Las nubes siguen presentes en el cielo, pero el único mar que hay ahora es el que forma la naturaleza con sus árboles. La viajera del arte está en un nuevo escenario. Da una vuelta sobre sí misma para reconocer el entorno, hasta que se sorprende: Justo a su espalda ve un caballo galopando y sobre él está montado un niño. Es la escena más extraña que se ha encontrado hasta ahora y se detiene para analizar cada detalle concienzudamente.
Está bastante confusa. Decide no jugar esta vez a las adivinanzas con su compañera la audioguía. Con esa intención, se dispone a mirar a su alrededor para que comience a llegarle toda la información que necesita para dejar de estar perdida. La voz comienza a ejercer su trabajo y, sin hacerse de rogar, le revela el lugar en el que se encuentran.