Antes de repasar lo que ver en Salobreña conviene saber un poco de historia. Desde hace unos 6.000 años el lugar ha mostrado habitación. Así, existen vestigios materiales que del Neolítico en la Cueva del Capitán. Por entonces el Peñón de Salobreña era una isla y el paisaje, hoy una fértil vega, era marítimo. Con el tiempo el entorno fue cambiando gracias al aporte de sedimentos del río. Gracias a ellos la isla dejó de serlo y el promontorio se convirtió en un cerro.
Hacia el siglo VIII a.C. llegaron los fenicios, que crearon varias factorías comerciales. Hacia el siglo VI a.C. cayó en manos de los cartagineses, pasando a formar parte de la Liga Púnica del Estrecho. En el marco de las Guerras Púnicas, Roma tomó el territorio del promontorio. Durante el Alto Imperio (siglos I-III) el lugar quedó organizado mediante villaes. Al final del dominio latino la localidad ya era conocida como Segalvina.
Con el comienzo de la invasión árabe se convirtió inmediatamente en una alquería. En el 880, durante un periodo de crisis interna del emirato de Córdoba, un líder muladí creó una grupo guerrillero compuesto por mozárabes y otros sectores de población descontentos. Durante tres décadas tal revuelta dominó un amplio territorio de las actuales provincias de Granada, Málaga y Córdoba. La fortaleza de Salobreña sería uno de sus baluartes hasta el año 912, cuando fue rendida por el ejército de Abderramán III.
Alcanzado el siglo XIV, bajo dominio nazarita, se alzó como una importante ciudad de la que dependían varios lugares próximos. Dentro de la alcazaba contaba con un palacio real. Hasta cinco reyes de Granada estuvieron allí presos, víctimas de las conspiraciones de su Corte. Por otro lado, la zona se enriqueció notablemente con la producción de azúcar, sumando mucha población.
Más tarde, durante la última guerra civil nazarí, El Zagal se hizo con el control de Salobreña. La que conservaría durante siete años, hasta entregársela en diciembre de 1489 a los Reyes Católicos. Al año siguiente se produjo un intento de tomar el lugar por parte de Boabdil. La acción tuvo el apoyo de los moriscos, que serían expulsados de la fortaleza tras ser derrotado el monarca de Granada. Para garantizar la seguridad, Fernando el Católico nombró alcaide de Salobreña al célebre caballero Francisco Ramírez de Madrid, El Artillero.
En 1494 se produjo un fuerte terremoto que provocó graves derrumbes en la alcazaba. Por otro lado, a partir de 1497 colonos castellanos retomaron el cultivo de azúcar, abandonado tras la marcha de los musulmanes. Los pocos mahometanos que quedaron participaron en 1568 en la Insurrección de las Alpujarras. Por ello fueron expulsados del país.
Durante el siglo XVI la industria del azúcar era pujante. Sin embargo, dos siglos más tarde estuvo a punto de ser sustituido por el del algodón. Ante su ineficacia frente a la artillería, a mediados del XVIII se dejaron de mantener el Castillo de Salobreña y las murallas.
Durante la Guerra de la Independencia la localidad fue un importante núcleo de resistencia. En el otoño de 1810 el Castillo de Salobreña fue defendido por una legión de voluntarios. No obstante, estos se entregaron a los franceses del General Sebastiani a cambio del respeto de sus vidas. Faltando a su palabra, los sesenta prisioneros fueron ahorcados por los napoleónicos. Esto llevó a una salvaje persecución de los afrancesados. El ideario reaccionario caló hasta tal punto que, en 1814, el Alcalde Mayor de la Villa quemó públicamente un ejemplar de la Constitución de 1812.
En el siglo XIX se recuperó una vez más el cultivo de la caña. Para ello se emplearon técnicas traídas de Cuba. Hoy es un centro turístico de importancia, que permite el disfrute tanto del mar como de la cercana Sierra Nevada.
A continuación lo mejor que ver en Salobreña.