En 1521 Pollença fue base de los rebeldes agermanados. Éstos atacan a las autoridades y las asedian cuando se refugian en la fortaleza de Alcudia, último bastión de los leales al rey Carlos I.
Por ello, el 29 de octubre de 1522 las tropas reales toman la población al asalto. Lo hicieron con gran ferocidad, llegando a quemar la iglesia donde se resguardaban 200 civiles y combatientes. Por ello se denominaría “el año del destrozo”.
El momento más memorable de la historia de Pollença ocurrió durante la noche del 30 al 31 de mayo de 1550. Unos mil quinientos turcos del célebre corsario Dragut– que venía de arrasar Cullera desembarcaron en la bahía. Después, se adentraron en la población entablándose un combate con la milicia liderada por Joan Mas.
31 asaltantes murieron, pero causaron unos cincuenta muertos a los defensores y se llevaron 132 cautivos. Recordado como “el día de la desgracia”, con el tiempo fue adquiriendo un tono festivo. Cada día 2 de agosto se rememora el hecho en una fiesta de Moros y Cristianos.
En los siglos XVI y XVII se instalan en el pueblo las congregaciones de dominicos y jesuitas. De esta manera se genera una fuerte rivalidad con el clero secular (los párrocos) a causa de la competencia por las limosnas. El establecimiento de esas órdenes regulares supuso una importante actividad constructiva que todavía hoy puede observarse.
Conforme desciende el peligro de los corsarios norteafricanos a lo largo del siglo XVII comienza una importante actividad de los bandidos. Los mismos se refugian en la montañas próximas. Entre 1601 y 1683 fueron asesinadas 85 personas en la zona.
En el siglo XIX se produce un considerable aumento de la actividad económica, así como un desplazamiento de la población a la zona del puerto. Desde fiales del siglo XIX acuden a pintar y descansar allí importantes artistas. Es el caso de Santiago Rusiñol, Joaquín Mir, Anglada-Camarasa…a los que seguirán muchos otros, difundiendo las bellezas locales por Europa.
Desde la apertura en 1929 del Hotel Formentor por Adan Diehl, la localidad comenzó a convertirse en destino vacacional de los personajes más sofisticados. A mediados del siglo XX se convirtió en destino vacacional de celebridades británicas. Allí acudió el célebre Primer Ministro Winston Churchill, la no menos célebre novelista de intrigas Agatha Christie y el actor Peter Ustinov, entre otros.
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