Junto al parterre se encuentra la plaza de Rusiñol, llamada así en honor del pintor catalán Santiago Rusiñol. Rusiñol se pasaba largas temporadas en Aranjuez e inmortalizó sus jardines en numerosas pinturas.
Otro monumento que ver en Aranjuez es el Palacio de Godoy, antigua residencia de Manuel Godoy. Fue el palacio favorito de Carlos IV, donde se desarrollaron importantes sucesos durante el Motín de Aranjuez. Este motín acabó con la abdicación del rey Carlos IV en su hijo Fernando VII, hecho histórico que se escenifica anualmente.
El palacio es un claro ejemplo de arquitectura palatina funcional que ver en Aranjuez. En la fachada no encontramos ningún símbolo de la familia que lo habitó. La decoración se resume en la utilización de dinteles y frontones para lograr profundidad.
El Jardín del Príncipe es el jardín más extenso de Aranjuez. Se comenzó a realizar cuando Carlos IV aún era príncipe (de ahí su nombre) y se finalizó durante su reinado, integrando elementos anteriores. Se trata, en realidad, de un conjunto de varios jardines en los que se combina la moda inglesa y francesa de fines del XVIII. Un imprescindible que ver en Aranjuez.
Si se accede por la Puerta del Embarcadero, la primera de las entradas, y se avanza por la calle del mismo nombre, queda a la derecha la antigua Huerta de la Primavera. A la izquierda el Tajo, donde se localiza el Embarcadero de Fernando VI, después de una glorieta con cinco pabellones de recreo. Al más grande, el Pabellón Real, le sucedieron los cuatro pabellones levantados como lugar de recreo para los entonces príncipes Carlos IV y María Luisa. Fueron el origen de la construcción del futuro jardín.
En nuestro recorrido por el Real Sitio encontramos también cinco jardines en los que permanecen algunas construcciones “pintorescas”, muy al gusto del Rey. Además, un fortín que alojaba los pequeños cañones que se utilizaban para lanzar salvas a los reyes cuando navegaban. A esto hay que sumarle un castillo, en la actualidad restaurante, etc…
Frente al castillo se encuentra la Casa-Museo de Marinos (o Museo de Falúas Reales). Se levantó en 1963 en las cercanías del embarcadero del jardín del Príncipe en recuerdo de las actividades en el Tajo. Conserva una interesante colección de embarcaciones de recreo de curiosas formas, las falúas. El cantante Farinelli les dedicó mucho tiempo. Destacan, entre otras, la de Carlos IV, decorada por el pintor Maella con los escudos de las provincias españolas. La de Fernando VII, con forma de cuna y con la figura de San Fernando, ambas construidas en Cartagena.
En el sexto tramo del Jardín que ver en Aranjuez encontramos el Estanque Chinesco. Destacan dos rocas artificiales de las cuales una de ellas salía el agua que alimentaba el estanque y la otra sirve de base a un obelisco. En torno al estanque está el Cenador Chinesco. Se trata de un templete de orden jónico con diez columnas de mármol verde italiano. Todo se realizó según diseño de Villanueva. El cenador es el motivo de la obra del pintor Rusiñol Glorieta al atardecer, de 1913.
Entre los jardines sexto y séptimo y el río se encuentra la zona de Las Islas americanas y asiáticas. Diseñada en el siglo XIX destaca un montículo artificial, la Montaña rusa. También destaca las distintas especies exóticas traídas por Carlos IV, quien quiso que esta zona fuera el rincón más apartado del jardín.
La construcción de la Casa del Labrador no parte de un proyecto único sino que se fue adaptando a lo largo de trece años durante el reinado de Carlos IV. En ella intervinieron además varios arquitectos. Primero, el maestro Juan de Villanueva y sus ayudantes Antonio López Aguado. Pero, sobre todo, Isidro González Velázquez. El francés J. D. Dugourc trabajó como decorador.
Parece ser que en el lugar existía una antigua casa de labranza de la que se aprovechó parte de la estructura. Llama la atención el contraste entre un diseño delicado ejecutado sobre cimientos y materiales endebles. Un escudo de España sujetado por unos angelotes en piedra de Colmenar, obra de Fernando Cruz Solís, remata la fachada. Destacan los bustos de emperadores romanos, procedentes del Alcázar de Madrid, sobre pilastras. También encontramos un busto de una mujer con serpientes en el pecho y la cabeza, que simboliza la envidia.
El interior conserva uno de los conjuntos neoclásicos más importantes de Europa. Las pinturas de las salas de la planta baja fueron destrozadas por las crecidas del Tajo a finales del siglo XIX y principios del XX. Las actuales corresponden a la restauración de Andrada, pero las de la planta principal son las originales.
Todas las salas que ver en Aranjuez merecerían una detallada explicación. Por ejemplo, la Saleta de la Reina, el Salón de la reina María Luisa, el Salón de baile, etc. Sin embargo, vamos a hacer una breve selección.
En la Sala de Billar destacamos la bóveda pintada al fresco por Maella, las sedas de Lyon y valencianas, bronces, adornos de cristal y el suelo de mármoles.
La Galería de Estatuas es una pieza magistral del gusto neoclásico que ver en Aranjuez. Los bustos de filósofos y escritores griegos, en su mayoría copias romanas de originales griegos, proceden de la Villa Adriana de Tívoli. El pavimento es una rica combinación de mármoles españoles y de seis fragmentos de mosaico romano, procedentes de Mérida.
El Gabinete de Platino es un espacio de gran riqueza artística. Aquí se manifiesta el más puro estilo Imperio, obra de los arquitectos y decoradores de Napoleón, Percier y Fontaine. La boiserie (revestimiento de madera) de caoba, con incrustaciones de bronce dorado y platino, unida a los espejos, crean la ilusión de que el pequeño espacio cuadrado fuera una galería. Las pinturas murales ilusionistas, con personajes a la moda de la primera década del XIX, son de Zacarías González Velázquez.
Una vez fuera del conjunto del Palacio Real que ver en Aranjuez merece la pena darse un paseo por la villa. Su Plaza de Toros, Monumento Histórico Artístico, es una de las plazas más bellas construidas y una de las pocas que se conservan del siglo XVIII. Levantada por Carlos IV en 1796 sobre una de las plazas pioneras en España -construida cerca de treinta años antes-, da una idea de la afición taurina existente en Aranjuez.
Ha sufrido distintas intervenciones y restauraciones. Todos los 30 de mayo, día de la fiesta patronal de San Fernando, se celebra una importante corrida. En la programación de la feria taurina de septiembre, coincidiendo con las fiestas que conmemoran el “Motín de Aranjuez”, se incluye una corrida goyesca. Parte del público asiste vestido a la usanza de finales del siglo XVIII. En su interior se aloja el Museo Taurino que ver en Aranjuez.
La Estación de Ferrocarril, iniciada en 1923, es de estilo neo-mudéjar con ladrillo rojo visto, azulejos decorativos y un zócalo de piedra. En el vestíbulo, con un bello artesonado, destacan cinco lámparas de hierro forjado y unos mosaicos del escultor italiano Mario Maragliano. La estación fue rehabilitada en 1989. Obtuvo un premio de la Comunidad de Madrid.
Otros muchos edificios notables que ver en Aranjuez son el Teatro Real, el Mercado de Abastos, las típicas corralas…También los palacios, las casas, las iglesias y el Jardín de Isabel II merecerían también una visita que ver en Aranjuez.
Por otro lado, otro atractivo turístico interesante que ver en Aranjuez es el Tren de la fresa. Se trata de una réplica del primer ferrocarril español que en 1851 unió Madrid con Aranjuez. El tren, con máquina de vapor y vagones de madera, recrea los viajes comerciales del siglo XIX. Comunica Aranjuez con el Museo del Ferrocarril de Madrid.
Aranjuez goza de una destacada gastronomía basada en los productos de la huerta y la caza menor. En verano es habitual ir a cenar a los merenderos, conocidos como gangos, junto al río. En conclusión, esto es lo principal que ver en Aranjuez.
Comments