Hay lugares que reducimos sencillamente a sus enclaves más famosos o a las imágenes que otros han depositado en nuestras mentes. El Quijote, por ejemplo, hizo que La Mancha se identificara con páramos yermos y molinos de viento. Sin embargo, quien realmente mire directamente a los ojos de Albacete, aparte de colores marrones y ocres, …