Qué ver en Montemayor de Pililla

Puramente castellano, Montemayor de Pililla se sitúa en una gran ubicación. Apenas a 30 kilómetros tiene a Valladolid y a menos de 100 Toro, Medina de Rioseco, Olmedo o Palencia. Sin embargo, la localidad merece una visita por sí misma. Además de su peculiar frontón e iglesia, los alrededores ofrecen buenas rutas para andar entre encinas, pinos y robles. Por otro lado, especialmente reconocida es la Función de la Cruz, una fiesta considerada Bien de Interés Cultural. Una escapada a la cultura tradicional vallisoletana.

Iglesia de santa María Magdalena

La imagen actual del templo principal de Montemayor de Pililla data del siglo XVII, aunque el edificio tenga un origen anterior. Con tres naves, tuvo que ser restaurada recientemente debido a que su mal estado de conservación. Sin embargo, tras la actuación luce completamente consolidada. Se dedica a santa María Magdalena, patrona del pueblo cuya fiesta el 22 de julio. Su torre cuadrada de dos cuerpos conforma uno de los perfiles más distintivos de la localidad. Asimismo, la escalinata abalconada que permite subir a ella desde la carretera de Viloria-Tudela es también notable.

Ermita del Cristo del Humilladero

Al contrario que la de San Gil, desparecida, la ermita del Cristo del Humilladero o Santo Cristo ha logrado sobrevivir hasta el día de hoy. Muestra un aspecto muy sencillo, fruto de una remodelación realizada a finales del siglo pasado. Posee una cofradía propia que forma parte activa de la conocida como Función de la Cruz, la fiesta mayor del pueblo que se describe más adelante. Enfrente de la puerta de la ermita se encuentra una cruz pétrea, parte del conjunto.

Función de la Cruz

El elemento cultural más característico de Montemayor de Pililla es la Función de la Cruz, Bien de Interés Cultural. Se desarrolla cada año entre el 13 y el 18 de septiembre. En ella se entremezclan el carácter comunal de la población, religiosidad y encierros taurinos. El último aspecto es compartido con poblaciones cercanas como Tordesillas. El día central es el 14, cuando se celebra la exaltación de la santa cruz.

Esta población vallisoletana forma parte de la Comunidad de la Villa y la Tierra de Cuéllar. Tal unión se dividía en seis segmentos, los sexmos, uno de los cuales encabezaba y nombraba Montemayor. Asimismo, el lugar se enclava en la conocida como Tierra de Pinos. Ambos elementos son claves en la Función de la Cruz y su mayor hito, la plaza de toros de La Empalizada o de palos. Tiene 1500 metros cuadrados de extensión.

Elaborada en madera de pino local y levantada cada año, la conformación de La Empalizada está reflejada en documentos de gran antigüedad, como acuerdos municipales de 1914. Sin embargo, la fiesta se remonta hasta el siglo XVI/XVII. Las partes de la plaza se mantienen de año a año. Además, las crean los miembros de la Comunidad de la Villa y la Tierra de Cuéllar, como carpinteros o herreros.

Son los propios mozos los que se encargan de organizar los eventos. En ellos se compran, corren y encierran a los toros, siendo La Empalizada el punto final de los encierros. En los días que dura la Función de la Cruz también se ven capeas, verbenas y actos eclesiásticos. Por ejemplo, la cofradía de la santa cruz, la encargada de la ermita del Cristo del Humilladero.

Plaza mayor y frontón

El espacio central de Montemayor de Pililla es su plaza mayor, en donde se encuentra el ayuntamiento de finales del siglo XIX. También allí se encuentran las antiguas escuelas, un sencillo edificio. Con todo, lo más llamativo que ver es el frontón. Se trata de una sola pared construida en piedra y situada en mitad de la plaza. Es un hito que se considera único en la provincia de Valladolid. No obstante, no hay elementos defensivos notables, como los que lucen otros lugares de Valladolid como Peñafiel.

 

Ruta del Segador

Los alrededores de la localidad tienen multitud de lugares de interés, así como un entorno natural de gran interés. La mejor forma de conocerlo es realizando la conocida como ruta del Segador. Tiene unos 16 kilómetros de extensión, por lo que supone un plan que comprende un día completo. Sin embargo, el desnivel es pequeño y la dificultad no es alta.

En el trayecto se recorren los pequeños valles de los arroyos de Valdecelada y Valcorba. Las surgencias de piedra caliza son abundantes en la zona. Se trata de los lapiaces. La acción natural hace que tengan tengan un aspecto tan quebrado como curioso.

Hay una gran abundancia de árboles, especialmente pinos y encinas. De esta forma, la sombra que aportan es una ayuda en el periodo veraniego. Tal entorno boscoso se entremezcla con áreas parcelarias. En ellas se criaban otrora viñas que surtían de vino a la población. Debido a ello se crearon muchas bodegas, que forman parte indispensable de Montemayor de Pililla hoy día pese a que su uso está en gran medida perdido.

Durante la ruta del Segador se pueden contemplar algunos chozos. Estas eran construcciones pétreas en las que se refugiaban los pastores. Tienen un carácter muy primitivo y resultan una vista muy llamativa. De antaño también es el Molino de los Álamos, asociado a un conjunto monástico cercano. Entre otros elementos arruinados que conocer en esta ruta hay colmenares y caseríos de segadores.

De vuelta a Montemayor de Pililla, una buena alternativa para descansar es la Hontana. Este área recreativa se dispone cerca de un área fluvial, junto al antiguo lavadero. Asimismo, en las cercanías del pueblo hay restos de antiguas poblaciones, como El Caño, y la cruz del Pico, en la vía hacia Camporredondo.