Para completar lo que ver en Lucena del Cid es interesante conocer antes su historia. El territorio municipal de Lucena ya presentaba asentamientos humanos en la remota Edad del Bronce. Éstos continuaron en la Antigüedad con la presencia de íberos en la Torre de Foios (ss. VII al III a. de C.).
La comarca se denomina Alcalatén, que en árabe quiere decir “Los dos castillos”, posiblemente por el castillo de esa localidad y por el castillo de Lucena. Ambos eran los guardianes de la zona ante los avances cristianos.
En el año 1084 la zona fue escenario de algunas de las más famosas gestas del famoso caballero Rodrigo Díaz de Vivar. Por ellas los musulmanes de Zaragoza le dotarían del apelativo de sidi (señor) que derivaría en Cid.
Sin embargo, no hay constancia de que el guerrero estuviera en Lucena. Así, no será hasta que el territorio sea reconquistado por los cristianos, en el siglo XIII, cuando adquiera verdadero peso este núcleo urbano. Además, se pone fin a un largo tiempo de ocupación árabe.
El 24 de junio de 1233 el rey Jaime I establece el señorío jurisdiccional de Lucena a favor de un noble aragonés que le acompañó en la campaña, Pedro Ximén de Urrea. Sus sucesores ejercerían, durante siglos, el control sobre la población y su comarca. En 1335 su Señor concede una carta puebla al lugar para fomentar la atracción de pobladores.
Continuamos con la historia de Lucena del Cid. Ya en 1798 al morir el célebre conde Aranda –responsable de la expulsión de los jesuitas, poderoso ministro del rey Carlos IV y último descendiente del primer Señor feudal– el Señorío pasó a formar parte de la Casa de los Duques de Híjar. Éstos lo retienen hasta el fin del régimen señorial, en 1811.
Enclavada en una zona dominada durante años por las tropas carlistas del célebre Ramón Cabrera, la población resistió numerosos ataques y varios asedios. Esto finalizó cuando cayó en poder de Cabrera durante el invierno de 1838.
En 1839 el liberal O’Donnell derrota a Cabrera, recuperando la localidad y recibiendo por ello el título nobiliario de conde de Lucena. Al apoyar decididamente a la guarnición del ejército, la localidad recibió el título de “Heroica Villa”.
En 1863, para distinguirla de otras poblaciones de igual nombre, se le añade el “del Cid” por el gran guerrero que se hizo famoso en sus contornos (aunque no hay constancia de que estuviera allí). Fue una forma de premiarla por los numerosos ataques y varios asedios que resistió durante la Primera Guerra Carlista.
Durante la Guerra Civil y, tras duros combates, el 31 de mayo de 1938, de nuevo las tropas carlistas conquistan la localidad. En cambio, esta vez en nombre del General Franco.
Su arquitectura y la belleza de los paisajes circundantes la vienen convirtiendo en un centro de veraneo. Del mismo modo, ahora corresponde leer el apartado Qué ver en Lucena del Cid.