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El pueblo medieval de Navarra que fue un reino independiente

Artajona

La localidad se encuentra entre los conjuntos medievales mejor conservados de Navarra. En ella se puede respirar el ambiente de un pueblo que llegó a ser reino. Además, sus habitantes tienen la fama de ser muy valientes. Anímate a conocer la historia y los rincones que no te puedes perder en Artajona.

Este municipio cuenta con un rico patrimonio artístico. Además, posee uno de los conjuntos amurallados más emblemáticos de Navarra. El Cerco, el principal atractivo turístico de Artajona, fue construido en el siglo XI. Además, sobresalen la Iglesia de San Saturnino y la Basílica de Nuestra Señora de Jerusalén. Cerca, a tan solo 4 kilómetros, se hallan los Dólmenes del Portillo de Enériz y los de la Mina de Farangortea. Para seguir la escapada, una gran alternativa queda en Olite. Otra opción es dirigirse al norte, hacia Puente de la Reina o Pamplona.

La fascinante historia de Artajona

Dolmen del Portillo de Enériz
Dolmen del Portillo de Enériz. | Shutterstock

Los extraordinarios dólmenes del Portillo de Enériz y la Mina de Farangortea, grandes hitos que hay que ver en Artajona, demuestran que estuvo poblada desde la Edad del Bronce. Estuvo también habitada durante el periodo romano, siendo abandonada después del siglo I d. C.

Sin embargo, la historia del lugar no comenzó propiamente hasta el siglo XI. De hecho, surgió como fruto de peleas entre clérigos. En el 1070, Sancho Garcés IV de Peñalén, monarca de Pamplona, entregó la localidad al noble García Aznárez en pago de sus servicios. A su vez este le cedió la iglesia de Santa María al monasterio de San Juan de la Peña.

Durante 1084, el obispo de Pamplona, el francés Pedro de Rodez, encargó repoblar la zona y construir un templo para los canónicos de Saint Sernin de Toulouse. Para ello cedió al nuevo priorato numerosas tierras y el derecho a cobrar el diezmo. Esto supuso un grave perjuicio para los sacerdotes del vecino templo de Santa María. Dicha situación motivó varios pleitos con los monjes de San Juan de la Peña.

Cuando Artajona se convirtió en reino

Fueron los franceses quienes se impusieron. En 1126 consagraron la iglesia-fortaleza a San Saturnino. Tal construcción vino además a reforzar las imponentes murallas construidas hacia el año 1085, conocidas como ‘El Cerco’. La localidad y su extenso término llegaron a ser un reino durante un breve periodo de tiempo. En 1144, García Ramírez de Pamplona se casó con Doña Urraca la Asturiana, hija ilegítima de Alfonso VII de León. Este le entregó como dote Artajona y sus dominios. Al morir García Ramírez seis años después, fue sucedido en el trono por la viuda y su hermanastro, Sancho III de Castilla.

Conjunto fortificado de Artajona
Conjunto fortificado de Artajona. | Shutterstock

La existencia de un reino ajeno en medio de sus territorios suponía una amenaza para Sancho el Sabio de Navarra. Por ello, atacó Artajona con su ejército en 1156. La guarnición resistió dos años, hasta rendirse por una negociación.

Escenario de batallas épicas

Durante las Guerras de Bandos del siglo XV, los habitantes se adscribieron al partido agramontés, sufriendo tres ataques del conde de Lerín, cabeza de los beamonteses. Finalmente, a principios del siglo XVI, fue entregada a tal familia, cuya lealtad propició que se respetaran las murallas.

En las diversas guerras acaecidas en los siglos XIX y XX Artajona no sufrió daños relevantes. A pesar de ello, los oriundos de la localidad cobrarían fama por el episodio de “Los Cuarenta de Artajona”, el 13 de septiembre de 1936. Antes de producirse el asalto a San Sebastián, el capitán Ignacio Ureta Zabala lideró un grupo de requetés naturales de Artajona. Lograron entrar en la ciudad con solo un herido, que se trabó con la puerta giratoria de la Diputación de Guipúzcoa.

Como dato curioso, en 1976 se rodó en Artajona la película Robin y Marian, con Sean Connery y Audrey Hepburn. Al llegar a la localidad, el encargado de decorados del film afirmó que «no había en España un lugar mejor que este para reflejar el ambiente de la Edad Media».

Qué ver en Artajona, el secreto medieval de Navarra

Vista aérea de Artajona
Vista aérea de Artajona. | Shutterstock

La localidad cuenta con el recinto amurallado mejor conservado de toda Navarra. El perfil de sus murallas y sus torres almenadas es representativo de su rico patrimonio artístico. En todo caso, lo que hay que ver en Artajona en un casco urbano de sabor medieval, con calles empedradas repletas de edificaciones nobiliarias.

Las vías ascienden hasta los límites de su perímetro defensivo, conocido como El Cerco. Se construyó en 1085, aunque el conjunto actual es posterior, de los siglos XIII y XIV. El Cerco acoge la ciudad del siglo XI. Consta de nueve torreones almenados en perfecto estado de conservación. También dos portales de entrada de época medieval. Una leyenda afirma que para su construcción se empleó vino en lugar de agua.

Entre iglesias y torres

La Iglesia de San Saturnino es otro monumento de visita obligatoria en Artajona. Se trata de un edificio erigido en el siglo XIII sobre un templo románico anterior. Se ideó como iglesia-fortaleza, pues en su torre de vigilancia existía incluso una cárcel. Para acceder a las zonas más altas había que traspasar un puente levadizo. Mientra tanto, su fachada occidental es la única que se aleja de esa tipología defensiva. Destaca su arco apuntado y la galería de arquillos ciegos que se disponen a ambos lados. Otrora albergaron imágenes de los apóstoles.

Asimismo, son notables las pinturas murales góticas del interior de la Iglesia de San Saturnino. De carácter arcaizante e inspiración románica-bizantina, fueron realizadas hacia 1300 por el llamado Maestro de Artajona. Cuarenta años después se añadiría un friso dedicado a San Saturnino en el presbiterio. Los murales del Juicio Final y de los Apóstoles, antes en el altar mayor, se conservan ahora en el Museo de Navarra.

Iglesia de San Saturnino
Iglesia de San Saturnino. | Shutterstock

Ya extramuros se encuentra la Iglesia de San Pedro (siglo XIII). Inicialmente gótico, el interior fue reformado en clave neoclásica durante el siglo XIX. Sobresale el retablo mayor, con un gran número de esculturas policromadas. La Basílica de Nuestra Señora de Jerusalén (siglo XVIII) es otro de los grandes lugares que ver en Artajona. Alberga una famosa talla románica de la Virgen de Jerusalén, revestida en cobre esmaltado . Cuenta la leyenda que fue traída hasta el lugar desde Tierra Santa por un cruzado artajonés.

Uno de los más curiosos atractivos de Artajona son sus cuatro campanas, dos de ellas romanas. El espectáculo, limitado a festividades especiales, de verlas tañer asincrónicamente es impresionante. La villa presume de ser el único lugar del mundo en el que las campanas se bandean al revés.

A cuatro kilómetros del casco urbano, se encuentran los Dólmenes del Portillo de Enériz y la Mina de Farangortea. El primer conjunto cuenta con dos partes bien diferenciadas: la cámara funeraria y un corredor. Por su parte, el de la Mina sigue la misma estructura aunque es menor. Ambos sepulcros componen una de las muestras más importantes de la cultura megalítica navarra.

Una vez se ha disfrutado al máximo de Artajona, merece la pena descubrir otros estupendos planes por la Comunidad Foral de Navarra, así como su turismo activo.

Información práctica para visitar Artajona

Coordenadas

42° 35′ 28″N, 1° 45′ 52″ W

Distancias

Pamplona 31 km, Logroño 75 km, Zaragoza 154 km, Madrid 382 km

Altitud

427 m

Habitantes

1772 (2023)

También puedes leer este artículo en inglés y francés.

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