etimológicamente procede de «trasmontes», es un pueblo muy pequeñito de Zaragoza, de apenas 90 habitantes. Se debe llegar por carreteras secundarias y se encuentra vigilado por un castillo de película, situado en su cúspide. A día de hoy, sigue siendo el único pueblo en toda la geografía española que está declarado oficialmente maldito por la iglesia católica y que ha sido objeto de una excomunión. Este dudoso “honor” lo ha convertido en el centro de numerosas leyendas de carácter místico y religioso sobre aquelarres, nigromancias y demás ritos satánicos. Lógicamente, nunca han sido demostrados, pero han perdurado en el imaginario popular hasta nuestros días.

¿Por qué se excomulgó a Trasmoz?

Trasmoz desde la distancia
Trasmoz desde la distancia. | Shutterstock

Para comprender qué pasó en Trasmoz hay que viajar en el tiempo hasta la Edad Media, concretamente hasta el año 1255. En aquella época la madera era elemental para que cualquier familia llevara una vida digna. Se utilizaba para todo: para calentar las casas, para fabricar herramientas o para construir el mobiliario básico. Todos los vecinos y vecinas la conseguían del mismo sitio: el Monte de la Mata.

Los lugareños entraron en conflicto con el abad del Monasterio de Veruela por el abastecimiento de madera. Hubo mucha tensión entre ambas partes. Hay que tener en cuenta que el poder que tenía un abad en aquellos tiempos era inmenso. Pues bien: este quería reunir todos los impuestos del pueblo de Trasmoz, que no pertenecía a la Iglesia. De ahí viene la inquina. Un buen día, harto de la situación y reclamando su autoridad, el eclesiástico se envalentonó e inició el proceso para excomulgar oficialmente al pueblo, quedando al margen de la iglesia católica. Trasmoz quedó expulsada del reino de los cielos para toda la eternidad, según aseguraba la Iglesia.

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La segunda maldición

Trasmoz, en Zaragoza
Trasmoz, en Zaragoza. | Shutterstock

Tres siglos después, el abad del monasterio y el señor de Trasmoz, Pedro Manuel Ximénez de Urrea, volvieron a verse enredados en una trifulca. Todo se enmarañaba. En esa ocasión no fue por la leña sino por el agua, que, desviada por el clérigo, no llegaba a las familias del pueblo para su abastecimiento. A tal punto llegó la disputa que las Cortes de Aragón intercedieron entre ambas partes, dando la razón al señor de Trasmoz y, por ende, a todo el pueblo.

El abad, enfurecido, en una madrugada de una noche oscura y siniestra, cubrió con un velo negro la cruz que se encontraba en el altar de la iglesia y comenzó a leer en alto el salmo 108 de la Santa Biblia: «¿quién me guiará a la ciudad fortificada? ¿Quién me guiará hasta Edom? ¿No serás tú, oh Dios, que nos habías desechado. Y no salías, oh Dios, con nuestros ejércitos? Danos socorro contra el adversario porque vana es la ayuda del hombre».

A cada versículo, cuenta la leyenda, le acompañaba una campanada, señal de que el pueblo entero estaba al corriente del maleficio. De este modo, el señor de Trasmoz volvió a ser maldito con todos sus descendientes y el pueblo al completo, hasta llegar a nuestros días. Pese a que este caso ha llegado a oídos del Vaticano, ningún Papa hasta la fecha, ni siquiera Francisco, ha levantado el castigo al pueblo de Trasmoz.

Un lugar “maldito” pero realmente atractivo para el turismo

Cementerio de Trasmoz
Cementerio de Trasmoz. | Shutterstock

Actualmente la gente del pueblo se considera a sí mismos como unos “malditos-benditos”, tomándose con cierta ironía y humor el título del único pueblo excomulgado de España. De hecho, turísticamente el título es bienvenido, pues el Monasterio de Trasmoz recibe una cantidad importante de visitas cada año. No solo por ser un sitio sobre el que gravitan todas las leyendas del pueblo y sus alrededores, muchas de las cuales no tienen nada que ver con la religión, también porque fue Gustavo Adolfo Bécquer estuvo refugiado muy cerca.

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El poeta se recuperó en los alrededores de una dura tuberculosis durante más de un año. Se decía que el aire de la zona era bueno para sus maltrechos pulmones. Solía pasear hasta Trasmoz para escribir e inspirarse. Tanto fue así que dedicó a Trasmoz y su castillo hasta tres cartas de su libro Desde mi celda. Existe un bonito monumento al poeta romántico, obra de Luigi Maráez, que aún hoy puede visitarse. Bécquer ha sido y es muy importante en la mitología e historia de Trasmoz. Como dato curioso, cabe reseñar que un capítulo de la célebre serie de televisión El Ministerio del Tiempo, trató la historia de Trasmoz y Bécquer, añadiendo mucha ficción. El capítulo se llama Tiempo de Hechizo.

Imagen de Trasmoz con el Moncayo detrás
Imagen de Trasmoz con el Moncayo detrás. | Shutterstock

La gran pregunta hoy en día sigue siendo la misma: ¿hasta cuándo durará la excomunión de Trasmoz? Aunque las relaciones del pueblo con la Iglesia son cordiales y normales, es decir, se siguen celebrando actos católicos, lo cierto es que no se ha revocado la excomunión, ni se les ha perdonado oficialmente, ni nada similar. Muchos preguntan si ya va siendo hora de abordar y cerrar este asunto, otros prefieren que el pueblo mantenga su aire enigmático y maldito, pues al fin y al cabo ha sido motivo de visita para muchos turistas y curiosos.

La mejor fecha para visitar Trasmoz es precisamente finales de octubre o principios de noviembre. Entonces se celebra la fiesta de la Luz de las Ánimas, por la que se honra a los muertos y se procede a la recolección de calabazas con sus respectivos talleres de decoración. La jornada suele culminar con la procesión de las almas, que dibuja un trayecto desde la iglesia del pueblo al cementerio. Todo es muy tétrico y sobrecogedor… y realmente fascinante.

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También puedes leer este artículo en inglés y francés.

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