Melilla, una frontera entre tres mundos lingüísticos

“Ndar ag iɣid”, dicen las primeras palabras de esta extraña frase que encontré escondida en el monasterio de Santa María de Valpuesta, tal como contaba en el primer capítulo de la serie Las lenguas en España: un árbol de muchas ramas. Ahora, ya desde el escritorio de mi casa, comienzo la tarea de desentrañar su significado, empezando por esos tres primeros caracteres. Lo que más me llama la atención de ella es la letra “ɣ”, la única de la frase que no pertenece al alfabeto español.

Este carácter, que recibe el nombre de gamma latina, le corresponde en realidad al alfabeto griego, usado aún en algunos idiomas. Por ejemplo, el alfabeto bereber latino lo adoptó para sí a principios del siglo XX, un alfabeto dado en algunas regiones del norte de África. Es en esta zona del planeta donde se posan mis ojos. Si hay algún pueblo con este tipo de alfabeto que haya tenido contacto con España ese es Marruecos. Después, con la ayuda de otros textos e investigaciones, consigo identificar el idioma en cuestión. Es rifeño o, mejor dicho, como me explicará después un experto en la materia, tamazight.

alfabeto griego

“En Melilla hablamos tamazight”

“Una primera observación importante”, señala el filólogo melillense Abderramán Mohamed: “‘Rifeño’ es un término inadecuado. En Melilla hablamos tamazight, nombre original que poco a poco se va imponiendo al del bereber, con el que se ha conocido hasta ahora a un conjunto de lenguas y hablas autóctonas dispersas por todo el norte de África, de Marruecos hasta Egipto”.

Históricamente, esta región ha estado ligada al pueblo bereber o amazigh. Un pueblo siempre fragmentado, ya fuera debido a la dominación árabe, ya fuera debido a la colonización francesa o española. Esto se ha visto reflejado en sus lenguas y dialectos. “Así, dentro de su unidad lingüística existen diversos dialectos que han dado origen a la formación de la dialectología bereber”, indica Mimut Chaloukh en su artículo El Diccionario Español-Rifeño de Esteban Ibáñez; sus aportaciones a la lexicografía rifeña.

Bandera amazigh

Chaloukh agrega además que “todos estos dialectos y subdialectos bereberes se rigen por unas mismas leyes gramaticales y léxicas, aunque con algunas diferencias que no afectan a la esencia del lenguaje, pues son meramente accidentales, ya que se refieren a la fonética”. Uno de estos dialectos, que comparte muchos rasgos con el resto de las lenguas bereberes, es el rifeño o tarifit. Abderramán Mohamed señala que este dialecto se construye a través del “acento y las variantes léxicas del Rif”. Por otro lado y en contraste, agrega el filólogo, las variaciones que agrupa el habla de Melilla y sus alrededores reciben el nombre de taqar’isht. “Pero en el sentido de variante local de un tronco común que es el tamazight”, añade.

La larga relación entre el tamazight y el español

“Melilla es una frontera entre tres mundos lingüísticos: el castellano, el bereber y el árabe, y cada uno tiene un rol diferente y se crea una situación de ambigüedades muy interesante”, apunta el filólogo. La ciudad autónoma es, de hecho, tan solo una muestra de lo que acontece en todo Marruecos, “un espacio donde las lenguas entran en contacto de forma variada desde tiempos remotos y su situación sociolingüística es, a la vez, muy rica y no menos compleja”, señala Azeddine Ettahri en su artículo El contacto lingüístico hispano-rifeño: sus situaciones, motivaciones y consecuencias.

En lo que se refiere al contacto del rifeño y el castellano, se suele afirmar que esos tiempos remotos se extienden hasta el periodo de la reconquista, una vez el reino nazarí de Granada fue derrotado. “Desde esta fecha, empezaron los traslados y desplazamientos de los habitantes de ambas riberas”, indica Ettahri. Así es como se empezó a escribir la historia del tamazight en Melilla.

A la proximidad geográfica entre ambos estados, hay que añadir otros factores históricos para explicar la relación entre ambas lenguas. Los más importantes, tal como expone el citado documento, son: la instalación de España en Ceuta y Melilla, la implantación del español en Marruecos como lengua oficial durante el Protectorado, la convivencia de los habitantes de ambos países como consecuencia de colonización o de vecindad, las relaciones económicas y comerciales entre españoles y rifeños, y el papel de los medios de comunicación en la difusión del español en la zona del Rif.

calle del ejercito español

El futuro del tamazight

De esta forma, el castellano, desde que llegó a Melilla, ha estado en una situación de superioridad, ya que se imponía su uso por encima del de la lengua autóctona. Todos estos procesos han hecho que el español influya mucho en la población tamazight en Melilla, tomando de él préstamos y adoptándolo, en numerosas ocasiones, como segundo idioma. Así, en la ciudad autónoma el castellano es el idioma oficial, mientras que cada vez menos gente se molesta en aprender el tamazight.

Abderramán Mohammed lo confirma: “El tamazight sí se ha nutrido, y muy ampliamente, al menos aquí en Melilla, del español, no solo en vocabulario, sino que afecta incluso a la sintaxis, y de un modo tan extenso que representa un peligro para la pervivencia del tamazight. Pocos melillenses no hablantes de tamazight están interesados en su aprendizaje”.

Pero ¿ha influido algo el tamazight en el español? “Seguro que mucho menos”, indica Sánchez Suárez en Reflexiones acerca de la enseñanza del español como lengua de segunda adquisición. Sin embargo, por otra parte, asegura que sí que hay alguna expresión o palabra que han adoptado los melillenses de origen español. Pone algunos ejemplos como “safi”, “ualo” o “agach”, que en castellano significan, respectivamente: “terminado”, “nada” y “toma”. “En efecto, si bien es cierto que la influencia de la lengua rifeña en la española es muy poca, no menos cierto es que empieza a haber, máxime en el español hablado en Melilla”, concluye el estudio de Ettahri.

Melilla

Como se ve, y teniendo en cuenta las acepciones de las que se hablaba en el primer episodio de la serie, el tamazight es todavía un idioma vivo que convive con una pequeña parte de la población española. Decíamos también en el capítulo uno que, “debido al fenómeno de la globalización y la migración del campo a la ciudad, habrá un 90 % de las lenguas actuales que desaparecerá en los próximos años”. ¿Será el caso de este dialecto?

Abderramán afirma rotundamente que no, ya que el tamazight “es lengua oficial en Marruecos, donde sí tiene una política activa en su protección y desarrollo, y hay señales de que otros países (por ejemplo, Argelia) seguirán el mismo camino; los movimientos culturales bereberes son cada vez más poderosos e influyentes; varias cadenas de televisión divulgan la modalidad estandarizada del tamazight…”, indica el lingüista. “Todo esto garantiza su futuro y una proyección amplia”, añade.

Ndar ag iɣid

“Ndar ag iɣid”, dicen las primeras palabras de esta extraña frase escondida en el monasterio de Santa María de Valpuesta. Ahora sé un poco más de ella. Es tamazight, una lengua que sigue viva, que pertenece al pueblo amazigh, que se habla en Melilla y que se relaciona con el español desde tiempos casi inmemoriales. Ahora, por fin, ya sé lo que significan esas tres primeras palabras: “Enterrar con ceniza”. Pero ¿el qué? Habrá que esperar a descifrar el resto del mensaje…