Existen diversos lugares de interés que hay que ver en Almazán. Comenzamos la visita en el cerro donde se encuentra el casco antiguo. Si se llega por las carreteras de Zaragoza, Madrid o Burgo de Osma, puede dejarse el coche en la calle General Martínez y cercanías. Desde allí se subiría hasta el recinto amurallado. Existen dos posibles vías tradicionales: a través de la Puerta de Herreros o por la Puerta de la Villa. Si se decanta por la Puerta de Herreros, a la derecha podrá observar la Iglesia de Santa María de Calatañazor. El templo, del siglo XVI, cuenta con un interesante retablo.
Una vez en la Plaza Mayor, destaca la imponente fachada del Palacio de los Condes de Altamira. Este edificio, de estilo gótico isabelino con una portada renacentista añadida en el siglo XVI, fue residencia ocasional de los Reyes Católicos. Conviene entrar primero en la Oficina de Turismo situada en el bajo. Allí se puede observar el tríptico de Hans Memling, que hay que ver en Almazán. A continuación recomendamos visitar el palacio. La galería posee buenas vistas sobre el río Duero y sus jardines, con una perspectiva de la muralla.
Los restos de la muralla de Almazán forman una especie de “U” incompleta de la colina. Está conformada por el lienzo alrededor de la Puerta del Mercado, flanqueada por dos torreones rectangulares, y el emblemático torreón cilíndrico, en esquina sobre el río Duero. Este último recibe el nombre de Rollo de las Monjas por estar situado junto al monasterio de las clarisas. La muralla continúa en paralelo al curso fluvial, hasta el Palacio, la Iglesia de San Miguel, la Puerta de la Villa y la Puerta de los Herreros. Ambas puertas se encuentran protegidas por torreones cilíndricos.
Saliendo de nuevo a la Plaza Mayor, presidida por la estatua de Diego Laínez, gran teólogo y compañero de San Ignacio de Loyola, se puede observar el Ayuntamiento. Conviene visitar la importante Iglesia de San Miguel, un monumento nacional de mediados del siglo XII. Esta consta de una mezcla de estilos que comienza con su inusual cúpula campanario octogonal de estilo musulmán. El ábside tiene la particularidad de estar desviado respecto a la orientación normal de las naves con el fin de asentarse mejor en el terreno. La decoración externa del ábside conjuga los estilos cisterciense y lombardo-catalán. Otras rarezas son su cúpula central, de estilo hispano-musulmán, y el bajorrelieve de fines del siglo XII que representa el martirio de Santo Tomás de Canterbury
A continuación recomendamos salir de la zona exterior para recorrer el paseo que rodea la muralla. Permite contemplar la panorámica de lo que hay que ver en Almazán y del Parque de la Arboleda sobre el Duero. Al rodear completamente la muralla se reingresa a la villa por la Puerta del Mercado. Si no hay prisa se puede girar a la derecha y subir en dirección al Parque El Cinto. En este mirador ajardinado con una estatua de Jesús de Nazaret estuvo tiempo atrás el castillo musulmán.
Bajando por la curiosa calle llamada “Junto al campanario” y torciendo a la derecha se desemboca en la Plaza Campanario. Allí se halla la Iglesia de Nuestra Señora del Campanario. Esta cuenta con una cabecera románica con tres ábsides semicirculares. Se le añadió el cuerpo en el siglo XVII. Bajando por la calle Los Olmos encontramos un palacio de los siglos XVI y XVIII adaptado como Centro Cultural Tirso de Molina. Enfrente se encuentra la Iglesia de San Pedro, del siglo XVIII. Tiene tres naves, un retablo barroco y una talla de la Piedad en su interior.
Volviendo frente al centro cultural, si bajamos por la calle El Fraile veremos un monumento al jesuita Diego Laínez, situado frente a la románica Iglesia San Vicente (s. XII). Convertida en el Centro Cultural San Vicente, en ella se celebran simposios de escultura. Al salir, siguiendo por la calle de las Monjas se accede al convento de las Clarisas (siglo XVI), convertido en espacio para eventos. Volviendo por esa calle hasta el final se llega a la Plaza Mayor.