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Los pueblos más bonitos de Cataluña

Los pueblos más bonitos de Cataluña

No están todos los que lo son porque, si hablamos de los pueblos más bonitos de Cataluña, la lista es inmensa. Pero sí lo son todos los que están, puesto que cualquiera de las localidades que vamos a visitar merece la calificación de pequeña maravilla. Entre esos pueblos los hay de mar, de montaña, de aires medievales, bohemios o pintorescos. Esta es solo una pequeña selección de pueblos de Cataluña que muestran su historia y extraordinaria riqueza y variedad cultural.

Tesoros en la provincia de Barcelona

Rupit i Pruit

Rupit i Pruit
Rupit i Pruit. | Shutterstock

La torre de la Iglesia de Sant Miquel destaca como un faro en el paisaje y advierte de que a sus pies se esconde un pequeño tesoro. Un singular entramado de callejuelas dibuja un pueblo tan humilde como seductor que conserva intacta su esencia rural.

En Rupit i Pruit los protagonistas son la piedra que viste calles y edificios, un puente colgante de auténtico vértigo y esa forma de ver pasar la vida despacio que solo se mantiene en localidades pequeñas. Y no es todo. En un corto paseo se llega a la cascada del Salt de Sallent, la caída de agua más alta de Cataluña.

Cardona

Castillo de Cardona
Castillo de Cardona. | Shutterstock

Cardona tiene tres grandes motivos para ocupar un puesto de honor entre los pueblos más bonitos de Cataluña. El primero de ellos es su fortaleza, en realidad un soberbio conjunto monumental que abraza tanto a la vieja residencia de los señores de Cardona como a la bellísima Colegiata de Sant Vicenç.

El segundo motivo es un casco antiguo medieval de lo más fotogénico. El tercero es su mina de sal, un tesoro geológico que esconde un mundo subterráneo formado por un laberinto de galerías fruto de la extracción minera.

Mura

Mura
Mura. | Shutterstock

Mura, a solo 60 kilómetros de la ciudad de Barcelona, es un pueblo auténtico que conserva intacto un urbanismo de callejuelas empinadas y laberínticas típico de tiempos pasados.

No faltan los arcos pétreos, una iglesia románica, los restos del viejo castillo y algunos miradores que seducen con la belleza de otro de sus tesoros: el entorno idílico del Parque Natural de Sant Llorenç del Munt y el Obac. Y aún quedará disfrutar de una gastronomía exquisita.

Pueblos de Cataluña fascinantes: Girona

Besalú

Besalú
Besalú. | Shutterstock

Pasear por Besalú es lo más parecido a realizar un viaje en el tiempo. Comienza en su magnífico puente románico, un puente fortificado de siete arcos que da paso a un casco antiguo con joyas como la Mikvé, uno de los baños rituales judíos mejor conservados de España.

Más allá de esa judería medieval, Besalú exhibe todo un repertorio de edificios maravillosos, como el Monasterio de San Pere o la Iglesia de Sant Vicenç, que recuerdan a tiempos de esplendor. Muy cerca se puede visitar otro de los pueblos de Cataluña más fascinantes: Castellfollit de la Roca.

Tossa de Mar

Tossa de Mar
Tossa de Mar. | Shutterstock

Si de algo puede presumir la provincia de Girona es de albergar pueblos medievales que parecen congelados en tiempos pretéritos. Tossa de Mar es un claro ejemplo de ello. De su castillo apenas queda el recuerdo, pero su muralla conserva casi intactos su lienzo y sus torres.

El interior de la Vila Vella no resulta menos encantador. Es un laberinto de calles estrechas y empinadas, de pavimentos de cantos rodados y de fachadas pétreas vestidas de flores que dan forma a un bellísimo conjunto urbano.

Cadaqués

Cadaqués
Cadaqués. | Shutterstock

Cadaqués es uno de esos escasos pueblos de la costa mediterránea que han sabido mantener su esencia marinera. El blanco inmaculado de sus fachadas contrasta con el azul intenso que el Mediterráneo adquiere en la Costa Brava.

Una belleza aderezada por antiguas casas de indianos y bonitas muestras de arquitectura modernista. Su ambiente mágico enamoró a Dalí y ha sido inspiración para poetas y artistas, de ahí ese toque bohemio que lo envuelve y que convierte a Cadaqués uno de los pueblos más bonitos y cautivadores de Cataluña.

Los pueblos más bonitos de Lleida

Bagergue

Bagergue
Bagergue. | Shutterstock

Bagergue parece sacado de un cuento. Es el pueblo más alto del Valle de Arán y esos casi 1500 metros en los que se sitúa le dan una personalidad especial, además de unas vistas fabulosas.

Esa autenticidad de los pueblos montañeses más remotos no es su único atractivo. A unos paisajes de infarto hay que sumar pequeñas y muy gratas sorpresas, como algunas casas nobles, la románica Iglesia de Sant Feliu o el Museo Etnográfico Eth Corrau. Todo ello convierte a Bagergue en uno de los pueblos más bonitos de los Pirineos.

Taüll

Taüll
Taüll. | Shutterstock

El entorno maravilloso del Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici y la típica arquitectura de casas de piedra y tejados de pizarra son señas de identidad de Taüll.

También lo son dos de las iglesias románicas que atesora el Valle del Bohí y que forman parte del Patrimonio de la Humanidad: la Iglesia de Sant Climent y la de Santa María. Sus campanarios se alzan soberbios desde hace novecientos años, como queriendo hacer sombra a esas montañas que los rodean y que son un telón de fondo de auténtico lujo.

Guimerà

Guimerà
Guimerà. | Shutterstock

Guimerà es una pequeña localidad medieval de urbanismo singular. Sus laberínticas callejuelas ascienden por las faldas de una colina y las casas se arremolinan escalonadas a sus lados.

Algunas de esas calles se comunican gracias a pasos elevados. En otras, la pendiente ha permitido que las viviendas tengan dos accesos, uno en planta baja desde una calle y uno más por la buhardilla desde otra vía. Todo invita a caminar sin rumbo para descubrir maravillas como la Iglesia de Santa María, un templo gótico en cuyo interior se descubre un retablo modernista de alabastro obra de Josep María Jujol, discípulo de Gaudí.

Cataluña fascinante: pueblos de Tarragona maravillosos

Miravet

Miravet
Miravet. | Shutterstock

El casco urbano de Miravet se asoma al río Ebro. De hecho, casi parece colgado sobre el meandro que su cauce dibuja en esta zona. En lo alto de un promontorio rocoso se eleva un poderoso castillo de origen templario que aún recuerda duras batallas.

Mientras, las calles empinadas del pueblo y tesoros como la Iglesia Vieja, el Palau o el antiguo molino añaden encanto a la postal. Para admirarla, nada como hacerlo por el paso de barca que cruza el río sin motor, ayudado solo por la corriente y la pericia de los barqueros.

Horta de Sant Joan

Horta de Sant Joan
Horta de Sant Joan. | Shutterstock

Horta de Sant Joan enamoró al mismísimo Picasso, que encontró inspiración para algunas de sus obras en las dos temporadas que pasó en la localidad. El entonces joven artista no tardó en descubrir el encanto de un pueblo de calles y arcos de piedra, de plazas porticadas y de edificios singulares, como la Casa Consistorial, la Iglesia de Sant Joan y algunas casonas nobiliarias.

A ese maravilloso casco antiguo hay que sumar que Horta de Sant Joan está situado en el corazón del Parque Natural dels Ports. Por supuesto, hay un pequeño museo que recuerda la figura de su visitante más ilustre.

Siurana

Siurana
Siurana. | Shutterstock

Siurana es uno de esos pueblos que desafían al abismo desde lo alto de un enorme risco. Esta fortaleza casi inexpugnable durante siglos fue el último reducto sarraceno en Cataluña.

Del viejo castillo solo quedan restos, pero el pueblo conserva un idílico aire medieval y algunas leyendas que hablan de ese pasado épico. Además, desde el mirador del Salto de la Reina Mora se observan unas vistas maravillosas de la sierra del Montsant y del embalse a sus pies.

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