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Los vinos de Gran Canaria que sobrevivieron a una plaga letal

Vinos de Gran Canaria

El paisaje de Gran Canaria, con sus playas infinitas y sus vertiginosas vistas verdes y azules, también traslada una serie de matices únicos a los productos que produce. Los vinos de Gran Canaria proceden en gran medida de variedades de viñedos extintas en la península, ya que no se vieron afectadas por la filoxera, un insecto que provocó su desaparición en el resto del país. Por lo tanto, una de las particularidades de este vino canario es que cuenta con raíces ancestrales. Entre sus caldos, son destacables los tintos jóvenes, elaborados a base de uvas listán negro, la más cultivada en la región.

Un poco de historia de los vinos de Gran Canaria

Cuando saboreamos el líquido escarlata, estamos asimilando siglos de historia. De hecho, a partir de la conquista de Canarias en el XV, los colonos españoles llevaron a las tierras conquistadas primero el vino y luego los viñedos.  A comienzos del siglo XVI, se exportaron vinos de las islas hacia Inglaterra, Flandes, Hamburgo, a las colonias españolas y portuguesas de África y al nuevo mundo.

En el siglo XIX, al contrario que la mayor parte de los viñedos de la península, las vides no se vieron afectados por la plaga de la filoxera, lo que permitió conservar las variedades autóctonas. La Denominación Gran Canaria surgió en 2006, por la unificación de las Denominaciones de Origen Gran Canaria y Monte Lentiscal y sus reglamentos. Se preservó así el nombre de Gran Canaria, reconociendo Monte Lentiscal como una comarca específica enmarcada dentro de ella. La zona engloba la totalidad de la isla de Gran Canaria, donde los viñedos se sitúan sobre suelos volcánicos muy fértiles. El clima de la región es oceánico tropical, influenciado por los vientos alisios, con precipitaciones escasas e irregulares.

Las variedades de los vinos de Gran Canaria

Para degustar este vino de calidad en todo su esplendor, es vital familiarizarse con sus diferentes variedades y los rasgos que las caracterizan. De esta manera, seremos capaces de seleccionar el vino perfecto para la ocasión.

Blancos

Los vinos blancos son límpidos, brillantes, de color amarillo paja. Aromas a frutas con notas florales. Sabor intenso, con acidez equilibrada y fresca. Recomendables a 8ºC, junto con pescados y mariscos. Las variedades de uvas blancas preferentes son Albillo, Bermejuela o Marmajuelo, Forastera Blanca, Doradilla, Güal, Malvasía aromática, Malvasía volcánica, Moscatel de Alejandría, Sabro, Verdello, y Vijariego blanco o Diego, aunque también se autorizan Bastardo Blanco o Baboso Blanco, Breval, Burrablanca, Listán blanco de Canarias, Pedro Ximénez y Torrontés.

Rosados

Tienen un color rosado de distinta intensidad, aspecto límpido y brillante. Olor y sabor a frutas rojas. Conviene servirlo a 10ºC, acompañando aperitivos, carnes y arroces.

Tintos

Aspecto visual límpido y brillante de color granate, rubí, cereza. Aroma a frutas rojas que también se detectan en boca. Si se someten a crianza, los tintos de crianza, reserva y gran reserva presentan notas a especias y regaliz. Servir a una temperatura en torno a los 12ºC, acompañando legumbres, verduras, carne, y quesos. Las variedades tintas preferentes son Castellana Negra, Listán Negro o Almuñeco, Malvasía Rosada, Negramoll y Tintilla, pero también se autorizan Bastardo negro o Baboso negro, Listán Prieto, Vijariego negro, y Moscatel negro.

Vinos de licor

Los vinos de licor son límpidos, brillantes, de color amarillo ámbar. Aromas a frutas pasas y tropicales. Presentan un dulzor persistente en boca, con acidez fresca.

Vino dulce clásico

Límpidos y brillantes, de color amarillo pálido a dorado, con aromas afrutados. Los vinos de licor y dulces clásicos maridan con quesos y patés, a 12ºC.

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