La visita a lo que ver en Escaló tiene el atractivo de poder ambientarse en una población ganadera. La localidad mantiene un entramado urbano cercano al que pudo tener desde poco después de su fundación en el siglo IX. Pues el entorno montañoso de esta villa fortificada nunca ha permitido el sostenimiento de una población numerosa. De aquel periodo se conserva una Torre defensiva del siglo XI que estuvo comunicada por un subterráneo con el castillo de los condes de Pallars.
Las casas que ver en Escaló se amontonan en torno a la calle principal. Para acceder había dos puertas, una al norte y otra al sur. Conservándose la torre defensiva del lado norte, de unos quince metros de altura. Ésta es llamada “El Castillo”.
De aspecto puramente medieval son los cinco soportales de la calle mayor que ver en Escaló. Por el otro extremo de esta misma calle traspasamos un portillo que da acceso a dos infraestructuras esenciales para una población de montaña. En la ribera del río está el lavadero al que acudían las amas de casa a limpiar la ropa y el molino de agua en el que se producía la imprescindible harina.
También fuera del antiguo recinto amurallado que ver en Escaló está la Iglesia de Santa Elena. Se trata de una construcción barroca del siglo XVIII, dedicada a la patrona de la localidad (su fiesta se celebra el 18 de agosto). No es la única fiesta, se celebra la Fiesta de Carnaval en invierno con la preparación de Vianda, sopa tradicional y Farcit de Carnaval, como plato principal para toda la población.
Esto es lo principal que ver en Escaló.
Sin embargo, a lo que ver en Escaló alrededores también vale la pena dedicar un tiempo. A un kilómetro al suroeste de la villa se encuentra el importante Monasterio de Sant Pere del Burgal. Es de estilo románico, regido antiguamente por los benedictinos. La iglesia actual del siglo XI fue construida sobre los cimientos de un templo del año 859. Consta de dos ábsides contrapuestos.
En él destacan el extraordinario Pantócrator, pintado al fresco sobre el ábside de levante. El mural fue realizado entre 1080 y 1090 por el maestro de Pédret. Lo que se puede observar allí son unas magníficas reproducciones. Las originales se conservan en el Museo Nacional de Arte de Cataluña MNAC.
A once kilómetros está el Parque Nacional de Aigüestortes, muy recomendable para aprovechar todas las actividades disponibles en los Pirineos en las diferentes épocas del año, incluidos los deportes de aventura. Al este está el igualmente interesante Parque Natural del Alto Pirineo.