Antes de conocer lo que hay que ver en Aranda de Duero, conviene repasar su historia. De población antiquísima, Aranda significa apropiadamente “vega amplia”. Sin embargo, no se conoce su prehistoria. Los cristianos repoblaron por primera vez la ribera del Duero en 912, pero la incipiente población fue arrasada por los moros en el 939. Su refundación la emprendió el rey Ordoño I de León hacia el 961. El nombre de la ciudad aparece por primera vez en el Concilio de Husillos, celebrado en el año 1088.
Ya en el siglo XIII la villa había obtenido del rey Sancho IV y de Pedro I el privilegio de pertenecer a la Corona. Los arandinos nunca quisieron renunciar a esta condición. Durante la minoría de edad de Fernando IV, Diego López de Haro quiso hacerse con la villa. La torre de la Iglesia de Santa María, levantada en el siglo XII como parte de las defensas de la población, es testigo de aquellas intrigas cortesanas. Hoy es uno de los lugares que ver en Aranda de Duero.
La reina Juana, esposa de Enrique IV, se convirtió en 1461 en Señora de Aranda. Enrique IV estableció una Corte en Aranda de Duero. El arzobispo Alfonso Carrillo convocó allí un Concilio en el año 1473, celebrado en la Iglesia de San Juan. De ese concilio salió reforzada la posición de Isabel la Católica, quien residió tres meses en el lugar.
Los siglos XV Y XVI fueron los de mayor empeño constructivo y esplendor de la villa. Se configuró su trazado urbano y se erigieron conventos, palacios y casonas. El Plano de Aranda de 1503 es el mapa urbano más antiguo de España. A esto siguió una decadencia prolongada en los siglos XVII y XVIII que la invasión napoleónica agravó.
Aranda se convirtió en morada de Napoleón Bonaparte en 1808, durante su viaje a España. Al estar en la carretera que unía Madrid con Francia, estuvo durante casi toda la guerra ocupada por los franceses. El 16 de junio de 1812 las tropas españolas del general Durán protagonizaron el Asalto de Aranda. En esta tremenda batalla urbana expulsaron a los franceses y se destruyeron importantes monumentos. Sin embargo, los franceses la volvieron a ocupar poco después para perderla a manos de la guerrilla, retomándola varias veces en los siguientes meses. El interés se debía a que la villa les era vital para asegurar la retirada de sus tropas procedentes de Madrid.
Finalmente, el 10 de junio de 1813 las últimas tropas francesas se retiraron. El barrio de Allendeduero fue completamente incendiado en el proceso. Estos hechos son rememorados periódicamente por la población a través de la Asociación Cultural La Francesada. Esta realiza actuaciones en las que sus participantes visten trajes de época.
En 1960 se creó el polígono industrial de Allendeduero. Unido a la cercanía a Madrid y a la conexión con el eje industrial Valladolid–Burgos, determinó el proceso de expansión aún en curso. En las últimas décadas su tradicional producción vinícola ha tenido una extraordinaria expansión. Recomendamos leer la siguiente sección para conocer lo que hay que ver en Aranda de Duero y preparar así la visita.