En la Cuesta de Pizarro se encuentra el Centro de Interpretación de las Ciudades Medievales, sobre las características de estas ciudades en general y Zamora en particular. Al lado queda el Mirador Zen sobre el río Duero. Siguiendo el recorrido por lo que ver en Zamora, se encuentra la plaza Viriato. El espacio abierto alberga el Antiguo Hospital de la Encarnación (s. XVII), actualmente sede de la Diputación Provincial. Frente a él, del lado de la plaza de Claudio Moyano, se alza el Palacio de los Condes de Alba y Aliste. Dicho edificio gótico-renacentista cuenta con un bello patio con doble galería de arcos carpaneles sobre columnas. El palacio es ahora Parador Nacional de Turismo.
En esta zona se halla la Iglesia de Santa María la Nueva, en la plaza del mismo nombre. El templo se reedificó en el siglo XII a raíz de su incendio en el célebre Motón de la Trucha. También está el importante Museo de la Semana Santa de Zamora. Tan tétrico como la fiesta de la que trata, poseen 36 grupos escultóricos, túnicas y hábitos de las distintas cofradías y hermandades. La calidad de la exposición le ha convertido en el más visitado de España en su género. Aparte, en las distintas iglesias zamoranas se pueden ver tallas procesionales de reconocida factura.
Muy cerca, en la calle Sacramento, se halla el Museo Etnográfico de Castilla y León. Volviendo hacia la plaza de Viriato , virando a la calle de los Francos, se puede apreciar la Iglesia de la Magdalena (siglos XII-XIII). De gran valor es su portada meridional, con arquivoltas decoradas. Dentro puede verse un bello sepulcro románico del siglo XII bajo baldaquino. La dama yacente está acompañada por ángeles que portan su alma, junto a bellos relieves.
Enfrente destaca el Convento del Tránsito, del siglo XVII. Mientras tanto, en las inmediaciones se ve la románica Iglesia de San Pedro y San Ildefonso, del siglo XII. La renovación del XV aportó una cubierta con bóvedas de crucería. Gran valor tiene su Capilla Mayor, de bello rosetón, la portada con tres arquivoltas y el muro meridional. Adicionalmente, custodia los restos de San Atilano, patrón de la ciudad, así como de San Ildefonso de Toledo.
En la parte más alta de la ciudad se levanta la Catedral de Zamora, dedicada a El Salvador. Construida entre 1151 y 1174 en estilo románico, es un edificio sencillo y monumental. La planta es de cruz latina, con tres naves de cuatro tramos y una cabecera gótica del siglo XVI. Su magnífico cimborrio, hito de referencia que ver en Zamora capital, es de influencia bizantina. Tan especial composición se compone de un tambor con 16 estrechos ventanales y está cubierto por escamas semicirculares de piedra. Destaca asimismo la gran torre-campanario de planta cuadrada, que no llegó a finalizarse. Por su parte, la Puerta del Obispo, en la fachada sur, es la única original románica.
Por dentro de la Catedral de Zamora llama la atención el coro de piedra, situado en el centro del templo, y su sillería, obra de Juan de Bruselas. Entre las capillas de los siglos XV y XVII, brilla la Capilla del Cardenal, con un retablo con tablas de Fernando Gallego (siglo XV). A través de una puerta renacentista se accede al claustro (siglo XVII), en uno de cuyos lados están las salas del Museo Catedralicio. Se trata de un completo espacio con una importante colección de tapices flamencos de los siglos XV al XVII.
Frente a la Puerta del Obispo se halla el edificio dieciochesco del Palacio Episcopal. A su lado, la interesante Casa de Arias Gonzalo o Casa del Cid (siglos XI-XII) se llama así por haber sido habitada por el burgalés Rodrigo Díaz de Vivar. Tras ser nombrado alférez por el rey Sancho II, se convertiría en el Cid Campeador.
Por una puerta plateresca del siglo XVI se accede al parque del Castillo, dispuesto en torno al antiguo Alcázar (ss. X-XVIII). El conjunto queda rodeado por un profundo foso. El Castillo de Zamora, de origen árabe, aún conserva la torre del homenaje, la puerta y el foso. Por otro lado, la llamada “Casa de los Gigantes” se ha transformado en el Espacio Expositivo Baltasar Lobo, Castillo Centro de Arte. Como indica el nombre, alberga la colección del escultor zamorano perteneciente a la Escuela de París. Cerca está la magníficamente conservada Iglesia de San Isidoro (s. XII), de una sola nave y cabecera cuadrada.
Para terminar, lo mejor es dirigirse a las grandes zonas de tapeo zamoranas. Allí se pueden combinar los excelentes vinos locales con económicos platillos y raciones. Existen dos destinos principales al respecto. El primero es la zona de Lobos, llamada así en honor a un bar especializado en pinchos morunos. Mientras tanto, los bares colindantes se especializan en una tapa, con lo que moverse es una gustosa obligación. En segundo lugar, la Calle Herreros está repleta de bares en los que disfrutar de la gastronomía local. Con el estómago lleno, concluye la visita por los mejores lugares que ver en Zamora capital.