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El ‘pueblo subterráneo’ excavado en un cerro con casi 400 bodegas

Barrio de las Bodegas de Baltanás

Ya desde la distancia se aprecia un cerro salpicado de diminutas fachadas de piedra sobre el que despuntan unas curiosas chimeneas. Casi de forma inevitable, la imagen recuerda a la de una aldea Hobbit. Sin embargo, nada tiene que ver con el mundo imaginario de la saga de El señor de los anillos.

No es un escenario cinematográfico, pero sí una postal auténtica en todos los sentidos. Estamos en tierras de Palencia y lo que esconde ese promontorio tiene mucho que ver con la arquitectura popular, con un producto de la tierra y con un placer tan mundano como seductor para el paladar.

Un sorprendente laberinto bajo tierra

La comarca palentina del Cerrato es tierra de buenos vinos. Pero su producción no sería posible sin una excelente materia prima y sin un lugar adecuado donde elaborarlos y criarlos. En Baltanás, como en tantos otros pueblos de tradición vinícola, ese lugar son cuevas. Pero el Barrio de las Bodegas de esta localidad es singular porque esas cuevas no son simples sótanos. Aquí la tierra no se excavó debajo de las viviendas, sino en un pequeño cerro y en un promontorio anexo.

Zona de las bodegas
Zona de las bodegas. | Wikimedia

Adentrase en esas cavas es descubrir cómo el ingenio y la sabiduría populares son capaces de superar límites aparentemente insalvables. Entre los siglos XV y XVI, sin apenas medios pero con mucho trabajo y una paciencia infinita, los habitantes de Baltanás fueron capaces de dar forma a un mundo subterráneo de casi 400 bodegas en un espacio aparentemente reducido.

Es el mayor conjunto de bodegas subterráneas de España. Por su singularidad, por su antigüedad, porque gran parte de esas viejas bodegas han pasado de generación en generación y porque se conservan en perfecto estado, este lugar goza de la protección como Bien de Interés Cultural. Se ha convertido así en una de las visitas indispensables en la provincia de Palencia.

Barrio de las Bodegas de Baltanás, una obra de ingeniería popular

Para dar la cifra exacta, son 374 bodegas las que forman ese inframundo de Baltanás. De ellas, 69 se encuentran en Las Erillas, una pequeña elevación del terreno. El resto, 305, se arremolinan en el subsuelo del contiguo Cerro del Castillo. A simple vista parece imposible que este lugar albergue tal cantidad de bodegas, pero el ingenio y el tesón de aquellos antiguos bodegueros hicieron posible que todos tuvieran su espacio en ese promontorio. ¿Cómo lo lograron? La solución no fue otra que repartir las bodegas en seis niveles diferentes.

De esa forma tan imaginativa y poco convencional excavaron todas esas bodegas, unas sobre otras y con la difícil tarea de que no se comunicaran entre ellas. Lo más llamativo es que no son precisamente pequeñas, sino que tienen naves de hasta dos metros de ancho y una longitud que en algunas alcanza los cuarenta metros.

En el exterior, un modesto camino que culebrea por el cerro va de puerta en puerta para permitir el acceso. Se trata de un sendero que desde el cielo más parece el diseño de un laberinto. Es reflejo de lo que se oculta bajo la tierra, un endiablado entramado de túneles, salas y empinadas escaleras de pendientes casi imposibles.

Bodegas con un microclima interior

Bodega en Baltanás
Bodega en Baltanás. | Shutterstock

La agudeza de los que dieron forma a este entramado de bodegas llegó mucho más lejos que a ese sorprendente aprovechamiento del escaso terreno. La crianza del vino necesitaba de espacio para tinajas y barriles, pero también de unas condiciones ambientales particulares y, sobre todo, estables. Diseñaron entonces un singular pero muy efectivo sistema de ventilación que cuenta con unos elementos que ni siquiera a simple vista pasan desapercibidos.

El primero de ellos son las puertas de entrada a las bodegas. Son puertas encajadas en pequeñas fachadas de piedra que tienen un elemento característico: unas llamativas aberturas. El segundo son esas extrañas chimeneas en forma de hongo que en algunos casos alcanzan los dos metros de altura. Ambos elementos hacen que se generen corrientes de aire en el interior de las bodegas, creando así las condiciones óptimas para la crianza del vino.

Chimeneas que inspiraron a Antoni Gaudí

El original diseño de esas chimeneas no podía pasar desapercibido para un genio como Antoni Gaudí. Cuentan que atravesó estas tierras de camino a León, cuando trabajaba en el Palacio Episcopal de Astorga. Tanto le llamaron la atención que regresó a Baltanás a propósito para contemplarlas de cerca. Y quedó tan fascinado por esas formas tan originales, que se inspiró en ellas para diseñar las chimeneas de La Pedrera, en Barcelona. El arquitecto no llegó a decir tal cosa, al menos públicamente, pero lo cierto es que el parecido es razonable.

Qué más ver en Baltanás

Baltanás
Baltanás. | Shutterstock

Recorrer el Barrio de las Bodegas se ha convertido en el gran reclamo de Baltanás. Y, de hecho, hay que probar sus vinos, que forman parte de la Denominación de Origen de Arlanza. Pero la localidad tiene atractivos como el Museo del Cerrato, que ocupa un magnífico edificio barroco y que permite conocer todos los encantos y tesoros de esta comarca. Quedaría por admirar la belleza de la Ermita de Nuestra Señora Virgen de Revilla, del Colegio de la Milagrosa o del Hospital de Santo Tomás.

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